"Los hijos que tenemos son un regalo de Dios. Los hijos que nos nacen son nuestra recompensa". Salmo 127:3 (T.L.A.)
Nuestros hijos son una bendición, y toda nuestra descendencia es para bendición (Salmo 37:26b). La sencillez de los corazones de los niños, y sus rostros de paz y ternura debiamos de conservarlos hasta nuestra vejez; pero los golpes de la vida nos van endureciendo el corazón y el rostro y se va llenando de amargura, resentimiento y toda clase de heridas. Pero afortunadamente, apareció en nuestras vidas JESUCRISTRO, para darnos vida y vida en abundancia (Juan 10:10)
Esa inocencia reflejada en las caritas de los niños, es lo que nuestro Eterno Dios quiere que nosotros reflejemos en nuestro corazón, Él quiere corazones como los de los niños, sin malicia, sin engaño, sin hipocrecía; corazones perdonadores, sin rencores, sin odios, sin venganzas. El Espíritu Santo a través del apóstol Pablo nos recomienda en su Palabra: "Hermanos en Cristo, sean inocentes como niños, pero no piensen como niños. Piensen como personas maduras" 1 Corintios 14:20.
La madurez debe ser nuestra norma a medida que crecemos espiritualmente, y también cronologicamente, no podemos seguir viendo las cosas como niños; no podemos confundir el deseo de nuestro Dios en cuanto que, el reino de los cielos es de aquellos cuyo corazón debe asemejarse al de un niño, en el cual no hay maldad ni iniquidad.
"Alguna vez fui niño. Y mi modo de hablar, mi modo de entender las cosas, y mi manera de pensar eran los de un niño. Pero ahora soy una persona adulta, y todo eso lo he dejado atrás" 1 Corintios 13:11
Recordemos que nuestro Amado Dios no mira la apariencia sino el corazón (1Samuel 16:7); es nuestro corazón que el quiere de
nosotros, lo vemos registrado en Proverbios 23:26:
"Dame, hijo mío, tu corazón, y que tus ojos se deleiten en mis caminos".
Nota: A mis queridos lectores, quiero compartirles mi alegría de un miembro más de mi familia, mi nieta Hanna Sosa Bedoya (foto).
¡Bendiciones!!!!!!