Revista Filosofía

Consideraciones gauchas

Por Zegmed

Consideraciones gauchas

Volví el martes por la noche de la Argentina. Estuve allí por una semana con una agenda doble: por un lado, asistir en calidad de ponente a las Jornadas de filosofía de la Universidad de La Plata; por el otro, visitar a mi buen amigo Eduardo y reencontrarme con la bella ciudad de Buenos Aires. Quería compartir con ustedes algunas de mis impresiones de viajero a partir de algunas situaciones puntuales que encontré de mucho interés.

1.Las Jornadas de La Plata:

Una profesora que conocí en Texas, en un congreso sobre el pragmatismo y su relación con el pensamiento latinoamericano, tuvo la gentileza de invitarme a participar en estas jornadas. Se trata de una tradición que ya tiene varios años en la Universidad Nacional de La Plata y que reune en un solo contexto a profesores y estudiantes de esta universidad, algunos docentes y estudiantes del resto de la Argentina y, en menor medida, a ponentes extranjeros, como en mi casa. Una de las primeras cosas que noté con gusto y desde el inicio fue el alto nivel de organización del área de filosofía. No solo se trata de un cuerpo docente bastante más amplio que el de la PUCP –universidad en la que estudié el pregrado y el posgrado–, sino que, además, se encuentra ogánicamente articulado en muy diversos proyectos de investigación que atraviesan a todo el departamento, i. e., a profesores y alumnos. Esta es una situación anómala para el Perú, en donde las universidades nacionales brillan por el caos y en donde las particulares que investigan –como la PUCP– lo hacen de modo bastante más incipiente, al menos en lo que a filosofía se refiere. Mi sorpresa fue, por ende, doble: me encontré con mucha investigación de buena calidad y en una universidad nacional. Aunque, en honor a la verdad, se me indicó que La Plata es una universidad peculiar, ya que la UBA, por ejemplo, sí cae en el rubro de las universidades algo caóticas.

Otro asunto que merece mención, y que tiene relación con lo dicho, es la cantidad de dinero que se invierte en la investigación. Se concursa con proyectos que, de ganar, le permiten a los profesores suficiente holgura como para no requerir de demasiadas horas de dictado para sobrevivir. La investigación es valorada y económicamente promovida. A esto se une la cantidad de becas doctorales que la universidad ofrece de modo gratuito a sus estudiantes. Evidentemente, se trata de una universidad pública y no tiene por qué comparársela con una universidad privada…pero deja cosas para pensar.

2. La Feria del Libro de Buenos Aires 

Tuve la oportunidad de visitar la Feria dos días seguidos en compañía de Eduardo, otro sujeto con problemas de compralibros, como yo. La verdad es que la Feria de Bs As es una cosa monumental. No sólo es enorme en términos especiales –calculo que el triple que la de Lima–, sino que su variedad editorial es impresionante. Tuvimos la triste experiencia, además, de ver cómo pensadores peruanos tanto de la filosofía como de las ciencias sociales eran notoriamente más estudiados fuera de nuestras fronteras, situación que me hizo pensar cuánto trabajo pendiente tenemos en relación a nuestra tradición nacional.

3. El transporte público y la inflación

Finalmente, de modo breve y con el ánimo de concluir, hay dos cosas más que me parecen diganas de resaltar. Por un lado, lo eficiente del transporte público. Comparado con el peruano, nuestros vecinos del sur nos llevan ventajas astronómicas. La primera vez que estuve en Bs As no usé el sistema de buses y solo subí al subte una vez; esta vez, en cambio, sí pude experimentar la calidad del servicio que, como una ciudad desarrollado, lo invita a uno a dejar de usar los vehículos privados. Obviamente no es algo perfecto, pero supera de lejos los estándares peruanos.

Lo único que sí me parece terrible es el nivel de inflación que se maneja en ese país. Los precios, en algunos casos, son ridículamente altos. La falta de confianza en el sistema financiero, además, hace que situaciones de corte gansteril como esas de andar con maletines llenos de billetes sean una cosa común en la Argentina: nadie confía en el sistema y eso hace que prácticamente toda transacción se haga en efectivo. Precios muy altos y severos problemas financieros son la otra cara de un país que, como me decían mis amigos argentinos, funciona aunque no se entiende muy bien cómo.

Bueno, solo quería escribir unas líneas a modo de bitácora de viajero y de reencuentro con el blog, que he tenido algo olvidado por varias semanas. Pronto empezaré a trabajar de modo más activo por aquí. Saludos hasta entonces.

*Imagen tomada de http://magnoverso.blogspot.com/2009/07/mafalda.html


Volver a la Portada de Logo Paperblog