Revista Comunicación

Crítica Del 1x06 "Social Media And Its Discontents" De The Good Fight: Words As Darts

Publicado el 21 marzo 2017 por Dro @Drolope
Crítica Del 1x06 The Good Fight es como un periodista detrás de la noticia, no se cansa de traer a la palestra los problemas que afectan a la sociedad y lo último que ha ocurrido. En este episodio lo ha vuelto a hacer y de una manera que, personalmente, me ha dejado con náuseas. Si quieres enterarte de lo que ha pasado, no dudes en seguir leyendo.

Crítica Del 1x06

Este señor será lo peor pero ha
dado mucho juego

En este sexto episodio – ya estamos en la segunda mitad de la temporada – hemos visto una combinación del pasado de The Good Fight con uno de los clientes más conocidos de The Good Wife, Neil Gross, y del presente de Estados Unidos con toda la polémica del Alt-Right con Milo Yiannopoulos – la serie ha tenido su propia versión con Felix Staplesy la libertad de expresión en las redes sociales. Gross, ya oficialmente cliente de Reddick, Boseman & Kolstad, le pide a los socios que le ayuden a crear una cierta normativa para terminar con los trolls de las redes sociales de Chumhum. A partir de aquí, el festival de comentarios que han dado asco ha sido tremendo. Podríamos empezar con el del propio Neil diciendo que “cuando veo este bufete formado por afroamericanos veo esperanza”. ¿Por qué trata a los afroamericanos con esa condescendencia cuando debería tratarlos simplemente como a iguales? El comentario es muy estúpido y deja clara una cierta diferencia entre los caucásicos y los afroamericanos aunque su intención sea la contraria. Tío, Neil, la has cagado. También podríamos seguir con todos los comentarios de Julius Cain. El que más me ha chocado es ese lleno de desprecio hacia Lucca diciendo: “Perdona. Tú eres una asociada. Yo soy el socio”. ¿Por qué está ola de desprecio hacia Lucca? ¿Alguien me lo puede explicar? Primero fue Diane y ahora Julius que, sinceramente, en este episodio se ha lucido para mal. Tío, te tenía cierto cariño pero ahora…, ahora mejor lárgate a tu casa. Con el episodio de esta semana he sentido bastante asco por todos los comentarios que ciertos “seres” publican en redes sociales. ¡Cuánto odio, cuánta mala hostia y cuánto aburrimiento de por medio, joder! He sentido total repulsión. Lo peor es que parece que con la justificación de que “como hay libertad de expresión puedo decir lo que me salga del badajo” pasamos a un “todo vale” que da pavor. Esto se ha querido trasladar – aunque digan que no – a un solo bando, al Alt-Right, pero, como bien se ha apuntado, no es sólo por parte de los republicanos sino también de los demócratas. Por lo tanto, aquí no hay buenos ni malos, sino mucha mala leche generalizada y cada uno tendrá sus razones. Sin embargo, lo que se ha visto aquí también es un ataque gratuito a cualquiera y da igual si se le conoce o no. El caso es hablar mal de una persona por hablar, a veces sin comérselo ni bebérselo, y sin tener en cuenta el dolor infligido porque, como dice Staples, él sólo quería hacer llorar a la gente, infligir daño gratuitamente. Si pasamos a Staples, me parece que Diane ha hecho un retrato perfecto de este tipo – a pesar de mis problemas con ella, aquí le doy la razón y la aplaudo hasta con las orejas –. Felix fue un niño que sufrió bullying y, ahora, desde el poder que da estar detrás de la pantalla de un ordenador, se venga de todo su dolor infantil convirtiéndose él en el bully. Pero voy más allá. Al final de este capítulo, me ha parecido un niño caprichoso que sólo busca atención y que, cuando se le paga con una medicina muy superior y más efectiva, la indiferencia, lo único que hace es sólo llorar para volver a conseguir esa atención perdida. ¿Y cómo llama la atención? Metiéndose con la gente, hiriéndola. Vamos, es un señor que da asco y, sinceramente, os diría que me ha parecido no sólo un retrato de Milo Yiannopoulos, sino del propio Trump como una persona que necesita atención y que, si no le aplauden, deja de respirar para coaccionar al resto. Al leer el artículo The Good Fight loses itself in acritique of the alt-right de A.V. Club, tengo que decir que estoy de acuerdo con ciertos detalles que bien apunta. Uno de ellos es que la solución que propone Lucca sobre crear un proceso de creación tiene dos fallos grandes: uno, que sea en persona, y dos, que sea con los abogados del bufete. Estamos hablando de una red social que, supuestamente, no se restringe sólo al territorio estadounidense por lo que hacer venir a una persona desde otro país para defenderse resulta muy poco realista y un engorro de pelotas. En cuanto al segundo punto, ¿no tienen nada mejor que hacer estos abogados que ponerse a escuchar a esta gente? ¿No podría ser un comité formado por Chumhum y que siguieran las normas fijadas por el bufete, lo cual me resultaría más lógico? Pero una cosa que es demencial – y aquí hay que darles un cascoporro a los King – es que, tratando un tema de racismo y misoginia, no sabemos cómo afecta ni a Barbara, a Adrian ni a Lucca estos comentarios. Entiendo que hay que ser profesionales y mantenerse frío, pero se puede ver en la recta final del episodio cómo este tío se va metiendo bajo su piel. Ya conocemos la reacción de Diane, pero ella no es la única abogada de este bufete. ¿Qué ocurre con el resto? También estoy de acuerdo con la autora del artículo en que no llegamos a entender la postura de Julius Cain. ¿Por qué este señor afroamericano ha votado a Trump, por qué es conservador? Ya no sé si es porque la trama hay que irla quemando a una mayor velocidad, pero las motivaciones de los personajes quedan un poco desdibujadas, no hay profundización en ellos y eso puede ser un problema a la hora de empatizar con ellos. En cuanto a Neil Gross, tender una trampa a tu propio bufete para ver si es eficiente me parece una treta de niño de cinco años. Gross siempre se nos ha presentado como un cuarentón que se viste de un veinteañero y va mirando a la gente por encima del hombro. En este caso, lo que ha hecho es comportarse como un capullo niñato que, cuando la gente no le responde como quiere, es decir, lamiéndole el culo, se busca “nuevos amigos”, como ha ocurrido con Diane, Adrian y Barbara. Wow, supermaduro, ¿eh?
Siguiendo con el bufete, ya sabía yo que todo el tema de Julius votando a Trump y la visita de Andrew Hart, junto a sus palabras, iban a traer problemas. No puedo culpar a Barbara – tía, me encantas y te quiero – y a Adrian – a ti te quiero menos – de que sospechen de una filtración por parte de Cain después de todo lo visto y oído, así que el “bombazo” que ha soltado este último diciendo que se va no me parece un bombazo como tal. Si tenía que estar sorprendida, va a ser que no. El cachondeíto, las bromas y las palmaditas en la espalda han dado paso a la desconfianza que vaticinaba Andrew Hart, el hombre para el que seguramente va a empezar a trabajar Julius. Esto va a traer problemas – obvio – y ya veremos de qué tipo. ¿Bufetes llevados por minorías enfrentados? Oh, yeah!

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Me las como a las dos *-*

Por su parte, Maia se encuentra en una posición bastante difícil. Aunque no quiera creérselo, es muy probable que su propio padre vaya a venderla a los federales de la mano de Mike Kresteva para él irse de rositas y cargarle un muerto que ni siquiera ha matado. Sin embargo, en este episodio, va a terminar por creerlo de verdad. Después de la advertencia de Uncle Jax – no, si al final este hombre no va a ser el villano de la historia – y las recomendaciones de Elsbeth Tascioni– tía, a ti te quiero muchísimo más. ¡Adoro tu mente caótica y brillante! Su jugada es estupenda –, Maia hace de tripas corazón y termina grabando a su propio padre al darse cuenta de que lleva un micrófono – hola, McNulty –. La pobre Maia ya tenía el sambenito encima con las noticias falsas como para que ahora no pueda fiarse ni de su padre. Hablando de Tascioni, he echado una mayor presencia por su parte en este episodio – nos han acostumbrado mal con el anterior – pero ha estado tan perfecta que sólo celebro haberla tenido otra vez con nosotros. El momento de “Ada, pon algo bonito” y dándole el dispositivo a Maia para reconfortarla por casi hace que me caiga al suelo de la risa. ¡Qué grande eres, Elsbeth, y cómo te quiero! ¿Alguien quiere contribuir económicamente para erigirle una estatua a esta maravillosa mujer? Porque estoy dispuesta a ello.

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I'm so IN with these two

En lo que respecta a Lucca, después de su maravilloso polvazo con Colin – con esa tensión sexual como para que no fuese maravilloso, amigos –, Lucca tiene claro que no quiere nada serio con él. No obstante, le surgen algunas dudas. Cuando Colin quiere llevarla a cenar en plan cita, ella prefiere alejarse y poner ciertos límites. Es más, opta por dejarle claro que no quiere nada con él – hola a Magic Mike; ese comentario me ha matado –. El problema que le veo aquí es que no entiendo muy bien por qué no quiere tener algo serio con Morello. ¿Es sólo que no quiere una relación porque se encuentra cómoda con su soltería? ¿Realmente sí tiene miedo a salir herida por Colin aunque ella diga que no? Digo que no lo entiendo porque ha dicho ella que está interesada en él pero se nota muchísimo que no quiere tenerlo sólo como follamigo. ¿Entonces, qué es lo que la para? Me gustaría saberlo porque lo que estamos viendo de Lucca me está gustando bastante. Finalmente, la estamos conociendo poco a poco y quiero comprender sus motivos de por qué hace o no ciertas cosas. Espero que mi incógnita se aclare en los próximos episodios porque estos dos son muy cuquis, cosa que no se puede negar con esa escena final en la que él le advierte sobre el supuesto chantaje del cliente inventado por Elsbeth al bufete.
En general, ha sido un episodio que puede dar mucho que pensar por el tema en el que ahonda, aunque no en el impacto que tiene en sus personajes, y el cual ha sido, en ocasiones, difícil de digerir. The Good Fight está marcándose su propia pelea – nunca mejor dicho – contra Trump y todo lo que le rodea, cosa que no podría hacer si se estuviese emitiendo en CBS. Lo admirable de la serie es eso, ver cómo se enfrenta a la realidad y que nos la traiga de un modo muy cercano, sobre todo para los que no vivimos en Estados Unidos, impactándonos de lleno. Pero lo dicho, lo más interesante es ver cómo afecta a los personajes. Ahí es cuando uno puede empatizar más con ellos y, en cierta manera, me ha faltado. Pasamos por encima del asunto pero no profundizamos en ello – y eso que han sido 54 minutos de capítulo, el más largo de lo que llevamos de temporada –.
Por mi parte nada más excepto animaros a que dejéis vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que se os haya pasado por la cabeza al ver el episodio. Siempre es un placer leer lo que pensáis y poder comentarlo por aquí.
¡Hasta la semana que viene!
P.D: Definitivamente, Marissa y Jay son los nuevos Jessica Jones y Luke Cage de esta serie. A falta de Mike Colter...
P.D.D: En el momento en el que Felix Staples ha invitado a entrar al prostituto para que le comiese todo el asunto delante del resto de abogados por casi me muero del descojone. WHAT. THE. FUCK?P.D.D.D: Mamá Lockhart. Nada más que añadir, su Señoría.
P.D.D.D.D: La escena del coche entre Lucca y Colin. Wow!

Irene (@MissSkarsgard)

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