Revista Cultura y Ocio

Corrupción policial. Don Winslow

Publicado el 11 septiembre 2017 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
Los policías sienten que su misión es ineficaz y hasta inútil

Corrupción policial. Don Winslow

La violencia más desatada, insensata y ciega

Denny Malone es sargento del Departamento de Policía de Nueva York en Harlem, pero no es un poli cualquiera. Es miembro de la Unidad Especial de Manhattan Norte: los más duros entre los duros, los que están siempre en primera línea, los que asaltan nidos de forajidos y reductos de narcotraficantes. Los que, para defender la ley y el orden en la Gran manzana, van muy al límite en el respeto de los mismos, cuando no directamente los transgreden... eso sí, siempre con el objetivo de servir y proteger a los honrados ciudadanos de la gran metrópoli.
Y Malone no es un miembro más de esta unidad tan especial. Es uno de sus líderes, uno de sus capos. Alguien que es reconocido y temido, tanto por sus superiores, por los políticos, como por los más variados delincuentes, desde el camello más tirado de la calle hasta los jefes mafiosos que, tras las bambalinas, mueven los hilos del crimen.
Malone y su grupo han de enfrentarse continuamente a la violencia más desatada, insensata y ciega que se pueda imaginar. La muerte les ronda continuamente, pues la violencia en Nueva York es brutal, y los enfrentamientos con los diversos delincuentes suelen derivar en durísimas refriegas, donde los policías no siempre suelen ser el bando mejor armado de la contienda.
agencias policiales, fiscalías, cargos políticos...
Por otra parte, estos policías han de transitar por el lado más oscuro y degradado de la comunidad, aquel donde las experiencias de iniquidad, desidia y brutalidad parecen no tener fin; de manera que, en muchas ocasiones, esos hombres, los policías, sienten que su misión es ineficaz y hasta inútil. 
Y para que nada falte, este sin par grupo de policías ha de arrostrar las dificultades que les provoca el encontrarse en medio de la polémica social suscitada por la brutalidad policial sobre los negros, comunidad con la que tienen que relacionarse en su labor cotidiana, y agravada por el caso de Michael Bennett, que no deja de ser uno más de una larga historia de negros muertos a manos de la policía.
Como no podía faltar en una novela policial norteamericana que se pretenda verista, el autor nos muestra un buen número de situaciones en las que se ven con claridad los enfrentamientos entre las muy diversas agencias policiales, las diversas fiscalías y los cargos políticos; y lo hace con tal realismo que uno se pregunta si el bienestar de los ciudadanos realmente le importa a alguno de estos presuntos defensores de la ley y el orden...
El hilo conductor de la novela se sitúa en las peripecias por las que va pasando el sargento Malone que, a partir de la muerte de su compañero Billy O’Neill, ve como todo su mundo profesional empieza a tambalearse, pues se verá metido en muy complejos conflictos que le obligarán a tener que plantearse la posibilidad de saltarse algunos de sus más sagrados principios; eso sí, dentro de su muy peculiar escala de valores, tanto personales como profesionales.
Y mientras acompañamos a este sufrido paladín de las fuerzas del orden policial, Winslow nos regala con un minucioso y espeluznante recorrido descriptivo de la situación criminal y social en Nueva York: los nuevos clanes, los orígenes étnicos de los mismos, las principales drogas que circulan fundamentalmente y los nuevos hábitos de consumo de las mismas. 
De paso, nos relata espeluznantes historias de violencia y crimen cotidianos, que tienen el amargo sabor de lo real. En eso nos recuerda a novelas recientes como Los impunes, de Richard Price, que junto con apasionantes historias de ficción nos enfrentan con realidades que nos hacen replantearnos la capacidad del ser humano de degradación y violencia. Y además nos hace correr un helado escalofrío con la constatación del poder de los narcotraficantes y de las bandas en la vida cotidiana, y de lo muy difícil que parece su erradicación o la mera atenuación de su poder.
Con estos elegidos y poderosos ingredientes, el autor nos ofrece una historia vibrante, lúcida, que toca desde la descripción más despiadada de la criminalidad gansteril y policial hasta dramáticos conflictos personales, en los que acompañaremos a nuestro héroe en su inevitable caída a los infiernos.
Podemos hablar de este libro como una novela policial, pero más bien nos recuerda a algunas series televisivas como The Shield (no confundir con la serie de animación Shield basada en el universo Marvel) o Braco, en las que se nos muestra a policías que, de tanto luchar contra el lado oscuro de la sociedad, se ven muy influenciados por el mismo. Pero además Winslow le añade una apasionante historia personal, en la que se nos hace espectadores de un desgarrador conflicto humano, en el que un hombre que cree hacer lo justo, se ve acosado por todos lados. 
El autor se mantiene en la descripción del mundo criminal alrededor del tráfico de drogas, que ha aparecido en buen número de sus libros, especialmente en sus quizá más poderosas novelas, El poder del perro o El cártel; eso sí, en esta ocasión cambia de escenario, pues pasa de la costa oeste de los EE.UU. y Méjico, a la ciudad de Nueva York, que sólo ha aparecido en alguna de las novelas de la serie de Neal Carey.
Si les gustan las historias policiales intensas, violentas, que cuentan buenas historias de personas y de paso nos dan una vuelta por algunos de los lugares más duros de nuestra realidad, no lo duden, láncense a la lectura de una novela tan apasionante como ésta.
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José María Sánchez Pardo
Corrupción policial. Don Winslow


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