Revista Televisión

Crítica Del 3x04 "Of Lost Things" De Outlander: Sacrifices And Tears

Publicado el 06 octubre 2017 por Dro @Drolope
La tercera temporada de Outlander es, sin duda, una de las más sufridas desde el primer episodio y este cuarto no iba a ser menos. No exageraría nada si dijera que cada episodio me deja con un nudo en la garganta y los ojos llorosos. Este, por el momento, se ha llevado media caja de kleenex. Oh, maldito escocés pelirrojo, me tienes ganada por completo. Si queréis saber conocer lo que ha pasado, no dudéis en seguir leyendo. ¡Spoilers a tutiplén!
Lo primero de todo es presentarme. Soy Irene Galindo y esta semana Isidro me ha pedido que me encargue de la review de Outlander, una de mis series preferidas. Así que, con mucho gusto, os traigo mis pensamientos sobre este episodio en el que ha pasado de todo.

Te como la cara, Claire

Si en cada capítulo intentan que haya un equilibrio entre la historia de Claire y la de Jamie, aquí se ha ido todo a la mierda, porque la historia con mayor peso es la de él, además de la más interesante, siendo sinceros. Empezando con Claire, después del final del anterior episodio, con la muerte de Frank –y yo llorando como si se me acabase de morir a mí en los brazos–, ha decidido que ya es hora de buscar a Jamie de una vez por todas, por lo que volvemos al final de la segunda temporada. Sinceramente, la linealidad de la trama de Claire queda un poco desencajada porque pasamos de su vida en Boston a Escocia, no vemos el luto de Brianna por Frank o cómo Claire le da la noticia a su hija. Me ha faltado eso, pero la situación se sigue bastante bien y tampoco se puede perder mucho tiempo. En 1968 vemos al trío formado por Claire, Brianna y Roger –no eres más cuqui porque creo que es ya inhumano; te como la cara– revisando papeles y más papeles para dar con el paradero de Jamie, el cual se pierde en 1756 al salir de prisión. Esto lleva a Claire a una frustración enorme que culmina en un sentimiento de derrota, lo cual me impulsa a abrazarla –o a abrazar mi portátil–. Claire se desespera porque no puede esperar más para ver a Jamie, contarle lo que ha pasado, hablarle de su hija y volver a ser, en el fondo, feliz. Claire ha sido muy fuerte y valiente durante los últimos veinte años, ha sabido buscarse su camino al estudiar Medicina y seguir su ambición, pero sigue faltándole algo y es comprensible: cuando pierdes al gran amor de tu vida, una parte de ti se pierde con él, lo que hace que el camino se endurezca más de la cuenta. Claire decide volver a Boston y darse “por vencida”, y lo pongo entre comillas porque no lo creo realmente. Necesita respirar un segundo y luego volver a la carga, o por lo menos eso espero. Una de las escenas que más me ha gustado es la del bar. Me encanta la perla que suelta Claire: “Esto es 1968. Y tenemos el mismo derecho que cualquier otro hombre a sentarnos aquí”. Brianna, no sabes la suerte que tienes de tener una madre como la que tienes. Desde que empezó la temporada, Claire tiene unas frasazas sobre el machismo de la época que estoy a punto de empezar un crowdfundingpara hacerle una estatua y ponerla en alguna plaza.

YAY!

En cuanto a su hija, Brianna y Roger siguen teniendo un crush el uno por el otro que se ve desde el satélite de la Agencia Espacial. Hay un par de cosas de ella que me han sorprendido. La primera es que hacía tiempo que no llamaba a Claire “mamá”, cosa que no sabemos por qué pero se puede intuir. Creo que Brianna culpa a su madre de la desgracia de Frank y su final, o es posible que tenga algún resentimiento por no haber estado tanto tiempo en casa. Brianna me cayó un poco mal en la anterior temporada y le estoy dando oportunidades porque no creo que sea mala chica, simplemente que no puede llegar a comprender ciertas cosas completamente, como el gran amor de Claire por Jamie. La segunda cosa es esa conversación entre Brianna y Roger. Es significativo que ella quiera y no encontrar a Jamie porque, por un lado, quiere que su madre vuelva a ser feliz, pero teme que no vuelva al presente, que no encuentre motivos para volver al ya estar con Jamie, o que le pase algo y no pueda volver. Me parece una reacción normal, humana. Por eso, lo idóneo sería que Brianna fuese con su madre al s. XVII –vale, pobre Roger, lo sé–. Definitivamente, Claire tiene una buena razón para volver siempre al presente y es su hija, eso es indiscutible, pero entiendo su miedo. Roger, por su parte, no quiere encontrar a Jamie porque eso significaría que ella tendría que volver a Boston. ¡Y por fin se besan! Ay, Señor, qué paraditos y qué cuquis. El final del episodio para estos tres me lleva a tener un gran pesar por dentro porque no puedo esperar a que le encuentren, Claire cruce las piedras y se vuelvan a ver. Va a ser EL reencuentro -¿os acordáis del de Operación Triunfo? No le llega ni a la suela del zapato-.

Me alegré tanto de esto
que no os lo podéis imaginar

Por su parte, la historia de Jaime ha sido una puñada en el corazón tras otra. No entiendo cómo hay gente que dice que Sam Heughan actúa mal o está en un nivel inferior respecto a Caitriona Balfe y Tobias Menzies. ¡Pero si se come la pantalla! Y en este episodio lo ha vuelto a hacer con creces. Jamie es un hombre torturado por dentro y por fuera, y la pérdida de Claire lo ha tocado de una manera profunda. Podríamos decir que está en ruinas y se mantiene como puede. Ahora que Lord John Grey –de verdad, este señor me cae superbien y sólo lo hemos visto en dos episodios– le ha devuelto su vida al recomendarle para estar al servicio de Lord Dunsany, Jamie va poco a poco saliendo del pozo en el que estaba metido –casi literalmente ya que estaba en Prestonpans–. Alexander MacKenzie –dejamos el “James” a un lado de momento– es el mozo de las caballerizas –cómo no– y los Dunsany están contentos con él. Sinceramente, me parece un detalle que Lord Dunsany guarde el secreto de Jamie y le dé una nueva oportunidad. Ya sabemos que las clases altas pueden ser muy hijas de puta y ponerte contra las cuerdas. Para eso ya tenemos a Geneva, una mujer con un carácter difícil, insoportable, que recibirá una bofetada de la realidad cuando la comprometan con el conde de Ellesmere, un señor que, en palabras de la novia, podría ser su abuelo. En el otro extremo tenemos a Isobel, una mujer simpática, de buen corazón y que, con sólo cinco minutos en pantalla me había ganado –al final del episodio ni os cuento–. Después del compromiso, Geneva empieza a desarrollar una cierta fijación por Jamie-¡quién no, hija mía! Ponte a la cola– y se lo lleva de paseo con el caballo, lo cual termina con ella embadurnada en lodo porque Jamie no está para gilipolleces de niña caprichosa. Sin embargo, Geneva es muy lista y la visita –y posterior cagada de Lord Melton le llevan a tener una ventaja sobre MacKenzie: sabe quién es de verdad. Esto nos lleva al chantaje y a la escena que ha dado bastante que hablar entre el fandom, la primera vez de Geneva, por Jamie Fraser. Llamadme loca pero me lo tomé como una ofensa personal. ADORO a Jamie y Claire juntos, ME ENCANTAN, por lo que la escena de sexo me pareció ¿incómoda?Lo más extraño es que, a parte de la incomodidad porque, mira, chantajear a alguien para llevártelo al huerto me parece deplorable, también me pareció dulce y educada porque ella se muestra tan dubitativa y él no quiere hacerle daño. Esta escena me recuerda en cierta forma a la primera vez entre Jamie y Claire, uno estando más perdido que un pulpo en un garaje sin saber muy bien qué hacer con las manos, y la otra guiándole. En esta ocasión, Jamie sería Claire y Geneva, Jamie. A pesar de todo esto, si me pongo en la tesitura de Geneva, entiendo por qué lo hace: quiere que la primera vez sea especial y, entre un abuelo y un tío, más o menos, de tu edad, la elección está clara a no ser que te vaya la marcha del IMSERSO –aquí cada uno tendrá su opción personal y tampoco hay que discutirla, ¿eh?–. Lo que le reprocharía a Jamie es lo siguiente: ¡¿tan difícil era no eyacular dentro de ella, lad?!Ay, qué necesario era un condón aquí, por Dios bendito. La escena en sí tiene su polémica y es la siguiente: ¿Geneva viola a Jamie o no? A pesar de las sensaciones que me produce el momento en sí, no se puede ignorar una cosa y es que Jamie tiene relaciones sexuales con ella porque ella le chantajea con contar quién es y poner a su familia en peligro. Si bucamos "violación" en Google encontramos la siguiente definición: "Delito que consiste en tener relaciones sexuales con una persona sin su consentimiento o con un consentimiento obtenido mediante la violencia o la amenaza". Por tanto, al obtener el consentimiento de Jamie mediante la amenaza, estaríamos hablando de una violación en toda regla. Os animo a dejar vuestra opinión sobre este asunto que lleva años debatiéndose desde la publicación del tercer libro. Dejando esto a un lado, la diferenciación que hace Jamie entre el amor y la lujuria me parece acertadísima y de una delicadeza y sentimiento extraordinarios. “El amor es cuando le entregas tu corazón y tu alma a otra persona y que la otra persona también lo haga”. Jamie, por favor, que no tengo para pañuelos ya. Nuestro escocés no ha olvidado a la sassenach y ¡¿cuándo se van a encontrar?! No puedo con los nervios ya. La noche de pasión tiene sus consecuencias, Geneva se queda embarazada, pero la alegría no durará mucho. Esta termina muriendo desangrada tras el parto, el conde de Ellesmere sabe que el niño es un bastardo y se forma movida en el palacio. ¡Menos mal que Jamie está ahí para echar una mano! ¿Soy la única a la que le ha parecido tremendamente sexy cuando nuestro pelirrojo favorito se carga sin vacilar al conde? Los calores, queridos lectores. Y de los calores paso a la ternura total al ver cómo Jamie, al coger a su hijo en brazos, se le hace el culo Pepsi Cola. Me ha parecido un detallazo el momento del paseo tanto por parte de Lady Dunsany como por parte de Isobel. La primera le informa de que la muerte del conde fue accidental, que conoce su secreto –aunque no su nombre verdadero– y que puede volver a Escocia cuando lo desee. Jamie rechaza la oferta por el momento excusándose con que los tiempos allí son difíciles, pero realmente lo hace por estar con Willie, su hijo. Isobel, por su parte, se disculpa por la bofetada que le dio el día de la muerte de su hermana y le agradece el gesto que tuvo con su hermana –nunca un polvo fue tan agradecido–.

NO PUEDO CON LA VIDA

Y aquí damos un gran salto hasta ver a Willie, que ahora tiene siete años, convirtiéndose en un gran jinete de la mano de su padre y con el secreto a punto de explotar en palacio. Willie siente un gran cariño por Jamie y, cuando este le dice que tiene que irse, el niño explota, no sin llevarse unos azotes en el culo por insolente, un detalle muy de padre pero, al mismo tiempo, puede parecer fuera de lugar porque Jamie es el mozo de cuadras. Sin embargo, aunque en ese momento Willie me cayó un poco mal –los niños de las altas esferas, chatos–, se ganó mi corazón posteriormente con la escena del apestoso papista. “Quiero ser como tú”, le dice Willie a su Mac, y a mí se me cayeron los lagrimones sin remedio. Es tan dulce que yo no me quería despedir de él. La escena en sí tiene su parte tierna y su parte cómica muy bien equilibrada, y con la serpiente entremedias, lo que me tocó la patata un poco más, para qué negarlo, fue el broche de oro, al igual que le “bautice” y que su segundo nombre sea James. Otra escena importante es la conversación entre Jamie y Lord John Grey. No he leído el tercer libro –prefiero leerlo después de ver la temporada y así disfrutar la serie más, algo que no me pasó con la anterior temporada por la previa lectura del libro–, pero he leído que los fans andan un poco divididos con la escena. Jamie le pide un favor a Grey y es que ejerza de padre de Willie y, a cambio, le entregaría su cuerpo. Lord John se queda atónito pero rechaza la oferta porque, aunque le gustaría al sentir cierta atracción por él, sabe que no lo hace porque tenga sentimientos amorosos por él, sino que lo hace por su hijo. La reacción de Lord John me gustó mucho porque no quiere aprovecharse de Jamie, es consciente de que no tiene con qué pagarle tan grande favor, y lo hace con lo único que tiene, que es su cuerpo. Otra persona, con mucha mala baba, podría haber aceptado la oferta, pero aquí lo importante no es el provecho de uno, sino un niño que necesita una figura paterna y que hay un hombre que se arrodilla, que casi suplica, que le haga el favor. Es mirar a los ojos a un hombre desde el mismo nivel, desde uno humano, y Lord John Grey no para de descubrirse como un hombre con el corazón de oro. De verdad, este señor me cae muy, muy bien. Por su parte, el gesto de Jamie dice muchísimo tras todo lo sufrido con Black Jack Randall, es capaz de llegar hasta ese límite por su hijo. Es un padre entregado en las sombras. El dilema entre los fans, por lo que he podido leer, viene por parte de dos gestos. El primero sería cuando Jamie pone su mano izquierda encima de la de John Grey, algo que algunos se han tomado como una invitación ¿a algo más? No lo he entendido así. La lectura que yo le saco es que pone la segunda mano como una forma de darse por completo en una amistad, un reforzamiento de las palabras (“Y siempre tendrás mi amistad”). Además, es una referencia al episodio anterior, cuando Jamie quitó la mano; definitivamente confía en él. El segundo gesto es la falta del beso en los labios de Jamie a Lord John Grey que sí aparece en el libro. Algunos han dicho que no entienden por qué lo han quitado, otros prefieren que no haya aparecido. Yo aquí no puedo decir nada porque no sé cómo es en los libros ni creo que entienda el significado sin leer esa parte, pero a los que los habéis leído, os animo a que me contéis si preferirías el beso en la serie o no y por qué. Podemos aprender mucho de los lectores y su punto de vista. La escena final, la otra despedida, ha sido acusada por algunos de “efectista” por la canción de fondo, la versión de Walk Off The Earth de la canción de Bob Dylan A Hard Rain's Gonna Fall. Para mí, ha sido una escena perfecta, con ese sentimiento de pérdida, de lo difícil que es dejar a tu hijo atrás por su bien, y las lágrimas de un padre y un hijo que no quieren separarse. Y, cómo no, a mí se me cayeron los lagrimones porque lo que estaba viendo dolía de verdad, y Sam lo estaba transmitiendo a la perfección –¿en serio que hay gente que dice que no está a la altura del resto del elenco? Que se gradúen la vista, por favor–.
En general, este cuarto episodio me ha parecido especialmente duro, sobre todo por parte de Jamie, y frustrante para Claire quien, poco a poco, veo que va perdiendo las esperanzas. Me muero por que se reencuentren porque no tengo ni idea de cómo va a ser, pero espero que sea muy especial. Estos dos se merecen todo lo mejor y el hype me puede. La temporada está siendo francamente fabulosa, los nuevos personajes me gustan y yo estoy entregadísima con la serie.

Mis niños sufren y yo sufro

Por mi parte nada más excepto animaros a que dejéis vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que se os haya pasado por la cabeza al ver el episodio. Espero que no os haya importado que me haya hecho cargo de la reviewde esta semana. Isidro volverá en la siguiente.
¡Hasta la semana que viene!

Irene Galindo (@MissSkarsgard)

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