Revista Sociedad

Corruptelas

Publicado el 04 abril 2017 por Salva Colecha @salcofa

Ahora que parece que ya le hayan dicho por Génova al presidente de Murcia que la fiesta ya ha acabado y que ya ha hecho bastante el indio, que ya le vale y se ha de marchar a su casa no vaya a ser que salga adelante una moción de censura en la que ni los censores se aclaran entre ellos, se me ha ocurrido pensar lo difícil que es saber cuanta corrupción sufrimos realmente en este país. Quizá por ello nos contentamos Corruptelasen decir que muchísima y pensar que si a pesar de tener tanto saqueador profesional todavía tenemos luz en las calles, si nadie tocase nada empedraríamos las calzadas en oro de 18 quilates. Resulta muy difícil aclararse porque los datos están dispersos y distribuidos en pequeñas corruptelas  por aquí y por allá (igual por obra de la misma mano larga). Sabemos que “corruptelas habemus” ¿pero cuanta? Misterio. Quizá debiéramos saberlo (más o menos) porqué si en el antiguo testamento dicen que Yahveh envió el diluvio por lo de la podredumbre y corrupción, igual ya va siendo buena idea acercarnos al Decathlon y comprarnos una barca porque ahí andaremos.

Es verdad que la corrupción existe desde siempre, puede que sea el auténtico oficio más viejo del mundo, pero el problema es que ya la tenemos asumida. Vemos, sin que se nos hinchen las meniges, como una mínima parte de los corruptos

Corruptelas
acaban yendo a la cárcel sin pasar por la casilla de salida (He leído por ahí que en los últimos años han sido condenados 400 corruptos. Suena a muy poco pero es un 72% de los juzgados) y ni aún así se hace nada de verdad para acabarlo, igual es que estamos acostumbrados o algo más horrible todavía, que muchos piensan para los adentros que nosotros también haríamos algo parecido porque si nos llevamos las grapas del curro… ¡pues eso!. Prefiero no creerlo y quedarme con que hemos asumido que el poder corrompe y ni siquiera sabemos si eso es controlable. Me decían que la solución sería que “El Estado” pudiese controlar el poder, puede que sea verdad. Pero si eso que no sabría decir muy bien que es pero algunos llaman “El Estado” es el que está  corrompido hasta el tuétano ya vamos mal. Tanto como que llego a pensar que jamás saldremos de esta. No mientras no nos tomemos en serio el asunto del trinque.

En el fondo puede que esto de llegar “a sacco” a las instituciones no remita porque sale barato, unos pocos meses “a la sombra” (si me pillan) y no devuelvo ni el dinero, aparentemente las cuentas salen hasta ventajosas para el chorizo.

Mientras creyamos que esto forma parte del sistema no vamos a encontrar una solución y el asunto no está ya para bromas visto el nivel de un trinque que se ha llevado hasta las “cosas del comer” y que ha llegado ya hasta a personajes de la Zarzuela. Seguro que a nuestros

Corruptelas
nietos les va a costar entender más lo que está ocurriendo ahora de lo que a nosotros nos costó aquello de la octava colina de Roma, la del Testaccio, un montón de ripios de ánforas romanas (haz click, es megainteresante). No van a comprender como siendo el país Europeo más soleado no lo aprovechamos y en cambio nos dedicamos a engrasar a base de impuestos las bisagras de las puertas giratorias que transforman los Consejos de Administración en asilo de políticos. No entenderán como no llenamos las mazmorras con los que se llevan los dineros de las pensiones, o porque trabajamos de sol a sol para enriquer a los que ya eran ricos antes. O puede que se queden alucinados a ver como existe cierta alegría al ver como se intenta recomponer el PSOE resucitando muertos del pasado y pretendiendo volver a lo mismo que nos llevó junto con sus amiguetes del PP a este desastre. Va a ser complicado que lo entiendan porque a nosotros por lo menos ya nos es imposible.


Corruptelas

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revista