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Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi

Publicado el 13 enero 2013 por Alvaro
"Pequeñas grandes cosas"
Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi
Ya queda muy lejos aquel mes de diciembre de 2009 en el que Studio Ghibli anunciaba que trabajaba en un film llamado Karigurashi no Arrietty dirigido por el desconocido Hiromasa Yonebayashi y basado en la novela The Borrowers de Mary Norton, publicada en 1952. 
Un nuevo intento del estudio por asegurar un futuro incierto ante la veteranía de Hayao Miyazaki y la práctica retirada de Isao Takahata. Un intento que, sin embargo, sonaba muy bien ante la expectativa de ver como un animador joven de solo 36 años como Yonebayashi, que había crecido dentro del propio Studio Ghibli en los 15 años precedentes, se desenvolvía en la dirección de toda una película. 

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi

Por supuesto, acudí al estreno en cines a mediados de Septiembre de 2011 (de hecho acudí dos veces ante lo excepcional que es que estrenen una película de Ghibli en pantalla grande xD). Hace unos días la revisé tranquilamente en su edición Blu-ray y pude extraer y reforzar las conclusiones que ya saqué en su día sobre ella. 
Aparece el logo del estudio, suena un tintineo y... 

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi
Estrenada el 17 de Julio de 2010 en Japón con gran éxito y dirigida por el debutante Hiromasa Yonebayashi bajo la supervisión del proyecto por parte de Hayao Miyazaki, que también colaboraba en el guión co-escrito junto a Keiko Niwa, Karigurashi no Arrietty es por encima de todo una fábula contemplativa, de perfección y belleza visual deslumbrante, de una atmósfera única provocada en parte por una bonita banda sonora y que quizás adolece de un ritmo narrativo que a veces confunde la bella abstracción con la lentitud de su avance. 

¡Atención! El siguiente texto contiene spoilers 
Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi

··· LA REALIDAD POR ENCIMA DE LA FANTASÍA 

Shô es un niño de 12 años que, enfermo, se traslada a la casa de campo de su tía Sadako en busca de tranquilidad. Debajo de la casa sin que ellos lo sepan vive una familia de seres diminutos a imagen y semejanza de los humanos salvo por su tamaño de apenas 10 centímetros de altura. Arrietty, la hija que está a punto de cumplir 14 años, prepara su primera incursión a la casa de los "serhumanos". 

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi

Los seres diminutos hacen incursiones para tomar prestados pequeños objetos sin gran valor para los humanos pero de gran utilidad para ellos. Cuando Arrietty se aventura con su padre por primera vez en una incursión para obtener un pañuelo y un terrón de azúcar, Shô se percata de su presencia...
Resulta curioso que en una película que toma como eje central el hecho de que unos seres diminutos vivan bajo una casa, no sea una película esencialmente fantasiosa. Muy al contrario, nos habla (a veces explícitamente, otras muchas de manera más sutil) de personas reales, de sentimientos reales y de problemas reales encarnados en seres que no existen.

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi  
Se nos presenta a Shô, un pre-adolescente que desde el primer momento nos desvela cómo es por su actitud: Educado, frágil, poco entusiasta y de aire triste y melancólico. No hace falta que nos digan que está enfermo (cosa que ocurre poco después) cuando ya notamos que este personaje está perfectamente perfilado. Pese a ser un niño la impresión es que él está al final de su camino en una interesante dotación del guión. 

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi

Por contra está la diminuta Arrietty que es todo lo contrario: Vivaz, alegre y con ganas de comerse su pequeño mundo pese a las dificultades que pueda tener su condición de no levantar un palmo del suelo. La película se explaya a la hora de explicarnos que al contrario que Shô, ella está al inicio de un largo camino. Y lo hace con uno de esos puntos de partida, viaje iniciático, que toman todas las heroínas del Studio Ghibli. En su caso, su primera incursión o lo que es lo mismo: El primer paso hacia su madurez, un tema clásico y que se renueva una y otra vez en los trabajos del estudio. 

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi  
Realmente la confrontación de dos mundos muy diferentes como el de Shô y el de Arrietty no es tanto el choque de tamaños, sino de dos personas de similar edad que se encuentran en un punto totalmente opuesto del camino entre sí. Y ahí tenemos la clave de un argumento en apariencia simple pero lleno de matices y significados mucho más allá de "niño humano encuentra niña diminuta y se hacen amigos". Ambos deben aportarse algo mutuamente: Arrietty la esperanza y las ganas de vivir pese a las dificultades, y Shô la consciencia y la aceptación de esas dificultades. 

··· FUSIÓN GHIBLI

Karigurashi no Arrietty a primera vista es una mezcla de conceptos y de influencias muy claras de todo lo que ha hecho el Studio Ghibli anteriormente. Y eso, lejos de ser un hándicap, lo convierte en un gran homenaje y un continuismo a la firme idea del estudio que los más seguidores apreciamos muy especialmente. Se puede decir que Arrietty es "muy Ghibli" en el sentido de adoptar todas las constantes de sus historias pero no por ello hace algo trillado ni falto de originalidad. 

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi  
Yonebayashi logra que su ópera prima tenga esencia, esa que le faltaba a Cuentos de Terramar (Gedo senki) o Haru en el Reino de los Gatos (Neko no Ongaeshi), y también profundidad. No llega a cotas magistrales pese a sus evidentes esfuerzos en buscar una especie de fusión entre el tono sosegado de Mi vecino Totoro y pinceladas temáticas que se quedarían en un punto intermedio entre Nicky, la aprendiz de Bruja (Majo no Takkyûbin) y Susurros del corazón (Mimi wo Sumaseba). Pero la intención es encomiable y el resultado final, bastante bueno. Sorprendentemente bueno incluso, vistos algunos intentos anteriores. 

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi  
Visualmente la película es brillante, deslumbra sin hacer ruido ni alarde de ello. Encontramos menos escenas espectaculares y lo que destaca es el cuidado del detalle en cada fotograma. Es una película que respira, que se mueve, que suena, que luce... Arrietty es una película que, en definitiva, está viva. 

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi

Desde cada hoja del jardín hasta la perspectiva de los gigantescos objetos cotidianos bajo la óptica de los seres diminutos, desde la incontable relación de mecanismos ingeniosos que usa la familia de Arrietty hasta el detallismo extremo de la casa de muñecas... no tiene los momentos prodigiosos y espectaculares que logra Hayao Miyazaki, pero su minimalismo barroco también tiene encanto y logra sus propios grandes momentos desde otro estilo diferente. 
 

Como encanto tiene la voz de Cécile Corbel y la música que acompaña a la película. Unas melodías que evocan sentimientos profundos, pero siempre con un halo de tristeza encubierta al piano, el arpa y el violín, de una melancolía que no creo que sea tan pretendida como lo es en el resultado final del film. Simplemente da una sensación un tanto opaca, pero repleta de magia. Es sin duda un sonido que acompaña perfectamente el pequeño gran mundo que se mueve alrededor de la película.

··· EL CONFLICTO DE HARU

Si hay un personaje conflictivo en la película ese es el de Haru, la asistenta de Sadako en la casa. Mucha gente ve un punto negro del guión en ella y en su aparentemente absurda e inexplicable actitud "maliciosa". Yo creo que cualquiera familiarizado con el cine del Studio Ghibli lo puede entender de distinta manera. El personaje de Haru es un recurso del guión para que haya un conflicto en la trama, pero no busca poner un malo porque sí, sobre todo porque en Ghibli no es habitual que haya ni malos muy malos ni buenos muy buenos, pese a que en Karigurashi no Arrietty ese reflejo no se hace con tanta maestría como en otras obras y puede que resulte un tanto forzado, brusco o como queráis llamarlo.

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi  
Haru es un reflejo de un personaje muy típico de Miyazaki como es la anciana curiosa, el retrato de los personajes de avanzada edad con cierta vis cómica y nunca resignados al paso del tiempo que combaten una vida sin demasiadas emociones con una extrema curiosidad que, como en el caso de Haru, les lleva a realizar actos que pueden dañar a otros, pero nunca con una maldad hueca y premeditada. En este sentido podemos encontrar referentes múltiples en diversas direcciones de su personalidad, como Dora (El castillo en el cielo), la anciana pegada al televisor que disfruta con el accidente del dirigible en Nicky la aprendiz de bruja (la recordaréis por su frase "¡qué emocionante!"), algunos aspectos de la Sophie anciana en El castillo ambulante y más recientemente en las señoras de la residencia de Ponyo en el acantilado 
En cierta manera da la impresión de que Hayao Miyazaki ve a las personas mayores como niños pequeños de curiosidad infinita y algo inconscientes en sus acciones, pero nunca con malicia. Además es en los últimos años precisamente cuando más ha repetido ese parámetro, lo que da lugar a pensar que es como percibe la edad a la que él mismo ha llegado ya.  
 
Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi  
Puede que choque la precipitación del conflicto que genera Haru, puede que a nivel de guión no sea un prodigio en este sentido y puede que parezca una solución muy “gratuita”, pero entra dentro de una cierta lógica en la continuidad de personajes de Miyazaki como guionista. Realmente no me parece tan descabellado como muchos apuntan entre los puntos más débiles de la película, ¿será cuestión de percepción?.

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi  
Por su parte, Arrietty como protagonista no tiene demasiadas vueltas, aunque cuenta con mucho más carisma que los personajes principales de las últimas películas del estudio. Seguramente que desde los tiempos de San y Ashitaka en La Princesa Mononoke y Chihiro y Haku en El viaje de Chihiro no viéramos una protagonista tan carismática y completa. Ni Sosuke ni Ponyo en Ponyo en el acantilado, ni Arren ni Therru en Cuentos de Terramar y si me apuráis, ni Sophie en El castillo ambulante tenían esa solidez. 
Arrietty recupera el perfil de la heroína clásica de Miyazaki, retrayéndonos a los tiempos de Lana, Nausicaä, Sheeta o Kiki (Nicky en España).

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi

··· SI NO FUERA POR ESOS MOMENTOS...

La película tiene algunos momentos realmente llamativos, y alguno que se podría catalogar directamente como brillante. Para abrir boca, todo el procedimiento de la primera incursión de Arrietty con su padre que centra los primeros minutos del metraje, nos da una idea de lo que es la obra en sí: Puro Ghibli pero con un aire fresco que devuelve la esperanza acerca de los nuevos realizadores del estudio. Toda la sucesión de perspectivas y sonidos te meten de lleno en la historia, te sientes entre las paredes de esa casa, vibras con el vértigo de la enorme cocina y sus ruidos cotidianos para un humano, impresionantes para seres de 10 centímetros de altura. Genial trabajo para reflejar las distintas miradas desde el mundo diminuto.

Al final de toda esa secuencia en busca de los terrones de azúcar y el pañuelo, cuando Shô descubre a Arrietty desde su cama puedes sentir su estremecimiento tras el pañuelo de papel. El ritmo y el montaje de esa escena es particularmente llamativo y uno de esos momentos a atesorar en la memoria.

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi

Otro pasaje a destacar es cuando Arrietty se "muestra" (aunque en realidad solo lo hace su sombra) a Shô en la ventana. De emocionalmente vibrante pasa a ser un momento emocionante a secas cuando el cuervo se lanza contra la ventana y se incrusta en la mosquitera. Recuerdo como ahí, en la sala de cine, todo el mundo dio un respingo xD Un momento como este es clave para que la película no decaiga en una peligrosa rutina y su calculada y delicada parsimonia se vuelva aburrimiento. 

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi
Aunque quizás la escena que más me llamó la atención a nivel de diálogo y composición fue la del encuentro de Arrietty y Shô en la explanada. Primero visualmente, con Shô tumbado sobre el colorista paisaje lleno de flores a la espera de ver por primera vez con sus propios ojos a Arrietty. Luego especialmente duro es el discurso derrotista de Shô, quizás por inesperado, en el que explica su enfermedad y su falta de esperanza en él y en todo, terminando por decir a la diminuta que está condenada a desaparecer, ella y su especie.  

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No me hubiera parecido mal ese giro, si no se hubiera resuelto con otro giro aún más brusco (en mi opinión, solventado mal y pronto) en el que la propia Arrietty con solo unas palabras hace cambiar de opinión a Shô en apenas unos segundos. Creo que tendría que haber sido un proceso argumental más elaborado en ese sentido, pero bueno, se lo dejo pasar porque la película en su conjunto puede tomarse como todo ese proceso en sí mismo, aunque la escena en concreto no es la más afortunada del mundo para dar credibilidad a los personajes y su situación.

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Para terminar tenemos el eterno dilema de los finales, un mal extensible a casi todo el anime que se hace en Japón y del que ni Studio Ghibli ni el mismísimo Hayao Miyazaki se han librado (¿quién no ha pensado alguna vez lo mal resuelta que está El castillo ambulante? ¿O la precipitación del final de Nicky, la aprendiz de bruja?). En Arrietty y el mundo de los diminutos Hiromasa Yonebayashi no patina del todo, pero tampoco se puede decir que sea el mejor final de la historia, resultando éste un tanto insulso e inacabado.

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi
En cualquier caso las pinceladas estás más o menos claras para que el espectador pueda deducir, sin embargo hay una parte que no lo está tanto. La de Arrietty y su familia resulta bastante evidente dirgiéndose a un nuevo destino que todo apunta que será bueno (ese horizonte luminoso indicando un favorable futuro...). La de Shô ya nos la cuentan sutilmente desde el primer segundo, cuando la narración directamente empieza con sus palabras: "Ese verano fue muy importante. Pasé una semana intensa en la casa donde se crió mi madre...". De hecho es tan sutil que a mí me lo han tenido que señalar posteriormente porque no se me ocurrió relacionar el inicio con un final que me parecía más inconcluso de lo que realmente es xD De cualquier forma, el desenlace es a todas luces escaso.

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Arrietty y el mundo de los diminutos (Karigurashi no Arrietty) es, en definitiva, una buena película que vuelve a las mejores esencias de Studio Ghibli y que me da la impresión subjetiva de que tiene como principal referente de estilo a Nicky, la aprendiz de bruja (Kiki's Delivery Service), aunque toma prestados muchos conceptos en general del Miyazaki clásico para dotarles de un nuevo aire. Sin embargo el minimalismo de su historia no alcanza las cotas de genialidad de todas las obras que la influyen directamente, aparte de un ritmo narrativo que le cuesta arrancar y nunca termina de hacerlo del todo.

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi
Pero, pese a pequeñas imperfecciones perdonables en un principiante en la dirección como es Hiromasa Yonebayashi, se puede decir con toda tranquilidad que logra la mejor película no dirigida por Hayao Miyazaki ni Isao Takahata de toda la historia del Studio Ghibli, solo por detrás de la brillantísima Susurros del corazón (1995) del ya fallecido Yoshifumi Kondô, y dando tregua a la posterior Kokuriko-zaka Kara (2011) a falta de que el tiempo la coloque en un lugar de nuestra memoria.

Crítica: ‘Arrietty y el mundo de los diminutos’ (2010), de Hiromasa Yonebayashi
Arrietty tiene muchas virtudes empezando por un apartado visual deslumbrante, una protagonista carismática, una atmósfera muy lograda, un mensaje de fondo muy interesante (e inteligente), una buena banda sonora y una sensibilidad a flor de piel que traspasa la pantalla, aparte de que respira el aroma de los clásicos de los 80 de Hayao Miyazaki.

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