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Crítica al nuevo y "extinto" sistema de clasificación de la F1 - Artículo especial

Publicado el 22 marzo 2016 por Rd @iformulard
La flamante temporada 2016 de Fórmula 1 ha dado comienzo este pasado fin de semana en Australia. El fin de semana inaugural de una de las categorías más importantes del automovilismo se ha visto empañado por el nuevo sistema de clasificación que, lejos de atraer nuevos espectadores, ha disgustado a la gran familia de la Fórmula 1.
Este descontento generalizado al que se le sumó, la prohibición de la Federación Internacional del Automovilismo a los pilotos de criticar las decisiones tomadas, ha creado un escenario más irrisorio que respetable para un deporte con un espectáculo en decadencia desde hace ya varios años.
EL DESASTRE
Ya se habrá analizado hasta la saciedad, pero el nuevo sistema de clasificación fue una de las cosas más patéticas vistas en los últimos tiempos de esta moderna Fórmula 1. Sobre el papel (suele ocurrir) todo iban a ser emociones y frenética actividad en pista. Y por un momento, así fue, sobre todo en las dos primeras sesiones de clasificación: muchos coches en pista desde el principio, tratando de marcar un tiempo de referencia, y quedarse tranquilos. Pero ya ahí pudo vislumbrarse cuál podría ser el problema, y es que al final de la sesión los equipos/pilotos punteros no rodaban.
Podríamos obviarlo en mitad del frenesí de ver cómo un Haas venía mejorando su tiempo, pero como el marcador llegaba a cero antes de completar su vuelta, quedaba eliminado. Legalmente correcto, deportivamente injusto. Pero al llegar la última sesión, el bochorno volvió a ser el apellido de este FIA Formula One World Championship, que se precia de escenarios de referencia, de coches de alta tecnología y prestaciones, de los mejores pilotos del panorama automovilístico, para que mientras el reloj marcaba aún tres minutos de sesión, ésta estuviese sentenciada. ¿Y el trepidante cara a cara entre el poleman provisional y su perseguidor?. Camino de la báscula de pesaje, gracias. Si tantos ingenieros, estrategas, comerciales y ejecutivos, sólo son capaces de ofrecer esta idea (que además no era necesaria porque la clasificación funcionaba bien), con la imagen del director de carrera ondeando la bandera de cuadros a nadie (que fue el mejor resumen de la estupidez de la norma), quizás no deberíamos estar tranquilos ante el cambio de la regulación de la clasificación que se anunció de inmediato.
Claro que había un piloto al que las preguntas sobre la clasificación le daban igual: Lewis Hamilton, que había hecho su tiempo igualmente, dejando atrás al resto. Otra muesca en el currículum del inglés, al que sus devaneos fuera de pista no parecen afectarle dentro de ella, que es donde nos importa ver qué hace.
Lejos queda la prestigiosa Fórmula 1 de la época de Ayrton Senna, Niki Lauda, Alain Prost, Nigel Mansell y de otros grandes nombres que colman la historia de la más prestigiosa categoría de monoplazas. Los bólidos que volaban sobre el asfalto en carreras emocionantes en las que constructores y pilotos se lo jugaban todo, con tremenda igualdad, son cosas del pasado.
Senna Usa 1991 Mclaren Wikipedia Commons
Suele decirse que cualquier cambio, si es para bien, es bueno. Eso es lo que debe pensar la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) y la empresa gestora de los derechos de la Fórmula 1, FOM, cada año cuando publican los cambios en los reglamentos técnicos y deportivos. Sin embargo, la realidad es que la competición ya no es lo que era y que se pierden a cientos de miles de espectadores al año. Prueba de ello es que, por ejemplo, Bernie Ecclestone trata de animar el 'negocio' con parrillas invertidas, dobles carreras o premios en forma de medallas.
Hasta hace poco era un tema tabú, pero parece que esa fase se ha superado para pasar a una nueva etapa crítica con la gestión de la categoría. De hecho, desde la cúpula se han tenido que poner serios y pedir a los pilotos que apoyen sus decisiones, provocando situaciones como la protagonizada por Carlos Sainz el sábado tras bajarse del coche ante las cámaras, en as que su cara lo decía todo.
¿LE HABRÁ GUSTADO A ALGUIEN EL NUEVO SISTEMA DE CLASIFICACIÓN?
Desde el principio surgieron voces críticas ante la decisión tomada. Lewis Hamilton y Sebastian Vettel aseguraron desde un principio que la nueva normativa lejos de ser emocionante para los pilotos, crearía confusión. Y no solo ha sido así, si no que ni los propios equipos se aclaraban.
Para colmo, la joya de la corona, la muerte súbita del último minuto y medio que debía decidir quién era el afortunado que saldría en primera posición, terminó mucho antes de lo esperado. La sorpresa la daba Sebastian Vettel que se baja del coche antes, siquiera, de que eliminasen a Kimi Raikkonen y aún con cuatro minutos de supuesta actividad en pista por delante.
La de Australia ha sido la primera y última carrera del nuevo sistema
Los dos Mercedes, tras colocarse en las dos primeras posiciones, aparcaban su coche ante el garaje de la FIA y daban su sesión por finalizada para enfado de los espectadores en el circuito y en sus casas. Perdonar, las injusticias de la Q1, en la que pilotos en vuelta rápida mejorando sus registros eran eliminados irremediablemente, no era tan complicado como perder una apasionante lucha por la pole position.
Pilotos y personal de los equipos no tardaron en mostrar su disgusto aun en contra, de lo estipulado por la FIA-FOM. De hecho, el mismo domingo se reunieron y aprobaron por unanimidad abolir el sistema. En Baréin se volverá al sistema anterior. En definitiva, borrón y cuenta nueva.

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