Revista Cultura y Ocio

Consummatum est, de César Pérez Gellida

Publicado el 28 diciembre 2014 por Goizeder Lamariano Martín
Consummatum est, de César Pérez Gellida Título: Consummatum est Autor: César Pérez Gellida Editorial: Suma de letras Año de publicación: 2014 Páginas: 677 ISBN: 9788483656402

Por fin puedo traeros mi pequeña aportación a la lectura conjunta que mi amiga Inés, del blog En busca de Mr. Darcy y yo organizamos entre el 1 y el 15 de diciembre de la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne, del escritor vallisoletano César Pérez Gellida. Como muchos recordaréis el primer libro de la trilogía, Memento mori, me entusiasmó cuando lo leí el pasado mes de agosto. Sin embargo, la segunda parte, Dies irae, me decepcionó bastante cuando me dispuse a devorarlo un mes después, en septiembre, y me llevé un chasco considerable. 

Casi todo el mundo me decía que le diese una oportunidad y leyese el tercer y último libro, que la historia iba de menos a más, que merecía la pena... Y claro, les hice caso, pero no por seguir sus consejos, si no porque, con el final de Dies irae, ¡a ver quién es capaz de resistirse a saber cómo sigue la historia! Yo, desde luego, no.


Y menos mal. Porque sin duda Consummatum est es el mejor de los tres. Lo he disfrutado muchísimo, de principio a fin. Es totalmente adictivo, nos atrapa y engancha sin que podamos dejar de leerlo y el interés y la tensión no decaen en ningún momento. El autor no nos da tregua. De la misma forma que Augusto Ledesma no se la da a Ramiro Sancho.

Porque, cómo no podía ser de otra forma, en este tercer libro volvemos a reencontrarnos con unos personajes que ya son viejos amigos, que ya forman parte de nuestra familia y a los que echábamos de menos. Y es una delicia saber qué ha sido de ellos y cómo les trata ahora la vida.

La historia transcurre entre el 18 de julio de 2011 y el 12 de enero de 2012. Medio año. Seis meses. Un periodo que nos puede parecer corto o largo, según sea la situación que nos toca vivir. Para Ramiro Sancho se hace eterno, tedioso. El tiempo pasa muy lento entre el sufrimiento, el dolor, la ira, el odio, la rabia, la tristeza, la impotencia y la sed de venganza. Una sed de venganza que comparte con Augusto Ledesma, para quien los días pasan demasiado deprisa. Sabe que el tiempo corre en su contra, que le pisan los talones y que se tiene que dar prisa si quiere finalizar su gran obra. Una obra llena de versos, canciones y trocitos de carne que está repartiendo por toda Europa en un brutal, macabro y sanguinario tour por varias ciudades del continente: Valladolid, Castrillo de la Guareña, Trieste, Belgrado, Grindavik, Praga, Zagreb, Bratislava, Budapest, Gdansk, Leipzig, Múnich... Treinta y dos muertos entre los tres libros. Cinco en Memento mori, otros cinco en Dies irae, y en Consummatum est la cifra aumenta hasta los veintidós asesinatos. Y con ellos crece también nuestro interés, la tensión, la incertidumbre, la adicción y las ganas de saber cómo sigue la historia y, sobre todo, cómo acabará. Augusto Ledesma se ha convertido en un auténtico asesino en serie que pone en jaque a la mismísima Interpol. El jefe de la Unidad de Búsqueda Internacional de Prófugos, Robert J. Michelson, lidera un grupo cuyo único objetivo es darle caza. En él están viejos conocidos: Ramiro Sancho, Gracia Galo y Erika Lopategui, pero también un nuevo fichaje: Ólafur Olafsson, el comisario de la Brigada de Homicidios de Reykjavik, un hombre solitario, atormentado, que, aun así, desde el principio me cayó fenomenal, me ha resultado entrañable y le he cogido muchísimo cariño. Junto a los asesinatos, el ritmo, los escenarios y los personajes si hay algo que destaca en esta última entrega de la trilogía es lo bien que encajan todas las piezas de un complejo y amplísimo rompecabezas que el autor ha ido componiendo de forma magistral. Eso es por ejemplo lo que ocurre con la parte de la historia que transcurre durante la guerra de los Balcanes. Si en Dies irae me chirrió mucho, ahora en Consummatum est he comprendido que en la mente de César Pérez Gellida nada es casual ni superficial, todo tiene un porqué, todo tiene lógica y todo encaja. Un lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar. Lo mismo le ocurre a Augusto Ledesma. Un personaje que lejos de ser el típico antagonista, el malo de la película, al que debemos despreciar, odiar con todas nuestras fuerzas y desear el peor de los finales, logramos meternos tanto en su mente que, al menos en mi caso, hasta he terminado cogiéndole cariño y sintiendo lástima por él. Desde la primera se ve que estas tres obras no son novelas negras al uso, normales y corrientes. Son distintas, originales. Y uno de sus grandes aciertos es sin duda saber desde el principio quién es el asesino y llegar a conocerlo tan bien, sabiendo en todo momento no solo lo que hace, dónde está o lo que planea sino, sobre todo, lo que piensa. Otro de los logros del estilo del autor que ya me fascinó en el primer libro y que he vuelto a disfrutar muchísimo en este tercero son las descripciones cinematográficas, que hacen que más que leer las escenas las veamos e incluso las vivamos, logrando así momentos inolvidables que se nos graban para siempre. Y Consummatum est está plagado de escenas así. El enfrentamiento junto al campo de rugby, la cena en El Bulli, el hospital... Y, cómo no, la persecución y el interrogatorio. Un enfrentamiento verbal entre Ramiro Sancho y Augusto Ledesma que nos corta la respiración. Y el final, madre mía qué final. Por supuesto no voy a desvelaros nada, ya he hablado demasiado de la trama de esta tercera entrega para aquellos que aún no habéis leído alguna de las dos anteriores, solo deciros que es el mejor final. El más coherente, el más lógico, pero no por ello es previsible. Todo lo contrario. Un final a la altura del resto de esta novela y de toda la trilogía. Un auténtico broche de oro. Un final magistral que, por supuesto, nos deja muy buen sabor de boca, nos sacia, nos deja más que satisfechos y, al mismo tiempo, con ganas de más, de mucho más. Así es Consummatum est. Pero, por suerte para nosotros, no todo se acabó. La editorial Suma de letras acaba de publicar en formato digital la recopilación de los tres spin-off de la trilogía. Yo ya he leído el primero, Mutatis mutandi, protagonizado por Armando Lopategui, Carapocha. Y no creo que tarde mucho en leer los otros dos: Sapere aude, protagonizado por mi querido Ólafur Olafsson, e Indivisa manent, protagonizado por el gran Augusto Ledesma. Espero poder hablaros de estos spin-off muy pronto.  Mientras, iré compartiendo aquí las reseñas de los demás participantes en la lectura conjunta.  Reseñas participantes lectura conjunta:  Consummatum est en En busca de Mr. Darcy Memento mori en El fogón.  Y para que sigáis disfrutando del universo de Versos, canciones y trocitos de carne os dejo un fantástico vídeo de mi adorada Erika Lopategui.                     
Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí

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