Revista Salud y Bienestar

Consejos veraniegos para pacientes con enfermedades inflamatorias intestinales

Por Javier Rojo @blogtueii

Estimados amigos de TUEII

Debido a las fechas en las que estamos, en los primeros días estivales, os vamos a facilitar unas recomendaciones para afrontar lo mejor posible estos días de calor que se acercan, junto a los posibles viajes, sean a los lugares de origen, o a conocer mundo, para afrontar lo mejor posible y con mínimas problemáticas ante la EII, que nunca se toma vacaciones.

Uno: Viajamos dentro de España, misma comunidad autónoma o diferente comunidad autónoma.

Siempre llevar una carpeta con la documentación/resúmenes de de la enfermedad, o al menos del último ingreso (si lo hubo), un listado de los fármacos puestos al día por el médico de cabecera o digestivista, y los últimos cambios (si estos son recientes, de menos de tres meses).

Si vamos a estar durante un tiempo relativamente prolongado, digamos dos semanas o más, hacer una tarjeta de desplazamiento con el médico de cabecera de donde se vaya a estar más tiempo, y si se va ha hacer ruta sin estancia prefijada, pues la carpeta con toda la información es suficiente si ocurre algún problema.

Dos: extranjero pero dentro de Europa , de la comunidad económica europea.

Muy alta recomendación la tarjeta sanitaria europea, ( http://www.seg-social.es/Internet_1/Trabajadores/PrestacionesPension10935/Asistenciasanitaria/DesplazamientosporE11566/TSE2/index.htm ) , junto con la carpeta de documentación de la enfermedad, traducida a, al menos, inglés,  y si fuera posible, francés, para facilitar comprensión inmediata por cualquier médico por toda Europa.

Tres: cualquier otro sitio fuera de area Europa

Contratad un seguro de viaje, dejando bien claro que se padece esta enfermedad. Sí, eleva el precio del seguro, pero, en caso de tener un brote y requerir un ingreso, solicitará la aseguradora conocer los antecedentes previos, y al conocer que eras portador de la enfermedad, no cubrirá gasto alguno del coste del ingreso, y las atenciones médicas privadas son realmente caras.

Ahora, expongamos cómo cuidar los tratamientos:

No se nos olvide que nuestro país es caluroso, y que aunque en casa habitualmente tengamos las pastillas en un lugar “fresco y seco y no expuestas a irradiación solar”, en el momento que nos salimos de casa, todo cambia, y lo mismo las dejamos junto a una ventana y se nos pueden abrasar y pierden eficacia con una solana de siesta. Procuremos, vayamos donde vayamos, en el lugar más fresco de la casa, e incluso, bajo una cama o en una bodega o similar. Y si tememos olvidarnos de tomarlas, alarmas en los móviles para recordarnos los horarios de cada toma. Y los biológicos, aún con más mimo, de la nevera portátil al frigorífico. Y si vamos de visita y nos toca pincharnos esos días, sin apuro alguno, a la nevera de la visita, y se le explica que es como una insulina, como una heparina.  Y jamás olvidar el pasaporte de los biológicos.

 Cómo cuidarnos con las comidas del verano.

En verano, el sopor, todo cambia. La dieta también. Comidas más rápidas, más riesgo de ser indigestas por el cambio radical que realizamos. Mayores desequilibrios de lo que inicialmente consideramos sano. Mayores riesgos de toxoinfecciones de origen alimentario.

En las EII hemos de procurar comer de la manera más equilibrada posible, ya que de base padecemos mala absorción. En verano existe la tendencia de comer más cantidades de un solo producto, de único plato en cada comida, en vez de más pequeñas porciones de diferentes alimentos, el hecho primero nos facilitará peores digestiones, más alteraciones del tránsito, más gases, más dolores abdominales.

También, por este desequilibrio, podemos padecer francas pérdidas de peso, o aumentos de peso, o incluso grandes variaciones metabólicas (colesterol, hierro…), por lo cual insistimos en procurar mantener una dieta de mucho menores porciones y muy variada.

Junto a esto, recordar la hidratación, aún más importante que en invierno, para prevenir oclusiones y prevenir problemas renales.

Cómo lavar la verdura en verano: es típico, en el pueblo de nuestros padres, que nos regalen verdura, de campo, “sin pesticidas ni nada”, pero aun así esta verdura puede entrañarnos riesgos, ya que son hojas crudas, tierra, estiércol, sí que le echan productos químicos, hay bichos, y existe la curiosa costumbre en el campo de comerse cosecha directamente de la tierra sin lavados previos, o con muy pobres lavados “como antaño”.  Considero que nos hacemos flaco favor no teniendo sumo cuidado con el lavado de la verdura. Aquí os dejo unos apuntes interesantes:

Desinfectar las frutas y verduras no te llevará mucho tiempo y puedes hacerlo con productos que se encuentran en tu hogar.

Primero debes lavarlas bien, no importa que estas tengan cáscara, deben permanecer dos minutos debajo del agua del grifo, puedes ayudarte con un cepillo si estas se encuentran muy sucias.

Es recomendable que no retires los tallos o cabos de las frutas antes de lavarlas y a las verduras con hojas debes lavarla una por una.

Después de lavarlas, continuaremos desinfectándolas dejándolas en remojo durante 10 minutos, puedes optar por hacerlo con: bicarbonato de sodio. Diluye una cucharada sopera de bicarbonato de sodio en un litro de agua; es un desinfectante natural muy popular y capaz de eliminar todas las bacterias.

Lejía sin detergente: Diluye solo 5 gotas de este producto en un litro de agua.

Vinagre: Diluye 1 vaso de vinagre en un litro de agua. Ninguna bacteria o parásito puede resistir El vinagre, este los elimina a todos.

Ahora solo debes volver a lavar las frutas o verduras con agua fría hasta quitar el desinfectante de ellas.

( http://comida.uncomo.com/articulo/como-desinfectar-las-frutas-y-las-verduras-antes-de-consumirlas-19154.html )

También en verano, sumo cuidado con las fuentes donde no esté claro que sean de agua potable, ya que con la época seca, pueden acumular bacterias/sustancias perjudiciales, y ser dañinas. Una garrafa de cinco litros de agua mineral a mano, siempre será una buena ayuda para la sed o frutas frescas con alto contenido en agua, como la sandía y el melón.

El sol:

Nuestro motor del horno que nos caldea durante un par de meses o dos el país, que puede llegar a ser tan beneficioso para nuestros huesos tan osteoporoticos, a veces puede llegar a ser el veneno que nos ampolla la piel.

La medicación que tomamos, toda, nos impregna de arriba abajo, no nos podemos olvidar, que aunque sean corticoides de acción local, siempre algo, ínfima acción general tendrán. Y aparte, que el sol está virulento como él solo. Por lo cual, recomendación: baños de sol evitando las horas centrales y las cercanas a las centrales del día (casi que evitar que nos dé el sol, sólo el amanecer hasta once de la mañana y  desde las siete hasta el ocaso), protector solar de 50+ para arriba y repetidas veces, y aun así, cubiertos con telas claras y gorras y gafas de sol de calidad.  Son las recomendaciones generales de dermatología para cualquier persona, sea del fototipo que sea su piel e independientemente del tratamiento farmacológico que tome o aunque no tome nada.

Ejercicio:

El verano no es motivo ni para intentar convertirse en campeón olímpico repentinamente, ni para abandonarse de un día para otro en el ejercicio físico habitual. Si no es posible realizar el deporte que habitualmente hacemos durante el periodo no estival, podemos cambiarlo por otro, siempre adaptado a nuestras necesidades, y que nos sintamos realmente motivados para realizarlo. O puede ser el momento para comenzar a realizar algún ejercicio suave por quién no hubiera hecho ejercicio durante largos periodos de tiempo, como por ejemplo, el simple hecho de caminatas a marcha moderada, bicicleta suave, bailar.

Laura Marín Sánchez.


Volver a la Portada de Logo Paperblog