Revista Cultura y Ocio

Contra la Iglesia pederasta

Publicado el 22 agosto 2019 por María Bertoni
Contra la Iglesia pederastaLa nueva película de Ozon ganó el Oso de Plata en la 69ª Berlinale. El desembarco en salas porteñas está previsto para el jueves 29 de agosto.

Gracias a Dios se titula la nueva película de François Ozon, que en Buenos Aires se estrenará rebautizada, Por gracia de Dios. La traducción comercial anula la referencia a la frase tan fallida como reveladora que el arzobispo de Lyon pronuncia en una conferencia de prensa para aplacar el escándalo en torno a un viejo sacerdote acusado de abuso sexual contra feligreses niños: “Gracias a Dios esos hechos han prescripto”.

Por si cupiera alguna duda sobre la importancia que le asigna a ese furcio, el director parisino le dedica una secuencia que también incluye la reacción indignada de un periodista y el pedido de excusas que la autoridad clerical farfulla sin éxito. A través de esta anécdota, Ozon explicita su crítica contra una Iglesia concentrada, no en expulsar a sus miembros pederastas, sino en evitar el bochorno mediático y la intervención judicial.

El autor de Gotas que caen sobre rocas calientes, 8 mujeres, La piscina, Vida en pareja, Tiempo de vivir, Mujeres al poder, Joven y bella, El amante doble se desvía de una trayectoria consagrada a la ficción pura para experimentar con la ficción “basada en hechos reales”. Dicho esto, se propone algo mucho más complejo que recrear los entretelones del Affaire Preynat y del movimiento La Palabra Liberada: describir el daño persistente que provoca en varones púberes el abuso sexual cometido en el seno de una institución milenaria que se declara por encima de la Ley (del Hombre).

Melvil Poupaud, Swann Arlaud y Denis Ménochet se lucen a la hora de encarnar a tres víctimas del ahora septuagenario sacerdote Bernard Preynat. Conmueven especialmente las escenas donde los dos primeros actores asumen una postura corporal infantil, de vulnerabilidad total, cuando sus Alexandre y Emmanuel se reencuentran con el abusador interpretado por el muy versátil Bernard Verley (que, dato curioso, cincuenta años atrás hizo de Cristo en La vía láctea de Luis Buñuel).

La casi irreconocible Josiane Balasko acompaña con el talento de siempre, en esta ocasión en tanto madre del personaje a cargo de Arlaud. Dicho sea de paso, a Ozon también le importa describir las secuelas que la violencia sexual deja en los familiares –sobre todo en los progenitores– de los chicos sometidos.

La comparación con Spotlight resulta inevitable. El director parisino y Tom McCarthy comparten la intención de denuncia por un lado y, por otro lado, de reivindicación de individuos anónimos que convierten su lucha solitaria en palanca de un cimbronazo colectivo contra el statu quo eclesiástico. Asimismo coinciden en apostar a la ficción “basada en hechos reales” y en filmar con minuciosidad un pasado ya documentado.


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