Crónica Berlinale 2012: "Aujourd'hui" memorias de África

Inauguramos la sección oficial con "Aujourd'hui", la segunda película de Alain Gomistras debutar con el sugerente título "Andalucía". Si en su ópera prima nos hablaba de un joven francés de origen magrebí que vive en la periferia de París y que sueña con distanciarse de su mundo y viajar a Andalucía, ahora lo hace de un joven senegalés que por misteriosos motivos regresa a su Senegal para morir tras emigrar a América, rompiendo así, por segunda vez, con los moldes a los que el cine sobre inmigración africano más encorsetado nos tiene habituados. Lástima, el riesgo no siempre viene acompañado del éxito.

¿De qué va?

Hoy es el último día de su vida y lo sabe a pesar de encontrarse más fuerte y saludable que nunca. Aún y así, Satché acepta su prematura muerte caminando a través de las calles de su Senegal y encontrándose con su pasado como si fuera la última vez que se reencontrará con él: la casa de sus padres, su primer amor, sus amigos de la juventud o su mujer e hijos, escuchando de todos ellos una y otra vez el mismo reproche: ¿por qué no te quedaste en América donde seguro, tendrías un futuro por delante? Pregunta  a la que nunca tendremos respuesta mientras Satché se enfrenta a los últimos momentos de su vida envuelto en el más absoluto temor pero también invadido por un curioso sentido de la diversión.

¿Quién está detrás?

El realizador de origen franco-senegalés, Alain Gomis, presenta en la Berlinale su segunda película.

¿Quién sale?

El actor y músico, curiosamente, de origen americano, Saül Williams.

¿Qué es?

"Naufragio" + "Mi vida sin mí" + "Todo en un día"

¿Qué ofrece?

Atrevida si, herrática también. Cierto es que "Aujourd'hui" sorprende a la hora de darles una sorprendente vuelta de tuerca a los desgastados tópicos  del cine africano para hacerlos suyos ofreciéndonos el último día del resto de la vida de Satché, una misteriosa condena a muerte enfocada desde la tristeza existencial que una muerte anunciada puede conllevar, pero también de una desbordante  (aunque momentánea) alegría cuyos destellos llegan a sorprenderme gratamente. Pero cierto es también que su atrevida propuesta no viene acompañada de un necesario empaque narrativo. Su carácter místico y el sugerente distanciamiento que mantiene sobre el espectador termina por cavar su propia tumba, provocando que sentados en nuestras butacas deambulemos a través de su supuesta historia del mismo modo que lo hace Satché en la película. Y al igual que el protagonista, acabamos condenados a una muerte anunciada merced de su superficialidad y el divagar de unos personajes ante los que no empatizo ni tampoco acabo por querer hacerlo. Lamentablemente, su frágil hilo narrativo acaba anteponiéndose a la colección de momentos imaginativos con los que trata de sorprender a través de su naturalismo poético, pero nunca llega a profundizar en su historia. El misterio finalmente queda sin resolver, desgraciadamente, tampoco tratamos de hacerlo una vez acabado el día de Satché en "Aujourd'hui".