Revista Comunicación

Control, información e igualdad de oportunidades

Publicado el 09 abril 2017 por Jose Salgado @exelisis

Control, todos queremos cierto tipo de control y seguridad en nuestras vidas: una pareja que nos quiera, un sueldo a fin de mes, y tantas y tantas variables que necesitamos que sean estables de forma constante y poder verificarlas en cualquier momento para sentirnos tranquilos y felices.

Basamos nuestra vida en el supuesto de que hay hechos que podemos dar por seguros y tomamos decisiones en base a ello. La incertidumbre funciona muy mal en nuestro sistema nervioso y en como procesamos la realidad y aunque algunos disfrutan y se desenvuelven bien en estos entornos de lógica difusa, todos sin excepción hacemos nuestras apuestas en función de las probabilidades.

Si hablamos de la bolsa es el ejemplo más claro, a mayor seguridad menor rentabilidad. Es en el riesgo dónde se encuentra el beneficio y nadie te da un veinte por ciento si el resultado es seguro por la sencilla razón de que el el coste de financiarse es reducido si el resultado está asegurado. Ahora bien, no todos tenemos la misma información a la hora de resolver disyuntivas y es este pequeño detalle dónde se edifican fortunas.

Por ejemplo, si se que la empresa X va a ser comprada por una multinacional de renombrada solvencia puedo comprar acciones, una vez se anuncia la venta o la fusión, lo más normal es que suban las acciones y es en este momento dónde vendo mi paquete y saco un beneficio sin riesgo. Es más, dicen las malas lenguas que hay personas que piden préstamos cuando se enteran de este tipo de operaciones, por lo que no es extraño detectar pequeñas subidas en las cotizaciones de empresas días antes de que se anuncie un cambio significativo, es uno de los parámetros más sencillos para detectar que hay fuga de información y que esta, en vez de fugarse como mandarían los cánones del proscrito, ha ido a caer en manos de personas que la utilizan para su provecho.

Esta realidad ocurre más de lo que nos pensamos porque al final todos somos amigos de alguien que conoce a alguien, y cuando estás a cierto nivel, las conversaciones informales siempre llevan una pequeña carga de información extra que la mayoría de mortales no tenemos. Dicen que uno de los motivos que la gente quiere ser presidente de un club de fútbol es por esta información que se desparrama por los palcos y que bien utilizada te hace un poco más rico. Cierto es que esto es delito, o al menos eso creo, pero también es verdad que cuando entras en este pequeño círculo cerrado nadie delata a nadie porque es un ejemplo claro del dilema del prisionero en el cual todos aceptan que cerrar la boca es lo más beneficioso para todos.

Si miramos las noticias nos encontraremos con personajes que los ha pillado in fraganti o con un retraso de diez años, con prácticas más que discutibles por no decir totalmente ilegales, que amenazan con tirar de la manta si salen procesados. El resultado no deja de ser como mínimo interesante ya que la mayoría de ellos salen indemnes por defecto de forma o con penas que ya firmábamos todos a cambio de embolsarnos todo lo que se han llevado estos perlas. Si uno fuera de mal pensar podría pensar que con tal de salvar el tinglado montado algunas personas presionan, vuelven a presionar y sobornan para conseguir que todo siga como estaba, que básicamente significa que puedan seguir haciéndose de oro.

Llegado a este punto vemos que las personas que no quieren arriesgar por este mismo motivo ya pierden. Sólo hay que fijarse en la inflación, algo que de lo que no somos conscientes, pero que implica que cada año somos un poco más pobres y como no queremos entrar en este mundo de riesgo, hace que al cabo de un largo periodo de tiempo hayamos pasado de ser pobres ha ser paupérrimos. Hacemos lo mismo, trabajamos más, pero gracias a este factor cada vez tenemos menos capacidad adquisitiva.

Luego podemos mirar a los que si quieren arriesgar pero pierden. En este país la cultura de las segundas oportunidades no es que esté muy implantada y si te lanzas a un proyecto preparate a pagar las deudas con tus ingresos pasados, presentes y futuros, no se que se te vuelva a llenar la cabeza con ideas extravagantes y lo intentes. Además, con este correctivo, te aseguras que infundes el miedo a todo el que te conozca y te señale con el dedo como si fueras un leproso o un Dédalo, claro que no se yo si sabrán lo quién es Dédalo. Esta sociedad se ha caracterizado demasiado por dejar quebrar al que pierde, lo cual me parece perfecto -otro tema es que esté pagando toda su vida- pero por un misterioso truco de magia hay ciertos colectivos que a la más mínima señal de problemas el papa estado, que no dejamos de ser todos nosotros, acuden a su rescate tirando millones y más millones de dinero público en empresas privadas para que sigan siendo privadas y que el estado asuma en su contabilidad unas pérdidas que eran son suyas.

Por último tenemos los que lo intentan y lo consiguen. Estos son una rara avis y no tenemos muchos pero me apostaría un pinrel a que será aceptado rápidamente en los círculos de poder ya que como cada cierto tiempo pierden a alguno debido a que los detienen es bueno renovar el personal. Lo que no se yo si los nuevos traen una nueva moral o siguen cargando con esa ética relativa, laxa y flexible que muchos han demostrado durante generaciones y que les ha mantenido siempre al lado del poder, ya sea república, dictador o democracia.


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