Revista Cultura y Ocio

Creer en Dios

Por Calvodemora
Creer en Dios
Creemos en Dios porque es mejor tener a mano alguien con quien contar o alguien que nos tenga en cuenta. No únicamente en los momentos duros, en las tragedias, en las curvas del camino; también en los tramos limpios, en la felicidad sin aristas de un día en el que el sol te arrulla, el aire te conforta y los pájaros cantan para que tú los escuches. De creer yo en Dios, de tener esa certeza anclada en el corazón, hablaría con más conocimiento de causa: hablo desde la distancia del descreído, del que siempre entabla esa batalla hermosa, en el fondo, entre las metáforas y los algoritmos, entre la fe y su incómodo reverso, que no es exactamente la ciencia, por mucho que nos la vendan como el enemigo de las creencias. De creer yo, de tener esa reserva espiritual, no sería más feliz de lo que soy. Tampoco se puede asegurar esto con firmeza. En realidad, ¿qué puede ser afirmado con firmeza? Ni los creyentes, los de convicciones más sólidas, aseguran nada con firmeza. Es deseable incluso que no lo hagan. Que por su bien no lo hagan. Es mejor una vida en la que el asombro te haga mirar sin miedo a las dudas. Levantarte a diario con el bendito temor de que algo extraordinario suceda y vuelque tu modo de vivir y te haga reconsiderar todo lo que antes creías bien sujeto. Se vive para que el azar nos fascine o nos hechice o nos zarandee a su capricho. Uno habla con Dios porque alivia la posibilidad de que las súplicas - las confesiones, la manifestación de la intriga enorme que es vivir - sean escuchadas. De que alguien está ahí para remediar la soledad. Quizá eso de nacer solos y morir solos exige que fundemos la idea de Dios. No un Dios verdadero, uno que rastree las voces de sus criaturas y las registre y las tenga en cuenta y hasta las responda. No hablo de ese Dios: hablo del Dios de las pequeñas cosas, la idea de uno que hayamos puesto ahí enfrente para que organice el caos tan enorme que nos rodea y dé sentido -sea eso lo que sea- a las grandes preguntas. No creyendo, pienso mucho en cómo sería creer. No es nada nuevo. Se está bien pensando. 

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog