Revista Economía

Crisis 360/24-7

Publicado el 19 noviembre 2023 por Pacolopez

Aunque estoy encantado de que algunos amigos lo lean, escribo este blog principalmente para mi. Para poner en orden mis ideas y así ahorrarme el psicólogo :)

Este es un post en el que queda muy claro.

Va sobre la crisis global y continua en la que vivimos.

Creo que saber que es así nos debe ayudar a aceptarla. A mí me ayuda. Y a partir de ahí tratar de gestionarla. En todos los aspectos: personal, profesional, familiar y social.

Estamos en un mundo en crisis, pero no es una crisis normal. Es una CRISIS en mayúsculas, porque es una crisis global (360º) y permanente (24-7), que no nos da ningún respiro. Y es una crisis en mayúsculas porque es una suma de crisis, una acumulación de crisis que cabalgan unas sobre otras, formando una GRAN CRISIS que, de alguna manera, abre un gran interrogante sobre el futuro y hace irrespirable el presente.

Seguro que cada persona lo ve a su manera. Yo voy a expresar la mía.

¿Qué crisis se suman en este gran ESTADO DE CRISIS? Pues son varias y de todo tipo. Nos las encontramos en cualquier dirección que miremos. En mi lista tengo las seis siguientes, que describo en el orden de importancia que tienen para mi y que seguro que están solapadas (pero no me importa):

La verdad es que son muchas crisis y creo que todas nos afectan a todos, de modo directo o indirecto.

¿Qué abarca cada una?

La crisis climática

Ya he hablado mucho de ella en este blog, porque es la que más me preocupa y me angustia. Nos afecta a todos y ya la tenemos aquí, después de años de avisos de los científicos y los ecologistas, que no tuvimos en cuenta. Quien no lo ve es porque no lo quiere ver.

La sequía, el calentamiento global, el deshielo de los polos, la desaparición de los glaciares, el calentamiento de los océanos, por citar algunos de los fenómenos más evidentes, ya están afectando (para mal) la vida en la Tierra. Y muchos científicos nos avisan de que llegamos tarde para revertir las consecuencias.

Aunque se están empezando a hacer esfuerzos (empezando), mucho me temo que, efectivamente, llegamos tarde. Y las consecuencias pueden ser catastróficas.

Aunque no estamos haciendo lo suficiente para paliarlas. Porque seguimos primando el presente, ante un futuro que, en el fondo, no nos queremos creer. Ni los ciudadanos ni los políticos. Yo creo que aquí no vale el "Dios proveerá".

Hoy disfrutamos de espectaculares cielos azules y bonitos atardeceres, pero pronto escaseará el agua y un poco más tarde los alimentos. Parte de la inflación que padecemos viene dada por la punta del iceberg de este problema imparable. El escenario de la película Mad Max se hace cada día más real. Y la humanidad parece seguir como si no pasara nada. Yo estoy alucinado.

El día menos pensado nos daremos cuenta y se generalizará la histeria.

Algunos magnates tecnológicos (Musk el primero) aspiran a trasladarse a Marte cuando ocurra el colapso de la Tierra. Igual que en la película Ahí arriba, que aconsejo a mis lectores que vean.

En fin, espero que entiendan mi desasosiego.

Pero, por si la GRAN CRISIS no fuera suficiente, ¡tenemos más!

La crisis geopolítica

El mundo está polarizado, principalmente entre izquierda y derecha, en los términos habituales. Lo ha estado siempre, pero ahora más que nunca. Y, además, los términos habituales ya no son los mismos. Principalmente porque a la derecha le ha salido una extrema derecha, y la izquierda una extrema izquierda, que cada vez hacen más ruido, y que han contaminado a las corrientes históricas.

Tenemos ejemplos por doquier. El más conocido en Estados Unidos, con la llegada de Trump y la reconversión del partido republicano. Pero también en España, con la aparición de Vox y el contagio al partido Popular, y Podemos/Sumar y el contagio al PSOE. O Argentina, que justo mañana decide entre lo malo y lo peor (Massa o Milei). Y así podríamos seguir país a país.

El resultado de todo eso es que estamos en un mundo en llamas. En el que, según leo en el diario La Vanguardia (Xavier Mas de Xaxás) en 2022 se registraban 55 conflictos bélicos activos. Ahora mismo, en Europa, vivimos muy de cerca la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la guerra de Israel contra Hamas como consecuencia de su acción terrorista previa, en medio de una espiral de odio y muertes de inocentes.

Quizás eso explica el creciente interés por los búnkeres familiares en muchos países. Entre ellos España.

No estamos en un período de paz y concordia entre los pueblos. Estamos en período de odio y de guerra. En el que la ONU ha demostrado que no sirve para lo que los ciudadanos pensábamos que debía servir.

Un mundo en el que prima el más fuerte y en el que muchos ciudadanos viven con miedo a la muerte. Y no solo los que están en zonas de guerra. La posibilidad de atentados terroristas alcanza hasta el último rincón de la Tierra.

Muchos nos preguntamos cuándo empezará la próxima Guerra Mundial. Y la mayoría creemos que solo es cuestión de tiempo. Las apuestas están a favor de la invasión de Taiwan por parte de China, pero puede ser en cualquier sitio.

¿Quien no está preocupado por eso?

La crisis humanitaria

Todos vemos en los noticiarios cada día imágenes que impactan nuestro espíritu, de muertos, ahogados, heridos... como consecuencia de las crisis climática y geopolítica. El número de migrantes crece geométricamente en América y en Europa, en un movimiento de Sur a Norte provocado por la inseguridad, el hambre o las guerras. En pateras o cruzando el Río Bravo, todos los días mueren personas en pos de un futuro mejor; o al menos de un futuro.

Los estados fallidos de África y Latinoamérica son una fuente inagotable de desigualdades y sufrimientos que empuja a sus ciudadanos a la desesperación de la migración. Y ni Estados Unidos ni Europa saben resolverlo. La derecha propugna mano dura y la izquierda apoya un buenismo que no va acompañado de soluciones a medio y largo plazo, y que alimenta a la extrema derecha.

Quienes tratamos de mantener una equidistancia somos mal vistos. Y digerimos mal nuestras comidas frente al televisor al visionar tal fracaso del sistema.

La crisis económica (del modelo económico)

Aunque seguimos creciendo, el mundo empieza a darse cuenta de que no podrá seguir produciendo alimentos al mismo coste y de la misma manera, y de que ha de producir energía de modo sostenible, y probablemente cambiar el modo de vida: producir menos, consumir menos, desplazarse menos... si queremos llegar al final de este siglo sin que el planeta explote.

Ya estamos viviendo tasas de inflación muy altas, con los consiguientes aumentos de tipos de interés, que conllevan una caída del ritmo de crecimiento. Pero también vemos avances tecnológicos, como la Inteligencia Artificial, que apuntan a un cambio radical del mercado de trabajo.

Todo ello implica más incertidumbre.

De hecho, es el cambio (obligado) del sistema económico lo que está en juego: menos producción, menos consumo, menos energía, menos horas de trabajo... El proceso de cambio hacia ese nuevo sistema es imparable, pero conlleva importantes incógnitas.

La crisis social

Muy ligada a la crisis humanitaria, pero agravada por la desaparición de la familia como nexo de unión entre grupos de personas, estamos viviendo una crisis social como consecuencia de los miedos provocados por las crisis anteriores: migrantes desubicados, aumento de los hogares monoparentales y de las personas mayores solas, aumento de la delincuencia, aumento de las adicciones, altas tasas de paro, etc.

Las depresiones han pasado al primer plano.

Y la natalidad sigue cayendo en picado, agudizando la crisis social y la crisis económica.

La crisis de valores

Un ejemplo claro: el aumento de los delitos sexuales y de la violencia de género.

¿Culpables? El desgarro del tejido social, la desaparición del papel de la familia, la desaparición del principio de autoridad, el desprecio a los mayores... No es fácil encontrar un culpable, porque son muchos. Quizás la suma de todos.

Obviamente juega un papel preponderante la educación, menospreciada en muchos países; entre ellos España. Mal diseñada y poco apoyada por la sociedad. Un fracaso de la política, al que no se encuentra solución.

En resumen

No quiero dar la impresión de que critico a alguien concreto. Me critico a mí y nos critico a todos. Es un fracaso de la sociedad. Es un fracaso del plantea. No estamos en el buen camino, y perdemos el tiempo en discusiones inútiles. Tampoco sé si esto tiene solución. Según me levanto veo la botella medio llena o medio vacía...

En fin, pido perdón por adelantado por incluir un post demasiado "político" en este blog empresarial. Pero no se puede emprender o gestionar empresas sin ver un futuro claro. Y ahora mismo es difícil verlo.


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