Revista Solidaridad

Coplas a la muerte de un sistema

Por Pcelimendiz

Hace unos meses declaré la muerte del Trabajo Social, en una entrada que generó alguna polémica, pero con la que sólo pretendía reflexionar sobre algunas de nuestras prácticas...  Hoy escribo para certificar la defunción del Sistema Público de Servicios Sociales. Descanse en paz.


Coplas a la muerte de un sistema

"La muerte de Santa Inés" Julio Romero de Torres (Wikimedia Commons)


Han sido años de recortes en el Plan Concertado, de ninguneo e invisibilización calculadas, de políticas para convertirnos en  un sistema residual encargado de parchear las deficiencias del resto de sistemas, de sobrecarga y reducción de funciones para dedicarnos sólo a pagar las facturas de los pobres mediante unas prácticas benefico-asistenciales que solo sirven para realizar una exigua, indigna e ineficaz transferencia de renta...
Y ya no ha podido resistir más.  Su debilidad intrínseca (asentado en una desvencijada, descoordinada y maltratada administración local) le ha impedido sobreponerse a tantos ataques. Murió. Fin. Sin vuelta atrás.
No voy ahora a desgranar responsabilidades. Lo dejo tal vez para otra ocasión. Tan sólo pretendo con esta entrada desvelar esta muerte y aportar pruebas de la misma, porque cuando muere alguien tan pequeño y deteriorado como era ese sistema, suele pasar desapercibido y hay gente que todavía puede pensar que sigue vivo cuando no es así.
Si lo estuviera, hubiera reaccionado contra la última cuchillada que el Gobierno de la Nación le ha asestado con la aprobación definitiva del Decreto que ha perpetrado  para regular el llamado Bono Social Eléctrico.
 
La Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Servicios Sociales (AEDGSS) (una de las pocas entidades, sino la única, que ha intentado hasta el final defender el sistema para que no muriese) lleva tiempo alertándonos sobre las consecuencias que esta aprobación iba a tener.
Ya hablamos de ello hace unos meses, así que no me reiteraré. Os remito a la entrada en la que lo hice o a la última de la compañera Belén, en la que también habla de ello.
Ni los políticos que gestionan  el sistema ni los técnicos que trabajamos en él han levantado su voz contra este ataque sin precedentes, probablemente porque a muchos de ellos este tipo de política social les parezca la más adecuada. Otros muchos, tal vez porque ya no tengan fuerzas para oponerse.
En cualquier caso, la consecuencia es la misma: tanto unos como otros estamos gestionando y trabajando en un cadáver putrefacto. Abono de políticas sociales tan putrefactas como él mismo.
Y que esta Copla II, de Jorge Manrique, le sirva de homenaje:
Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera
más que duró lo que vio,
pues que todo ha de pasar
por tal manera.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista