Revista Comunicación

Crítica Del 1x08 "Reddick V Boseman" De The Good Fight: Pissing Contest

Publicado el 04 abril 2017 por Dro @Drolope
Crítica 1x08 A tan solo dos semanas de la season finale, The Good Fight sigue marcándose buenos episodios. Esta semana hemos tenido reencuentros y ciertas desavenencias que nos han llevado a una especie de guerra civil. ¿Estáis preparados? Si quieres enterarte de lo que ha pasado, no dudes en seguir leyendo.

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Captain America y Iron Man también se
reían hasta que pasó lo que pasó

Después de ocho putos episodios – sí, ese “putos” me ha salido del alma – por fin conocemos a Reddick – ¡ya era hora! – y, como podíamos imaginarnos, es un viejo carcamal – esto también me está saliendo del alma – anclado en el pasado. Él dirá que las batallas siguen siendo las mismas que antes pero, abuelo, ciertos pensamientos sí que se te han quedado muy retrasados. Ya con ese “Adrian es la cabeza y tú el corazón” a Barbara me han dado ganas de potar hasta la primera papilla. ¿Nadie se ha dado cuenta de que eso es un cliché como el establo de los Rindell de grande (o todo el terreno que tienen)? No sólo cliché, añadiría que también machista. ¿Qué pasa, que la mujer no puede ser el cerebro de la operación, sólo la parte sensible? De verdad, Barbara, mándalos a la mierda o voy yo y les doy unas lecciones de cómo podemos encargarnos de este bufete y llevarlo hasta su esplendor. No entiendo nada, amigos y amigas. Este concurso de a ver quién la tiene más larga tenía un clarísimo final desde el momento en el que veíamos que Julius Cain todavía no se había marchado: él sería el voto que haría caer la balanza hacia un lado u otro. ¡Wow, menuda sorpresa! ¡No me lo esperaba! Sentid mi ironía en vuestras pantallas. Lo que sí me sorprende es que, estando tan ofendido como estaba Julius por la traición de Adrian y Barbara, esté tardando tanto en marcharse. Vale que tiene que decirlo con dos semanas de antelación pero, ¡qué dos semanas tan jodidamente largas, amiguis! Al final este concurso de medirse las varas concluye con un empate gracias a Barbara porque, hija mía, ¡qué ganado tienes el cielo! Sinceramente, Barbara hace todo el trabajo sucio: se enfrenta a la nueva que es blanca, te salva de perder el liderazgo del bufete… Pero ella sigue haciendo tareas secundarias que la pueden proporcionar el sambenito de “bitch y mira, tía, olé tu coño. Quiero que un personaje femenino coja ese “bitch” de un hombre con el ego herido – habitualmente suele ser así – y lo tome como un cumplido en vez de como un insulto. Personalmente, ese “bitch” me lo tomo como un reconocimiento por lo bajini – es un tío con el ego herido, ¿qué esperáis? – de lo valiente, capacitada, profesional y con los ovarios muy bien puestos que tiene una mujer. Kill them with kidness, honey! Lo que me molaría que Barbara pasara de esos dos y se erigiera como la líder de este sitio. #TeamBarbara a tope, como podéis ver. Una cosa que no me ha quedado muy clara es el estatus de Diane dentro de la jerarquía del bufete. Ella que se fue de aquella oficina tan digna tras pedir que su nombre estuviese en el membrete y que la contribución de capital viniese de Chumhum, ¿ahora está en el comité ejecutivo? ¿QUÉ? ¿Y TODO ESTE POR CULO PARA QUÉ HA SERVIDO ENTONCES? ¿Qué es todo esto? Tengo la sensación de que me he perdido por alguna parte o aquí hay algo que no cuadra.
El caso de esta semana iba sobre el pastor Jeremiah, a quien ya habíamos visto en The Good Wiferelacionado con Peter Florrick – ¿le estará dando el karma una lección a ese capullo? –, quien, supuestamente, había abusado sexualmente de un chaval de 17 años. No os lo voy a negar: el caso pintaba bien, polémico y actual hasta la médula. Pero se ha ido desinflando. O me ido decepcionando yo, que va a ser esto último. No sé si ha sido marear tanto la perdiz pero, al final, todo ha quedado en nada, y, para mí, han perdido una oportunidad de oro. Aunque al pastor le tengo cierto aprecio – la nostalgia de TGW y de Banshee (¡hola, Sugar!) – ojalá hubiese sido verdad y nos hubiésemos metido de lleno en el asunto, que ahora los King podrían arriesgarse al ofrecer la serie en una plataforma digital. ¡Pero no pudo ser! O no les dio la gana hacerlo. ¿Y lo que hubiese molado que el pastor se estuviese haciendo el inocente cuando realmente es un mierdas que abusa sexualmente de adolescentes? Mal, Robert y Michelle King. MAL.

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Son más majas que las pesetas

Sobre Maia, tengo que confesar que vi algunas capturas del teaser de este episodio y fui corriendo a buscarlo, por lo que ya me olía lo que iba a pasar aquí. Sin embargo, si buscaban que sintiese pena por Henry Rindell o que le gritase a la pantalla que no lo hiciese, ha tenido el efecto contrario. Otro que ojalá lo hubiese hecho. Por quien siento pena es por Maia, que tiene que pasar por esto sin merecérselo, pero por mí que Henry la hubiese palmado al caerse por la barandilla. ¿Tengo que sentir pena al escuchar sus palabras de la carta? Simplemente no. Realmente no sé si Henry quiere a su hija tanto como profesa porque sólo he visto que quiere salvar su culo y, ya de paso, el de Maia, pero no sin antes grabarla llevando un micrófono. ¿Me tengo que creer que quiere a su hija sólo por que lo diga él, quien lleva mintiendo todo lo que llevamos de temporada? Esperad que voy a descojonarme un rato y vuelvo. Sigo sin ver ningún tipo de profundización en ciertos personajes y, para este momento, creo que hubiese sido mejor ver los buenos momentos de Maia y su padre, cómo ese amor era puro y se ha ido marchitando y corrompiendo. Yo sólo he visto a una “niña enamorada” de su padre que, de repente, se le viene abajo por culpa del esquema Ponzi, y a un padre que miente más que habla. Noto algo turbio en Henry y Lenore. ¿Ese abrazo después de que ella haya terminado con Uncle Jax? Queda claro que Henry conocía este tema pero, ¿lo toleraba, lo aceptaba, lo dejaba correr? Esto es MUY raro. Al menos hemos tenido ración de Amy, que ya va saliendo un poco más la muchacha.

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ME ENCANTÁIS

Unos que me tienen en un sinvivir son Lucca y Colin, que me han traído por el valle de la amargura esta semana. Me encanta lo fogosos y juguetones que son; le dan cierta jovialidad a la serie con tanto carca coñazo y tanta seriedad. La presentación de Lucca a los padres de Colin ha sido cuanto menos pintoresca. La pobre muchacha no lo estaba pasando nada bien y no sabía cómo escapar de la situación. A pesar de recordarle miles de veces la inaptitud de Trump como presidente y que le pregunten si a los afroamericanos les gusta Bernie Sanders – yo tendría las mismas contestaciones que Quinn –, ella ha sido muy respetuosa y ha aguantado como una jabata… hasta que le han dicho que Colin va a presentarse a senador. WHAT?Más que presentarse como algo que quiera hacer él, me ha sonado a que los demás van a presentarle a ello – si no se lo hubiese dicho a ella, ¿no? –. Lucca ha quedado horrorizada al imaginarse como la novia afroamericana de un blanquito, una imagen idílica para conseguir votos de ambos grupos. Y tampoco me extraña. Si ya esta relación tambaleaba a veces por la poca confianza de Lucca en ella misma, no tener muy claro qué quiere hacer – o al menos se muestra poco decidida en cuanto a tener una relación estable con Colin o con cualquier otro hombre – y que a lo mejor Colin iba un poco deprisa, esto ha hecho que el castillo de naipes se desplome. Lucca ha decidido cortar con él argumentando que “esta relación no iba en serio, que no iba a ser para toda la vida”, pero realmente es una patraña que se ha contado a sí misma, dado que termina llorando en su coche a solas. ¡Tía, pero no nos hagáis esto, que sois supercuquis y os quiero mucho! Estos dos se gustan MUCHO y a nosotros nos gustan MÁS. Mirad, de verdad, tengo el corazón partido ahora mismo – Alejandro Sanz, quieto ahí –. Sólo quiero hacerme una bolita y llorar desconsoladamente. Si lo pensamos fríamente, no todo iba a ser perfecto y los problemas vendrían pronto, pero esto no quita que me siga doliendo bastante. Por favor, habladlo y arregladlo. Sólo pido eso. Bueno, y que tengáis un polvazo de reconciliación en el baño de una galería de arte. El arte es lo que tiene, que excita a la gente.
Tengo que hacer una mención especial a Marissa. Estoy convencida de que muchos estáis muy contentos con que no sólo sea un recurso cómico sino que, además, salve ciertas situaciones, como comentó Bellatrix en la review anterior*. Pues bien, debo decir que tengo sentimientos encontrados. Hay algo que no me encaja. Estoy muy a favor de que la gente ascienda en la escalera de poder pero tengo una duda: si Marissa se dedica a salvar al bufete – y ya van varias –, ¿para qué cojones sirve el investigador que tienen contratado?Marissa es ahora mismo “la chica para todo”: toma notas en las reuniones, coge el teléfono al hacer de secretaria, investiga el recorrido que ha hecho un tipo gracias a su pulsera Fitbit… ¡Sirve para todo! Si finalmente se convierte en investigadora, no estaría mal que ya tuviese su licencia en la siguiente temporada, para agilizar un poco el proceso. El “problemilla” que yo le veo a esta evolución sería que nos acordaríamos una barbaridad de Kalinda y, siento decirlo, pero las comparaciones son odiosas. Si tuviese que apostar por una evolución no sería por la de Marissa. Ya tenemos tres personajes protagonistas que están teniendo poca profundización en momentos claves de la trama como para meter otro más. Lo siento, Marissa, pero no me encaja esta nueva fase.
En general, el episodio no ha estado mal pero lo he visto con escepticismo. No termino de conectar con algunas partes de la trama o de creerme las motivaciones de ciertos personajes. Quiero conocer más a estos últimos pero hay muchos y poco tiempo. Y, como ya he dicho antes, ya hay tres personajes protagonistas a las que conocemos poco, sobre todo a Maia y Lucca. No puedo estar dando saltos de fe cada dos por tres. Me dejo llevar y disfruto pero, si me paro a pensar y soy crítica con lo que veo, muchas cosas pasan porque sí, porque realmente no conozco lo que hay detrás de los personajes, principalmente de los nuevos. ¿Deberíamos fiarnos de Adrian Boseman, hacia dónde quiere llevar el bufete exactamente? ¿Por qué Barbara no se impone más y lo manda a la mierda? ¿Los padres de Maia a qué juegan? ¿Qué quiere Lucca en su vida? ¿Maia está aprendiendo a desenvolverse como profesional o la llevan de paseo? ¿Por qué Marissa quiere convertirse en investigadora; le llama la atención o se aburre? Hay algo que me falta y es lo que os comenté hace dos reviews*: no conozco el impacto de los hechos en los personajes, no me da tiempo a empatizar con ellos porque no se me hacen cercanos. A lo mejor soy la única – leo mucho comentario positivo sobre la serie y me alegro –, quién sabe.
Por mi parte nada más excepto animaros a que dejéis vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que se os haya pasado por la cabeza al ver el episodio. Siempre es un placer sacar un rato y comentarlo con vosotros, a pesar de que la universidad me lo ponga complicado.
¡Hasta la semana que viene!
P.D: Esa copa entre Adrian y Barbara al final del episodio me ha recordado muchísimo a Will y Diane.?
P.D.D: ¡Agüita con el episodio de la próxima semana! Tengo el hype por el ciberespacio.
Irene (@MissSkarsgard)

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