Crítica cinematográfica: Intruders

 
Juan Carlos Fresnadillo nos trae con su nueva película, Intruders, un pequeño cuento terrorífico muy bien llevado a la pantalla. En Intruders se nos trata de transportar a los miedos más primitivos del ser humano, a los temores infantiles a la oscuridad, a esa sensación de que había alguien en nuestra habitación.
En el filme se nos cuenta paralelamente dos historias. En la primera, un niño se ve atemorizado por una sombra espectral que entra por su ventana un día de lluvia, y como su madre, Pilar López de Ayala, trata de convencerle que es tan solo su imaginación con la ayuda de un joven cura, Daniel Brühl. Por otro lado, una niña descubre en el hueco de un árbol una cajita con una hoja de papel arrugado en el que hay una extraña y terrorífica historia escrita en ella. La historia que cuenta es de Carahueca, una extraña criatura sin rostro que le arranca la cara a los niños para poder tener la suya propia. La niña se obsesiona con la historia, mientras sus padres, Clive Owen y Carice Van Houten, tratan de combatir el miedo de la niña.
La película cuenta con un acabado fabuloso. La dirección es buena y nos mantiene en una casi constante tensión, con una atmósfera desasosegante y un ritmo narrativo muy bien conseguido. La primera hora y cuarto es genial, pero comienza a decaer en el tramo final, no tanto por el argumento, sino más bien porque ese ritmo no se mantiene con tanta intensidad. El final, aunque no diré spoilers, no es nada truculento, como se podría esperar de una película de este estilo, y la resolución es bastante aceptable.

Las actuaciones están todas muy correctas, sobre todo Clive Owen, que se mete por completo en su papel de padre tremendamente unido a su hija. La fotografía está muy bien resuelta, y ayuda al impacto visual que consigue la película. Por último, la música de Roque Baños, te sumerge en el cuento macabro que construye Fresnadillo.
Difícil es conseguir transmitir el terror en una película, pero bien lo consigue Intruders, y sin necesidad de andarse con sustos fáciles. El miedo es a lo desconocido, a los ruidos sin explicación, a las sombras de la noche.