Revista Cine

Crítica de cine: Los chicos están bien

Publicado el 25 febrero 2011 por Lapalomitamecanica
Pero el público, no
Crítica de cine: Los chicos están bien
Nota: 4

Lo Mejor: la banda sonora.Lo Peor: el mensaje de la película.Cine independiente, comedia dramática y, encima, nominada a bastantes premios. Y yo me pregunto, ¿hemos visto la misma película? Vayamos por partes. Para empezar, cine independiente suele ser aquél caracterizado por no estar financiado por grandes productoras, haber contado con un presupuesto humilde y tratado temas crudos o de controversia como la prostitución, la homosexualidad, drogas, etc. A simple vista, parece que una película como Los Chicos Están Bien cumple con estas premisas, pero si indagamos un poco, resulta que no es así del todo.Los Chicos Están Bien aborda el tema de la homosexualidad, sí, pero ¿desde una perspectiva novedosa, original o realista? La respuesta es desde ninguna de ellas. La historia que propone Lisa Cholodenko (High Art, Laurel Canyon) es la de una pareja de lesbianas, Nic (Anette Bening) y Jules (Julianne Moore), felizmente casadas, que viven en un barrio de California, en una casita -típica de las películas indies, tengo que decirlo- y tienen dos hijos concebidos por inseminación artificial, Laser (Josh Hutcherson) y Joni (Mia Wasikowska). No es difícil averiguar cuál de las dos se quedó embarazada. El conflicto surge cuando los hijos se ponen en contacto con el donante de esperma, Paul (Mark Ruffalo), y esto trae consecuencias, ya que, como es natural, quieren conocerlo. Previsible, ¿no? Hay películas en Antena 3 por las tardes que superan este argumento

Crítica de cine: Los chicos están bien
En cuanto a lo de comedia dramática, el balance entre humor y llanto no está muy compensado, casi no hay golpes de humor y los momentos de drama son más bien escasos y superficiales. No arranca ni una lágrima. Lisa Cholodenko pretende introducir en esta cinta de corte indie un envoltorio progresista que muestra a una pareja homoparental, la cual permite que sus hijos conozcan al despreocupado donante de esperma que hizo posible su existencia. A su vez, promueve un subtexto en el que se aceptan como válidos los valores tradicionales.

SPOILER Esta idea de lo tradicional queda reflejada en la infidelidad de Jules con Paul, si ésta no hubiese salido de casa para trabajar con él, no habría tenido lugar. FIN SPOILER.
Tanto en High Art como en Laurel Canyon y en ésta última, Cholodenko nos traslada a ambientes bohemios, extravagantes y atrevidos, ofreciéndonos un resquicio de libertad que nos es arrebatado justo hacia el final de la película para impulsar el mensaje conservador. Sus personajes más serios y formales, a menudo flirtean con lo políticamente incorrecto (drogas, sexo en grupo, etc) y lo que el espectador creía que iba a ser un mensaje progresista y/o diferente se tuerce irremediablemente hacia lo socialmente aceptable. De hecho, las únicas escenas de sexo explícito que vemos son entre heterosexuales.
Por otra parte, si hay algo por lo que esta película pueda salvarse, son las actuaciones. Hay que decir que los personajes están bastante estereotipados; sin embargo, esto no impide un buen nivel interpretativo por parte de casi todos los actores y actrices principales, Anette Benning, como la lesbiana que asume el “rol masculino” dentro de la relación, la dominante, la que lleva las riendas y la que sale a trabajar para ganar dinero; Julianne Moore sería la que adopta el rol maternal renunciando a su vida laboral para cuidar de los hijos. En cuanto a estos últimos, la película comienza con la canción “Cousins” de Vampire Weekend y nos muestra a los vástagos de las protagonistas hasta que llegan y entran en casa, como si de la cabecera de Los Simpsons se tratase. Mia Wasikowska (Alicia en el País de las Maravillas) ofrece una actuación correcta, mientras que el personaje de su hermano está muy poco perfilado. Por último, Paul (Mark Ruffalo) se mantiene como el irresponsable donante que confunde la concesión anónima de fluidos con el ejercicio de la paternidad.Crítica de cine: Los chicos están bien
En lo que concierne a la puesta en escena, poco hay que destacar. La fotografía y el vestuario son bastante corrientes. Craig Wedren, con quien también colaboró la directora en su segundo largometraje (Laurel Canyon), se ocupa de la banda sonora. Mgmt, Cansei de ser sexy, Uh Huh Her, Fever Ray o Little Dragon son algunos de los grupos que la conforman otorgándole un carácter bastante juvenil y desenfadado a la película. De los aspectos más técnicos, como el lenguaje de la cámara también hay poco que comentar: planos y encuadres poco arriesgados. Mucho convencionalismo. La estética de la cinta recuerda a otras –en principio independientes-como Tu, yo y todos los demás o El milagro de Henry Pool.
Para concluir, Los Chicos Están Bien es una reflexión deshonesta y superficial de las relaciones personales, las parejas homosexuales en la actualidad, la inseminación artificial y sus “consecuencias” posteriores y las infidelidades. En ningún momento se muestran los prejuicios sociales por tener madres lesbianas. El tema de la infidelidad se introduce “por los pelos” en el guión y ni se aclara el motivo, ni las consecuencias que vemos son demasiado reales. Se trata de una cinta que quiere abarcar mucho y se queda en poco. Con el mensaje subyacente que propone, este subproducto logrará la taquilla e incluso enamorará al sector más puritano del jurado de los Oscar. Es una pena que el cine independiente esté derivando en esto.

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