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Crítica el hombre de las mil caras (2016), por albert graells

Publicado el 28 enero 2017 por Matias Olmedo @DragsterWav3
CRÍTICA EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS (2016), POR ALBERT GRAELLS
Sinopsis: Francisco Paesa (Eduard Fernández), ex agente de espionaje del CESID (los servicios secretos españoles), responsable de la operación contra ETA más importante de la historia, se ve envuelto en un caso de extorsión en plena crisis de los GAL y tiene que huir del país. Cuando regresa años después está arruinado. En tales circunstancias, recibe la visita de Luis Roldán (Carlos Santos), ex Director General de la Guardia Civil, y de su mujer Nieves Fernández Puerto (Marta Etura), que le ofrecen un millón de dólares si les ayuda a salvar 1.500 millones de pesetas sustraídos al erario público. Paesa ve entonces la oportunidad de vengarse del gobierno español, llevando a cabo una magistral operación con la colaboración de su inseparable amigo Jesús Camoes (José Coronado).
“El hombre de las mil caras” es indudablemente una de las mejores propuestas que ofreció la cinematografía española el año pasado, tanto es así que ha sido nominada a 11 premios Goya (los Oscar del cine español), incluido en las categorías de mejor película, mejor director, mejor actor para Eduard Fernández, y mejor actor revelación para Carlos Santos. Todas las nominaciones más que merecidas, incluyendo la de Carlos Santos, aunque esta no deja de ser incomprensible pues Santos tiene más de quince años de experiencia en cine y televisión, actuó en nueve películas antes de hacerlo en “El hombre de las mil caras”, así que de revelación no tiene nada.
Si se tuviera que definir “El hombre de las mil caras” con una sola palabra, esa palabra sería espejo. “El hombre de las mil caras” es un espejo, un espejo muy puñetero, en el que los españoles vemos un cruel reflejo de lo que es España y de lo que somos los españoles. Cruel reflejo porque refleja una realidad que es real y que a los españoles no nos gusta pero que forma parte de nosotros mismos y de nuestro país y no lo podemos evitar, los españoles somos así y España es así. Lo definía muy bien el personaje de Don Pablo en “Cuéntame cómo pasó” en una conversación con el personaje de Merche: “España y yo somos así, Mercedes, qué le vamos a hacer”. Grandioso.
CRÍTICA EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS (2016), POR ALBERT GRAELLS
Eso es así, España y los españoles somos así, tal cual lo retrata la película. Hay Francisco Paesas, hay Luis Roldanes, y hay Jesús Camoes, y los hay a patadas. Francisco Paesa es el típico Pequeño Nicolás, es un trepa, es un Albert Rivera, alguien dispuesto a mentir y a vender a cualquier y a todos con tal de escalar posiciones. Luis Roldán es el típico Bárcenas, es un Urdangarín, es un Soria, es el que aprovecha su cargo para pillar de las arcas públicas y luego se hace la víctima cuando le pillan, y haciéndose el mil homes amenazando con que va a revelar información de no sé qué que implica a no sé quién. Jesús Camoes es el típico conformista de peix al cove, el típico Escurçó Negre, que piensa y actúa aceptando que irremediablemente España es Can Pixa, con los corruptos arriba, las víctimas de los corruptos abajo, y él en medio sacándoles a ambos tanto dinero como pueda. Luego está el personaje de Osorno, interpretado por Emilio Gutiérrez Caba, que es el típico Felipe González, es un Susana Díaz, un Rosa Díez, un personaje siniestro, un malnacido que únicamente sabe joder a los demás mientras se aprovecha de ellos.
Los personajes no dejan de ser arquetipos definitorios de los españoles, y están muy bien construidos. Francisco Paesa es un personaje impresionante, es espectacular. Te pasas casi toda la película pensando que es tan pobre desgraciado como Luis Roldán, que le han jodido tanto como a Luis Roldán, que en realidad es un pobre diablo como Luis Roldán, hasta que llegas al final de la película y ves que ha engañado a todos y se ha aprovechado de todos, que les ha dado con queso a todos. Francisco Paesa se pasa la película diciendo a los demás personajes que le parece muy bien que vayan por ese camino, y sin que los demás personajes se den cuenta Paesa construye un laberinto en torno a ellos hasta que consigue llevarlos hasta a dónde él le interesa que vayan. Y la película está estructurada narrativamente en torno a eso, de modo que el espectador está siendo engañado por Francisco Paesa del mismo modo en que lo están siendo los demás personajes.
Luis Roldán es un personaje que está maravillosamente bien construido, sólo hay que ver el primer plano en el que aparece, caminando de espaldas delante de la cámara, haciéndose el importante, alardeando de su cargo, presumiendo de lo que no tiene, que es de seguridad en sí mismo. Hay dos frases que definen muy bien al personaje. Una que la dice Roldán cuando le llevan en coche y le preguntan si le molesta la música del cassette, y Roldán dice: “Brahms nunca molesta”. Ese momento de Brahms nunca molesta es grandioso, define muy bien al personaje, es muy bueno, y es algo muy español, todos los españoles hemos tenido ese momento de “Brahms nunca molesta”. Y la otra frase, que dice: “Yo hice lo que hacían todos”. Esta frase también define muy bien al personaje. Si yo no soy mala persona, si yo sólo metí mano... porque todos lo hacían. Eso también es algo muy español. Sí, sí, todos metíais mano... pero a quien han pillado es a ti, y la hostia te ha caído a ti.
CRÍTICA EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS (2016), POR ALBERT GRAELLS
En éste sentido la actuación de Carlos Santos es impresionante, se come la pantalla. En “Los hombres de Paco” ya demostraba ser un buen actor, pero en “El hombre de las mil caras” simplemente se luce. Cómo trabaja los gestos corporales de su personaje, las posturas que coge, cómo usa la palabra “correcto”, su caracterización... ya tiene su nombre en el Goya porque se lo ha currado y se lo merece. Eduard Fernández también está de Goya, demuestra una vez más porqué es uno de los mejores actores en activo del cine español, hace suyo el personaje de modo que resulta muy difícil ver a Francisco Paesa interpretado por otro que no sea Fernández.
“El hombre de las mil caras” se ambienta en una época en que los implicados en casos de corrupción hacían todo lo que fuera necesario para que salieran a la luz cuantas menos cosas mejor, así si no ganaban votos al menos evitar perder los que ya tenían. Pero actualmente ni siquiera se molestan en disimular, tanto les da que salga a la luz lo que salga, la gente les sigue votando. Un político puede ser un corrupto y malversor demostrado, puede incumplir todas sus promesas electorales y mentir descaradamente, puede pegar a su hijo en público, puede usar el fondo de reserva de las pensiones para rescatar a los bancos en vez de pagar las pensiones, y puede recortar en educación y sanidad; na más con que diga que va a garantizar la unidad de España a ese político le vota todo Dios, a pesar de que es precisamente su actuación la principal responsable de la desunión.
La película muestra la realidad política en España, que el que no pilla no es porque no quiere sino porque no puede. De hecho el poder político en España es una casa de putas. Entusiastas ultraderechistas herederos del franquismo que llegan al Congreso cuando dejan de ser ultras y le han chupado la polla lo suficiente a la Corona, socialistas timoratos que llegan al Congreso cuando dejan de ser socialistas pero siguen siendo timoratos y le han lamido el culo lo suficiente a los que le chupan la polla a la Corona, y trepas vendealmas que llegan al Congreso cuando han vendido más almas a parte de la suya propia y le han hecho la pelota tanto a los que lamen culos como a los que chupan pollas.
CRÍTICA EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS (2016), POR ALBERT GRAELLS
La dirección de Alberto Rodríguez es muy notable, después de “Grupo 7” y “La isla mínima” Rodríguez muestra un trabajo de dirección excelente. No sólo se evidencia un trabajo visual muy medido sino también una narrativa muy bien calculada. En “El hombre de las mil caras” se explican muchas cosas pero el espectador no se pierde nada, ni siquiera el que no sepa nada del caso real en el que se basa la película. Y los 5 millones de euros del presupuesto están aprovechados a más no poder, al ver la película uno se pregunta cómo han podido conseguir un resultado tan notable en cuanto a diseño de producción con el presupuesto que tenían. El trabajo de fotografía también destaca considerablemente, sobretodo en las escenas de interior, aunque también hay un plano exterior de lluvia que es espectacular, tanto como el plano detalle del casi abogado bebiéndose un chupito a tres tragos.
“El hombre de las mil caras” termina por ser una de las mejores y más disfrutables películas que ofreció el pasado año 2016, con una historia interesantísima muy bien contada, con grandes actuaciones, muy bien hecha en general. Una película que aguanta perfectamente varios visionados.
Lo mejor: Las actuaciones de Eduard Fernández y Carlos Santos.
Lo peor: Que España y los españoles seamos así.
Mi calificación es:CRÍTICA EL HOMBRE DE LAS MIL CARAS (2016), POR ALBERT GRAELLS

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