Críticas Cinéfilas (128): Capitán América

Capitán América

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Esta semana se estrena la película del vengador de las barras y estrellas, película que cerrará el preludio de lo que tiene que ser el año que viene el gran proyecto cinematográfico de los héroes más poderosos de la tierra. Por ello, hoy hablaremos de otra incursión en el celuloide del Capi que, aunque parezca mentira, no es tan antigua.
Durante la II Guerra Mundial, los alemanes perfeccionaron un suero para convertir a sus soldados en superhombres con una agilidad y fuerza sin igual. Pero la doctora Vaselli, que poseía la formula de dicho suero, deserta a causa de la horrible crueldad de los nazis, y ofrece la fórmula a los Estados Unidos, recién entrado en la guerra. Un joven llamado Steve Rogers es elegido voluntario para someterse al experimento del primer supersoldado. El experimento es un éxito, pero un infiltrado nazi dispara a bocajarro a Vaselli y la fórmula desaparece con ella. Steve Rogers se convierte, pues, en el primer y único supersoldado americano.
Al otro lado del océano, en territorio nazi, otro supersoldado con el que experimentaron poco antes de la huida de la doctora Vaselli, conocido por muchos como Cráneo Rojo, está sembrando el terror en las filas enemigas. Steve Rogers, ahora llamado Capitán América, es enviado para intentar detenerle. Sin embargo, fracasa en su intento y es capturado y atado a un misil, que lo transporta hasta la Antártida y allí queda congelado y en estado de criogenización.
A principios de los años 90, un grupo de exploradores descubren el cuerpo congelado del Capi y este despierta de su estado de muerte en vida. Lejos están los años 40 en los que se crió, y un futuro-presente totalmente desconocido asoma para el veterano de guerra. Aunque quizás no tan desconocido, ya que un viejo “amigo” sigue haciendo de las suyas: Cráneo Rojo.

El Capitán América y Cráneo Rojo, frente a frente.

Todo cuanto conocemos (los más fans del personaje) del origen del Capitán América está concentrado en los primeros 20 minutos de la película. Y después llega la parte del presente, la cual tampoco se escapa de velocidad. El principal problema de la cinta es que un argumento se pisa a otro y deja inconcluso el anterior, por lo que se abren diferentes vías que en realidad no van a ninguna parte. Y además, por si el fallo de guión no fuera poco, las tomas y los actores tampoco son para tirar cohetes.
Realmente, debido también a su bajo presupuesto, esta película queda a la altura de producciones de cine B más típicas de nuestra ya conocida Troma, aunque ellos las hagan así a propósito. Una película olvidable, que esperamos sea relegada por la nueva.
¿Sabías que en su primera fase de producción se pensó en Val Kilmer o Arnold Schwarzenegger para el papel del Centinela de la Libertad?