Revista Cultura y Ocio

Crónica: Bunbury 1/02/2012 – La Riviera (Madrid)

Publicado el 04 febrero 2012 por Nglm

Crónica: Bunbury 1/02/2012 – La Riviera (Madrid)Noche de estreno en la Riviera, acompañado de ‘Los Santos Inocentes’, Bunbury, presentaba su séptimo disco “Lincenciado Cantinas”. Puedes amarlo u odiarlo, aplaudirlo o abuchearlo, alabarlo o criticarlo, pero después de tantos años de carrera, sigue sin causar indiferencia. Con sus virtudes y sus defectos, su éxito más allá de las fronteras se consolidó el miércoles con una actuación impecable.

Ya nos lo advertía, iba a ser una noche de cantinas, revolucionaria y melancólica. En una Riviera cálida, completamente entregada a él, empezaba el repertorio de su último disco, “El mar, el cielo y tú”, “Llévame”, “Mi sueño prohibido” y “El solitario”. Entre cánticos que proclamaban a los cuatro vientos su nombre, con “La señorita hermafrodita” viajábamos de México a ninguna parte.

Su repertorio emblemático continuaba, sonaban acordes de acordeón y llegaba así “El extranjero”. Sus aires de grandeza no le impidieron ceder el protagonismo en el estribillo, un estribillo, que hasta el más despistado conocía. Pese a echar de menos “Porque las cosas cambian”, “Hay muy poca gente” o “Apuesta por el Rock and Roll”. No faltaron “Ódiame”, “Las consecuencias”, “El anzuelo” o “No me llames cariño”, era el momento íntimo, relajado, quizás, el momento melancólico de la noche.

Un invitado especial, el ex componente de Le Punk, Alfa, saltó al escenario para ayudar a Enrique con “Ánimas, que no amanezca”. Cómplices, interpretaban una canción con toques de ranchera, una canción, con la que nos adentrarnos de lleno en la cantina. Uno de los sellos de identidad que definen el sonido de este último disco, sonido a amor por Latinoamérica, sonido, de sus últimos años vividos en Texas. Ni que decir tiene, que nos hubiera encantado contar con la presencia de Nacho Vegas y haber escuchado “El tiempo de las cerezas”.

Tampoco faltaron grandes éxitos como “Sácame de aquí”, “Que tengas suertecita” y “El día de mi suerte”. Y cómo antes de la tempestad llega la calma, antes de tocar “Sí”, una de las canciones más aclamada de la noche, sonó “De todo el mundo”.

Salieron del escenario con una presentación merecida. En la percusión, Quino Béjar. El motor, en la batería, Ramón Gacias. La bendición, a los teclados, Copi Corellano. En el contrabajo y bajo, alma gemela de Bunbury, Robert Castellanos. En las guitarras, artífices de los solos que ponen los pelos de punta, Jordi Mena y Álvaro Suite. Estos son sus santos, unos santos que no podrían realizar mejor la inocentada. Poniendo su voz, él, no podía ser otro, “El hombre delgado que no flaqueará jamás”.

El alma de poeta resaltaba en los primeros bises, “Irremediablemente cotidiano”, “Cosas olvidadas” e “Infinito”, un alma, que seguramente sea uno de los motivos por los que vuelve a estar nominado en los XIII premios de la música Aragonesa. Un alma, que mueve a público de todas las edades.

A pesar de que los segundos bises empezaron con “Nunca se convence a nadie del todo de nada”, Enrique no quería despedirse sin antes difundir su discurso revolucionario. “Gracias por venir, pues hoy es miércoles, algunos no cobraron porque no les pagaron, otros están en paro… ganó Rajoy… peores circunstancias no pueden ser”, palabras que no carecen de razón y que le acompañaron otras como “Cuidado con atacarnos los unos a los otros y olvidar donde está el verdadero enemigo. Nuestro enemigo no es ni el PP ni el PSOE, son mindundis con alguien más arriba que nos está jodiendo la vida. Y no me dedico sólo a cantar porque estamos en un momento en el que todos tenemos que decir lo que queramos”.

Después de dos horas de concierto, dedicándonos las últimas líneas con “…Y al final”, se despidieron hasta el viernes. Son todavía tres las fechas que quedan para disfrutar del directo de Bunbury y su banda en Madrid. Puede que ames o que odies a Enrique, pero su concierto, no te dejará indiferente.

Foto | Rocío Vega


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