Revista Opinión

Crisis y decencia

Publicado el 23 octubre 2010 por Pilar Baselga

CRISIS Y  DECENCIA

Sergio Fajardo, alcalde de Medellín, ha conseguido resultados increíbles en su ciudad, busca la decencia en la política.

A lo mejor una buena solución a la crisis es simplemente recuperar la decencia. Y no permitir la indecencia.
Le empleada de mi primo ha conseguido que la echen para ir al paro dos años y así poder dedicarse a viajar.
Denunciarlo.
El jefe del departamento utiliza el coche oficial para uso propio.
Denunciarlo
La hija de Moratinos es colada a dedo en Shanghai en un puesto innecesario creado para ella.
Denunciarlo.
El profesor de la Universidad no lee los trabajos de los alumnos y regala los sobresalientes. Así tiene más tiempo para dar  conferencias fuera de la Universidad y escribir sus libros, que obliga a comprar a sus alumnos. 
Denunciarlo
El médico del ambulatorio receta medicinas innecesarias para no tener problemas con pacientes y colegas, y de paso, obtener premios de las farmacéuticas.
Denunciarlo.
El enfermero de mi tío cobra el paro y al mismo tiempo cobra su sueldo en negro.
No permitirlo
El alcalde de Madrid  ha decidido no beber más que los mejores vinos en sus almuerzos oficiales pagados con dinero de los madrileños.
Denunciarlo en la prensa, mandar cartas al alcalde
El hijo de una amiga gracias a sus contactos políticos en el PP ha inundado los jardines madrileños con sus espantosas esculturas.
Denunciarlo en la prensa
Pero nos quejamos en la intimidad y no hacemos nada de lo que está en nuestras manos.
Todos estamos al corriente de cientos de pequeños delitos o grandes infracciones, incluso nosotros mismos las cometemos, provocando un pequeño o gran desfalco al erario público.
Pero callamos,
Por miedo
Por comodidad
Por indecentes que somos todos
¿Alguien podría tirar la primera piedra?
¿qué estamos esperando?
¿qué nos pasa?
Amiguismo
Nepotismo
Prevaricación
Corrupción
Abuso de poder
Malversación de fondos públicos
Nuestro silencio y apatía nos hace cómplices
Tenemos lo que nos merecemos
La economía  es como la lapidación
Entre todos la matamos
y ella sola se murió

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