Revista Comunicación

Crítica exprés: La comedia de los enredos

Publicado el 10 octubre 2016 por Universo De A @UniversodeA

En su momento, analizando el mandato de Pérez de la Fuente, dije que, a nivel de otras cuestiones culturales, los teatros del ayuntamiento empezaban a tener muy poco que envidiar a modelos tan pedagógicos y bien pensados como el del Teatro Real (con sus espectaculares y completísimos programas de mano, la revista, sus conferencias previas a cada representación, múltiples actividades paralelas, algunas con otras instituciones, etc), pues en los municipales se estaban haciendo: encuentros con los artistas, exposiciones, clases magistrales… etc.

Pero, como todos sabemos, ha cambiado la dirección (y tanto), así que surge la inevitable pregunta, ¿desaparecerán todas esas magníficas iniciativas que legitiman que el teatro público exista?, ¿serán destruidas todas las buenas ideas sólo por ser fruto de directivos anteriores, como suele ser tradicional?, esperemos que no, pero mucho me temo, que tendremos que esperar a que el tiempo nos lo confirme.

De momento, la nueva directora del Español, parece mostrar una buena actitud, asegurando que no quiere que nadie se quede sin ir al teatro que dirige por problemas económicos o sociales… desgraciadamente, también habla de educar a la ciudadanía, y de unos intentos de modernidades que suenan bastante extraños… así que, tal vez el problema no sea que la gente no pueda acceder al teatro por cualquier cuestión ajena a su voluntad, sino precisamente porque no quiera, porque esté harto de bodrios; no olvidemos, en que estado lo dejó el señor Pérez de la Fuente, que yo parodié en mi crítica de su versión de “Numancia”:

“El Español está en un lago convertida,

De rojas butacas y sin cuerpos llena,

De quien fué su rigor propio homicida”.

En todo caso, ella asegura que veremos los resultados de su gestión a partir de enero. Quedamos a la espera, señora Portaceli, pero a ver con qué nos encontramos… aunque, mucho me temo que, teniendo en cuenta los precedentes, una sorpresa positiva sería mucho más asombrosa que una negativa, pues a estas estamos ya demasiado acostumbrados… a ver si usted (aunque yo tengo serias reservas en creer que lo consiga) logra cambiar tan nefasta tradición.

La comedia de los enredos

Excelentísima atención al público en el Matadero.

El programa de mano me ha parecido de vergüenza ajena, sinceramente, si el director no quiere escribirlo, que lo haga otro que lo haga bien, pero por favor, no lo rellenemos como si fuese un trabajo escolar que hubiese que entregar por obligación.

Por otra parte, toda la publicidad de esta obra ha sido absolutamente espantosa… ¿qué fotos son esas?, parece que están anunciando otro producto que no tiene nada que ver con este… yo he llegado a tener la impresión de que las reciclaron de otro proyecto que no funcionó. En cualquier caso, las fotografías son horribles y pésimas de cara a la promoción de una obra que cuidó tanto su estética en la puesta en escena.

Como muchos recordaréis, uno de los momentos más excitantes, y jugosos, de pasadas temporadas en los teatros municipales, fue el estreno de la obra de la hija de Arturo Pérez-Reverte, por razones que en su momento comenté (en la crítica correspondiente, que ha vuelto a aumentar considerablemente las visitas que recibe, por cierto), por tanto, su vuelta a los escenarios, no podía menos que llamar mi atención e interés.

Desgraciadamente no ha vuelto con una obra propia (¿se le habrá acabado la escasa inspiración?), pero sí con casi el mismo equipo, es más, si comparamos fichas, observamos que repite el director y la mayor parte del reparto.

En muchos aspectos todo parecían buenas señales… ¿pero se confirmarían?, bueno, responder a esa pregunta es tarea de la crítica que publico más abajo.

-La comedia de los enredos: originalmente, la obra de Shakespeare se llama “La comedia de las equivocaciones” (o de “los errores”, “equívocos”… según la traducción), y en parte es una pena que no mantuvieran el nombre original, puesto que a esta producción en concreto, le va sumamente bien por lo que analizaré abajo.

También es cierto que respeto que cambiaran el título, ya que no han hecho la obra tal cual, sino su propia versión, por lo que lo encuentro perfectamente respetable (aunque aún me parecería mejor si hubieran dicho que la obra está “basada” en Shakespeare y no que es “de” el autor inglés, pues se hacen unas cuantas alteraciones importantes)… sin mencionar que, hoy en día, es casi imposible ver a cualquier autor clásico original, sino rehecho por un dramaturgo con demasiadas ínfulas de autor, que cree que puede ser más perfecto que lo sublime y más papista que el Papa… muy desgraciadamente, esto es una gran lacra y lastre que arrastramos hoy día, y uno de esos múltiples “artistos” de los que convendría librarse cuanto antes.

En este caso, la dramaturgia es de la ya mencionada Carlota Pérez-Reverte (leer más arriba), que no demuestra mucho talento para la adaptación, haciendo una especie de montaje de la MTV de la obra del escritor inglés por excelencia… al final, ella misma se lía tanto con la obra, que la desordena de tal modo que se vuelve caótica… dicho de otro modo, ha metido la mano, y lo ha empeorado. Mejor que la señorita Pérez-Reverte vuelva a escribir obras propias, porque lo de adaptar las ajenas, es evidente que no es lo suyo, por más que se pasase toda su vida leyendo la biblioteca de papá.

Sin embargo, el talento que brilla por excelencia en esta producción, es sin ninguna duda, el de Alberto Castrillo Ferrer, un director del que espero ver mucho más, pues me ha dejado absolutamente deslumbrado con su ingenio y sus soluciones escénicas. Si en “Perdona si te mato, amor”, podías temerte (poniéndote muy crítico y paranoico), que todo se hubiera hundido sin aquella sobreabundancia de recursos, en “La comedia de los enredos” demuestra definitivamente que no necesita gran cosa para montar un grandísimo espectáculo… todo son aciertos, e incluso lo que pueda resultar criticable acaba encajando al final… de modo que con razón se podría haber mantenido el título original de la obra, puesto que Castrillo Ferrer consigue transformar los errores o equívocos en aciertos… y todo acaba bien… ¡como en la propia obra!; tal vez este sea otro rasgo de genialidad del director.

En realidad me gustó todo de la puesta en escena: el aprovechamiento de un decorado tan simple, el uso de las sombras, los movimientos de escena… etc; No hay duda de que Alberto Castrillo Ferrer posee un gran talento, imaginación, un don para el sentido de la estética y el buen gusto. Yo personalmente, una vez más, sólo tengo alabanzas para él. Además me encanta su tradición de acabar las obras con un pequeño número musical.

Como ya he dicho, me encantó el decorado, pero también el vestuario y todo el atrezzo.

Bueno, sí que diré un defecto (pues nada hay perfecto en este mundo), la dirección de actores no me convenció en absoluto, vale, que sí, que se quiere homenajear a la comedia del arte y todo ese rollo… muy bien, pero si adaptamos unas cosas al siglo XXI, ¡adaptémoslas todas!, ¡por favor!… y es que mucho me temo, que la sobreactuación no necesariamente tiene porque ser divertida ni funcionar por defecto.

Estoy seguro de que los actores se lo pasaron genial haciendo esta obra, exagerando sin medida… lo que a veces funciona, a veces no, pero por lo general, acaba por resultar excesivo, y mermar la credibilidad y el interés de lo que vemos, pues están obligando al espectador a forzarse permanentemente, a centrarse en el texto, pues no hay verosimilitud en el actor… y eso es muy incómodo.

Por tanto, he de decir que ninguno de los integrantes del reparto artístico me impresionó positivamente (ni siquiera los que sí lo hicieron en “Perdona si te mato, amor”), creo que cumplieron con una función, creo que intentaron llevar a cabo una idea… pero que esta salió mal y no funcionó (en ello, también tiene una dosis de culpa importante el director, indudablemente), y en consecuencia, sólo ves a unos actores, sobreactuando constantemente, pretendiendo con ello resultar cómicos, lo que, a veces resulta, y otras no.

En definitiva, esta producción de “La comedia de los enredos”, sin duda tiene errores y equivocaciones (algunos de ellos sumamente importantes), pero consigue disimularlos muy bien, y en ocasiones, hasta convertirlos en virtudes; de modo que, yo no se la recomendaría a un purista de Shakespeare o del teatro clásico, pero sí a todo amante de las típicas comedias de enredos (al final, va a resultar que le cambiaron el título del modo más adecuado), y en general, a todo aquel que quiera divertirse en un teatro sin darle más importancia a lo que ve.


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