Revista Cultura y Ocio

Creando nuevos espacios

Por Amparosenra2345
Hace unos días, tal y como te comentaba en el artículo anterior, doné todos los libros que no iba a leer más y que he ido acumulando a lo largo de los años. Estoy segura que la ONG que los ha recibido encontrará un buen destinatario para ellos y que mis libros podrán seguir compartiendo sus historias y sabiduría a lo largo del tiempo.
Después de hacer esto, me encontré mejor conmigo misma, pero aún sentía demasiado peso sobre mis hombros y entonces me di cuenta que debía proseguir con mi labor de crear nuevos espacios en mi casa y para ello decidí emprender una limpieza general de todos aquellos objetos de decoración, cristalería, accesorios, ropa y electrodomésticos que no voy a necesitar más. Ha sido como hacer una revisión general de mi vida en una sola semana, que es el tiempo que me ha llevado realizar esta ardua tarea.
En primer lugar comencé por los armarios. Tenía vestidos que habían permanecido silenciosamente colgados en una percha durante años y he guardado por nostalgia o bien porque se me han quedado pequeños y siempre tengo la esperanza de recuperar mi antigua talla y volver a usarlos algún día, algo que sé que no va a suceder, porque tu cuerpo va cambiando a lo largo del tiempo, así como las modas y tus gustos personales y debes asumirlo y eso por no hablar de aquellas prendas que guardas para ocasiones especiales que nunca llegan a producirse, porque realmente somos nosotros quienes debemos hacer posible que esas ocasiones especiales sucedan todos los días del año y no esperar a que no ocurran nunca o tal vez, sólo en instantes fugaces perdidos en el tiempo.
Después decidí deshacerme de algunos objetos de decoración, como una lámpara que siempre se cae al suelo porque no tengo sitio donde ponerla o todos los juegos de café, copas y otros utensilios de cocina que me regalaron cuando me mudé a este apartamento y casi nunca utilizo, así como objetos de decoración de viajes que he ido comprando en mercadillos típicos, cuando si lo piensas bien, los mejores recuerdos son aquellos que atesoras en tu corazón y siempre llevas contigo, como aquellas cenas que solía compartir con mis padres y hermanos el verano pasado en Estambul, en un maravilloso lugar desde cuya terraza se podían divisar las estrellas y la luna, mientras saboreabas los exquisitos platos de la tierra, al son de las canciones de los artistas locales, que con las alegres melodías de sus violines nos hacían bailar al ritmo de la  luz de las velas. Ese recuerdo es incomparable a cualquier objeto que haya podido adquirir en el Gran Bazar y cuando cierro los ojos viajo a ese momento y sé que siempre permanecerá conmigo.
En esta ocasión he decidido donar la ropa y objetos a Rastro Betel (www.rastrobetel.org), una de las principales asociaciones no lucrativas de la capital, que se dedica a la recogida de enseres en Madrid. Los artículos retirados de los domicilios de los solicitantes son trasladados a los diferentes rastros que coordinan en la ciudad para su venta. El dinero recaudado se emplea en sufragar un programa de ayuda a personas en situación o riesgo de exclusión social. Creo que esta labor es importante y he decidido apoyarla con esta pequeña contribución.Esta actividad de las asociaciones no lucrativas es fundamental para conseguir apoyos para ayudar a los más desfavorecidos. Sus esfuerzos se centran, sobre todo, en respaldar al colectivo de drogodependientes para lograr su reinserción en la sociedad en condiciones dignas.Todos deberíamos de hacer, al menos una vez al año, una revisión del espacio en el que vivimos y deshacernos de aquellas cosas que nos estorban y que no vamos a usar más, porque a veces nos aferramos con demasiada fuerza a determinados objetos y tenemos con ellos un vínculo más estrecho que con nosotros mismos. Apenas nos conocemos y eso nos impide avanzar y evolucionar hacia el camino que realmente deseamos seguir en la vida. Además, los seres humanos creemos que vamos a vivir para siempre y estamos llenos de soberbia, somos incapaces de perdonar a los demás por una tontería y en ocasiones vivimos con rencor, amargados, enfadados, incluso hartos de nuestra mala suerte, sólo porque hemos tenido un mal día y no nos damos cuenta que nuestra vida se nos puede escapar en tan solo unos solos segundos y que no sirve de nada todo aquello que tenemos, si no conseguimos atrapar la verdadera esencia de la vida. De esto me di cuenta hace unos días en el hospital, donde acudí para hacerme una resonancia magnética. Hablé con los pacientes que se encontraban en la sala de espera para hacer tiempo. Cada uno contaba su historia y me quedé impresionada con lo que nos dijo una chica joven, de 32 años, que siempre ha llevado una vida sana y de repente un día, de la noche a la mañana, sufrió un ictus, que le ha dejado grandes secuelas de las que aún se está recuperando. Ha estado a punto de morir. Su vida ha cambiado para siempre y esto le impide llevar una vida normal, como el hecho de leer un libro o dar un simple paseo sin sentirse extremadamente cansada. A veces consideramos que nuestra vida es aburrida y que está carente de emociones. Nos quejamos del desánimo que nos produce el no poder ir de vacaciones al lugar que nos gustaría, del insoportable calor que no nos deja dormir, envidiamos lo que tienen los demás, nos complicamos la vida con tonterías y pensamos que nunca nos sucede nada extraordinario y no nos damos cuenta que lo realmente extraordinario parece invisible a nuestros ojos y es algo tan simple como encontrarnos bien y poder disfrutar de una vida sana en condiciones normales. Por eso, antes de quejarte y pensar que tu vida es una mierda, cuenta hasta diez y mira a tu alrededor. Todos tenemos problemas de todo tipo, sufrimos la crisis en mayor o menor medida. Muchas personas  continúan en paro desde hace más de 6 años, otras se han tenido que marchar a otro país y empezar de cero en un lugar desconocido, sin el apoyo y cariño de sus familiares y amigos. Conozco personas cuyas vidas son muy complicadas, pero a pesar de todo lo que nos sucede y de que la vida está en constante cambio y el mundo tal y como lo conocíamos ha dejado de existir, si cada día sigue saliendo el sol para tí y estás lleno de salud y energía, puedes gestionar tu tiempo y sigues respirando, considérate afortunado, porque eres portador de un verdadero tesoro. Es una pena que no nos demos cuenta de la inmensa suerte que tenemos y que día tras día repitamos los mismos errores, las mismas quejas y lamentos y no aprovechemos el maravilloso regalo que la vida nos brinda cada día, como es el hecho de sentirnos bien con nosotros mismos y de saber, que puedes conseguir aquello que deseas en la vida, sin límites. Porque los límites no los pone el dinero, ni la falta de medios, los mayores obstáculos están en nuestra propia mente y sólo nosotros podemos romper la barrera que nos impide caminar hacia el lugar al que deseamos llegar en la vida. Así que, cuando te sientas agobiado y no veas con claridad tu horizonte, comienza ordenando tu espacio mental, simplifica y elimina aquello que no te aporte nada y para ello, debes comenzar por tu hogar, por el lugar donde vives cada día, donde compartes tus sueños y guardas tus penas y alegrías, tu felicidad y tu tristeza. Deshazte de aquello que ya no te sirve y crea nuevos espacios en los que puedas seguir desarrollándote y creciendo como persona. Ábrete a la posibilidad del vacío, de empezar de cero, de no saber qué va a pasar y verás como  nuevas oportunidades aparecerán y comenzarán a suceder cosas mágicas en tu vida. Esto también se extiende a la gente que te rodea, aléjate de la gente tóxica, de aquellos que no te aportan nada y deja espacio libre para aquellos que realmente te puedan hacer crecer como persona. Cuando hagas esto, te sentirás mejor contigo mismo y verás cómo las piezas de tu alma encajan y tus sueños se hacen libres y se elevan al infinito, acercándose al lugar dónde sólo habitan las estrellas.  
CREANDO NUEVOS ESPACIOS

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