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Crítica Del 7x05 "Payback" De The Good Wife: Flaccido Domingo Vs Preescholer

Publicado el 03 noviembre 2015 por Dro @Drolope
Crítica 7x05 A la mayoría de fans de The Good Wife les está gustando lo que llevamos de temporada – una servidora incluida – y es que parece que los King han hecho sus deberes para traernos una temporada movidita y con varios frentes abiertos interesantes. Si quieres enterarte de lo que ha pasado esta semana, no dudes en seguir leyendo.
*SPOILERS*

Crítica 7x05

Ropa fuera en 3... 2... 1...

En el pasado episodio vimos cómo Alicia le decía a Lucca si quería juntarse con ella para formar la nueva versión de Xena y Gabrielle, pero todo más actualizado y con un tinte afroamericano en la mezcla. Junto con Jason, más conocido por estos lares como El Empotrador, o Fucker, como queráis, van a echarle una mano a una nueva clienta, amiga de Quinn, que está siendo estafada. El fraude consiste en que tiene que devolver el dinero que le prestaron para cursar sus estudios universitarios a una empresa que se dedica a ello pero, Jason, que es muy listo él – ¡qué sexy es este señor hasta escupiendo un chicle! –, averigua que no tienen delegación en Chicago. Esto llevará a Alicia y Lucca, o las Ángeles de Jason, a denunciar a la universidad por vender una educación pobre, después animan al grupo de estudio de la clienta – no me esperaba tanta gente en un grupo de estudio; más bien parece una bacanal del conocimiento – a que no paguen sus préstamos estudiantiles y, por último, las que terminan con una denuncia son ellas, pero al menos las acciones en bolsa de la universidad se van poco a poco a la mierda. Al parecer, el caso es de lo más actual ya que ha habido un asunto muy parecido, el Corinthian College, por lo que esta serie nos sigue poniendo al tanto de la actualidad estadounidense, algo que nunca está de más. Pero, como siempre, el caso no es lo importante, sino lo que trae consigo. Primero de todo está la relación entre Lucca y Alicia, que parece que va viento en popa, aunque todavía se estén poniendo de acuerdo sobre cuánto tienen que cobrarles a los clientes. Por otra parte, es destacable la preocupación de Grace, de quien me temo que ve peligrar su futuro universitario si su madre no cobra más o coge casos más rentables. Pobrecilla, ya se va dando cuenta que leer la Biblia en posiciones complicadas – lumbalgia asegurada – no paga las facturas. Tengo que decir que estoy con Grace, y ya en el anterior capítulo se lo dijo Cary, esto que está haciendo la Florrick da muy poco dinero y, si añadimos que su imagen está por los suelos desde el escándalo de la anterior temporada, peor aún. Por otro lado – que este es el que más nos interesa –, ya vamos viendo a Jason con las manos en la masa – ¿quién no quiere que meta sus manos en NUESTRA masa, eh? – y cómo se las gasta. Sabíamos que sus métodos no eran muy ortodoxos pero, sinceramente, who cares? Que te viene con un fajo de billetes a tu puerta, la otra con la copa de vino diciendo que cuando bebe no piensa con claridad, el otro diciendo que por eso bebe y ella le pregunta que qué quiere de beber. Mira, Alicia, si no te lo tiras YA eres tonta. Y, matrimonio King, como nos perdamos el polvo canalla y sexy de la Florrick no respondo de mis actos, ¿ha quedado claro? Ya nos perdimos el de Elfman y no me quiero perder ninguno más – esto nos hace un poco voyeurs, ¿no? –.
Por otro lado, y relacionado con Alicia, Eli Gold sigue estando entre la venganza y la depresión, y es algo que se lo ha recordado ¡Marissa! La echaba un poco de menos, no voy a negarlo, porque esta chica me encantó la pasada temporada – es una de las pocas cosas que salvo – y creo que su aparición ha sido acertada. ¿Si no se preocupa su hija por él, quién se va a preocupar por Eli? Marissa, en el fondo, tiene razón porque lo que está haciendo Gold no es sano. Está viendo que es un cero a la izquierda – ¡con lo que ha sido él! –, que Ruth se va ganando el cariño de Peter, ese que tenía para él, mira sus entrevistas buscando cualquier defecto para luego ir a por él de nuevo y ganárselo. Si lo miramos fríamente, Eli es como la exnovia obsesiva que no ha superado la ruptura con su último novio, el quarterback del equipo, un capullo pero que la tenía en un pedestal y era la chica más popular del instituto, y que mira compulsivamente su cuenta de Facebook llamando “zorras” a todas las chicas con las que aparece en las fotos. Pobrecillo, le falta el helado tamaño vaca al lado y del que no puede parar de comer. Es comprensible y más si su venganza tampoco va a pasos agigantados; se frustra, como todo ser humano. Ya luego lo de Alicia diciéndole que es mejor seguir adelante, que comience de nuevo como todos me ha dolido en el alma (#ÉlNoLoHaría); se puede ver el fotograma exacto en el que se le parte el corazón. ¡Eso no se hace, mujer, pide disculpas! De todas formas, la trama de Eli en este episodio no ha sido muy destacable en comparación con otros aspectos que hemos visto en este capítulo y en otros anteriormente. Se lo han tomado de relajación; espero que vaya avanzando con el próximo.

Crítica 7x05

¡Qué hijo de perra!

Pero, realmente, una de las cosas que más he disfrutado de este episodio y con lo que más me he reído es con todo el tema de Howard Lyman. Sigo sin soportar a este hombre y menos desde que se mete con Cary que no tiene sentido alguno tanto odio. ¿De verdad se da cuenta ahora de que la gente le toma el pelo, que le pone apodos y le dejan “regalitos” en su oficina? Yo en vez de dejarle un catéter – Dios, lo que me he podido reír, en serio – le hubiese mandado un ataúd, a ver si pilla la indirecta el muy cabrón. No sé si lo que me cabrea más es esta lucha encarnizada contra mi precioso niño bonito o que Diane le diga a Cary que pare toda esta situación. ¡¿EN SERIO, DIANE, EN SERIO?! Sin embargo, Agos ha jugado bien sus cartas cuando ha podido. No solamente ha sido él quien le ha puesto algún apodo a Howard sino también Lockhart por lo que, o caen todos o no va a caer sólo él como un gilipollas. Puede tener cara de preescolar, como se llama a sí mismo – really? –, pero idiota no es. Pero, ¿por qué toda esta marabunta de acusaciones, dimes y diretes? Porque Cary, tan profesional él, va a ver al amigo de Jackie Florrick de Food Union Service, Ronnie Erickson, para charlar y conocerse. Pero, en un momento dado, tiene que salir y, de forma sospechosa, su secretaria empieza a vigilar a Cary y a quitarle los objetos de valor de la vista. ¡Menudo LOL y qué cosa más surrealista! La razón es que Lyman le dijo a su nuevo amiguito que Cary estuvo en la cárcel – hijo de la gran… –, cuando ya sabemos que fue exculpado y toda la historia. Por lo menos alguien se acuerda de que el muchacho no tuvo un camino placentero durante la primera parte de la pasada temporada, porque parecía que esa trama no había existido en absoluto. Al final deciden ir a terapia de grupo, lo que es otro momento entre WTF?! y LOL porque verles con un algodón en la nariz, unas gafas parecidas a las antiguas para ver películas en 3D y ponerse maíz en los zapatos no puede ser más que otra cosa que un espectáculo, divertido, pero un espectáculo. Creo que se le está dando demasiada cancha a un señor que no hace nada excepto montar pleitos ¿para qué? ¿Para conseguir que las secretarias, jóvenes y guapas con pechos turgentes, se le arrimen? ¿Dónde ha quedado Jackie Florrick, no vamos a seguir viendo cómo se llenan de babas? En serio, no me extraña que Cary esté hasta los mismísimos huevos y, en el fondo, no me extrañaría que se estuviese hasta planteando pirarse de semejante centro de día para ancianos, que es en lo que se ha convertido Lockhart/Agos, con todo el dolor de mi corazón. ¿Tendríamos que sentirnos apenados por Howard Lyman, por lo que está pasando este señor que es nada, porque no hace absolutamente nada, después de que nos lo han vendido como el payaso oficial del bufete, como una moneda de cambio que lo utiliza un bando u otro dependiendo de sus intereses? Mi respuesta es no, y no me da ninguna pena. Si yo fuera una de las abogadas en el bufete os puedo asegurar que no tendría ningún respeto por este señor, y menos cuando él no lo tiene por nadie y exige que se lo tengan a él. ¡Anda vete a cagar! O mejor no, que te lo puedes hacer encima con los pañales que te dejan como “regalitos”. Por cierto, me ha parecido raro no ver a David Lee durante la terapia; no me extraña porque yo tampoco me prestaría para tanta tontería junta, pero hubiese sido un puntazo verle poniendo caras con el algodón en la nariz y las gafas puestas.
En general, ha sido un buen episodio con el que me lo he pasado estupendamente y se me ha hecho corto, siguiendo con la tendencia que está marcando esta séptima temporada. Volver a ver a Marissa ha sido un acierto y ese cliffhangerfinal me ha dejado comiéndome las uñas esperando ver lo que pasa en el siguiente capítulo. Por ahora no tengo muchas quejas sobre lo que estoy viendo, como podéis observar, aunque sí algunos enfrentamientos con algunos personajes, con los que no estoy muy de acuerdo – sí, Diane, te miro a ti –.
Por mi parte nada más excepto recordaros que podéis dejarme vuestros pensamientos, sentimientos o cualquier cosa que se os haya pasado por la cabeza al ver el episodio en un comentario. Siempre es un placer conocer vuestra opinión y generar una pequeña conversación por aquí.
¡Hasta la semana que viene!
P.D: ¡Gracias a todos los que habéis leído el primer capítulo del fanfic! Ya tenéis la segunda entrega y espero que vayáis diciéndome qué os está pareciendo. Os recuerdo que subiré un nuevo capítulo cada dos semanas.

Irene (@MissSkarsgard)

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