Crítica la dama de hierro (2011), por albert graells

"La dama de hierro", dirigida por Phyllida Lloyd ("Mamma mia!"), es un biobic de Margaret Thatcher (1925-2013), a quien Lloyd ensalza como poco más que una heroína. El guión de la película parece escrito por Pilar Urbano, porque le lame el coño a Thatcher con descaro, de la misma manera en que el tío Paco fue ensalzado de semidiós en "20-N, los últimos días de Franco".
En los años 30 el documentalista estadounidense Russell Palmer estaba muy interesado en lo que sucedía en la política española, por lo que se fue a vivir a Málaga. Cuando empezó la Guerra Civil decidió documentar el conflicto y rodó un documental en color titulado “Defensores de la fe”, dónde claramente se posicionaba a favor del bando franquista, llegando incluso a mentir y a manipular hechos para justificar los actos de la rebelión militar golpista. Eso es algo que no se debe hacer nunca cuando se hace una película, a modo de ficción o documental, que retrate la vida de un personaje o unos hechos históricos. Se puede ser subjetivo, pero no se puede mentir ni manipular hechos, de ahí que películas como “The fifth estate” o “The imitation game” fracasen a la hora de retratar personajes y hechos históricos, porque si se miente y se manipulan hechos entonces no se retrata bien dichos personajes y hechos históricos, porque se muestra algo que no corresponde a la realidad. Se puede tener una posición subjetiva sobre unos hechos, pero no es admisible mentir y manipular esos hechos para justificar el tener dicha posición subjetiva, y eso es precisamente lo que hizo, y no debería haber hecho, Phyllida Lloyd en "La dama de hierro".
La película comienza mostrando el día a día de una Thatcher ya anciana y enferma senil, aunque esa sujeta fue tarada mental desde siempre. Thatcher sufría de demencia senil desde 2000 y no estaba bien de la cabeza, aunque esto desde pequeña. Después la película muestra, mediante flashbacks, la juventud de la sujeta, por llamarla de alguna manera, cuando quiere meterse en política pero no puede porque es una inculta y analfabeta que no entiende de política y que lo único que sirve es para despachar en la tienda de su padre. Así que para meterse en política y empeorar la vida a los demás decide casarse con un joven de buena familia y dominarlo para lograr meterse en política.

Nada más llegar al poder en 1979 lo primero que hizo Thatcher fue descubrir públicamente la identidad secreta de un ex-espía británico sólo porque éste era homosexual, mientras que por otro lado escondió al conocimiento del pueblo británico la colaboración del abdicado y fallecido rey Eduardo VIII con la Alemania nazi y su correspondencia personal y amistosa con Hitler, a quien le pedía bombardear Gran Bretaña y ayudarle a destronar a su hermano para volver otra vez al trono. Y eso Lloyd no lo muestra en la película ¡Cómo para no mostrarlo! Es como si en “Nixon” Oliver Stone hubiese obviado todo lo del caso Watergate. A Lloyd le gustará mucho Thatcher y tendrá fantasías con ella y le parecerá una heroína y todo lo que ella quiera, pero si Thatcher hizo algo que estuvo muy mal no lo puede obviar, tiene que admitir y aceptar que hizo algo que estuvo muy mal (muchas más cosas mal que hizo), y si aún así Lloyd la sigue adorando y admirando a pesar de lo mala que fue, entonces el problema es suyo, no de la verdad. Lloyd debería haberse corregido ella en vez de corregir la verdad, hubiera podido hacer entonces una mejor película. Puede haber ética sin buen arte, pero no puede haber buen arte sin ética.
Al final Thatcher tuvo que dimitir en 1990 por su muy mala fama de tirana déspota, por decirlo en palabras amables, que se ganó en todas partes, lo que no ayudó el hecho de que Tatcher insultara y faltara el respeto a sus compañeros de gobierno, que instaurase un régimen de recortes sociales y laborales en derechos sindicales y salariales que agravó considerablemente la economía británica, o que la cagara de cojones en la guerra de las Malvinas, actuando militarmente de primeras sin dar oportunidad a la diplomacia de evitar centenares de muertes, entre ellas las de civiles.

La película está mal dirigida, mal escrita, mal fotografiada y mal montada. El montaje es un completo desastre, mezclando planos, y los desorganiza de una manera tan mareante que marea al espectador y lo confunde. El director de fotografía, Elliot Davis (el director de fotografía de peliculones como "Crepúsculo", "Una rubia muy legal 2" o "40 días y 40 noches"), parece trabajar como si tuviera la misma demencia senil que Thatcher, mezclando planos clásicos y sobrios con planos de cámara al hombro, zooms hacia adelante y hacia atrás como si fuera "No sólo música", y planos totalmente desenfocados; no deja la cámara quieta ni en los plan fijos, es como si no tuviera ni puta idea de cómo encuadrar con la cámara. No se puede mover la cámara de manera tan exagera, porque el espectador se da cuenta de que hay una cámara que está grabando lo que él ve y el espectador desconecta de la historia. Esto lo enseñan en primero de cualquier cosa. La combinación del mal trabajo de fotografía y de montaje saca al espectador de la película.
Lo único bueno que se puede decir de "La dama de hierro" es que los actores hacen un buen trabajo, en especial Jim Broadbent y Meryl Streep, que recibió un merecido Oscar por su interpretación en esta película. Y el trabajo de maquillaje, que también recibió un Oscar, es asombroso.
Mi calificación es: