Revista Cine

Crónica Donosti 2011: Viaje al fondo de una mente enferma

Publicado el 18 septiembre 2011 por Fimin

Se llevó el Premio al Mejor Director en el pasado Festival de Sundance y se alzó el Premio de la Juventud en la sección Un Certain Regard del reciente Cannes teniendo en ambos certámenes el honor de ser una de las películas más unánimemente alabadas por la crítica. Razones más que suficientes para que la Fox se haya hecho con sus derechos de distribución internacional y para que San Sebastián no pase por alto la oportunidad de brindarnos una de las propuestas festivaleras más atrayentes de la temporada. Hoy llegaba el día para "Martha Macy May Marlene," un vertiginoso viaje indie al fondo de una mente enferma.

¿De qué  va?

Atrapada por dolorosos recuerdos y una incesante paranoia, una mujer interiormente devastada lucha por reasimilar su propia vida con su familia tras sufrir los abusos de una secta.

¿Quién está detrás?

Significa la ópera prima de Sean Durkin, productor de la estimable "AfterSchool."

¿Quién sale?

La hermana menor de las 'encantadoras' gemelas Olsen ("Padres Forzosos") y el recientemente nominado al Oscar John Hawkes.

¿Qué es?

Winter's Bone + Cisne Negro

¿Qué ofrece?

Gran parte de los grandes títulos que el panorama indie norteamericano nos está ofreciendo en los últimos años destaca por su novedosa austeridad y extrema aspereza, tanto a la hora de trasladarnos una historia y construir sus personajes como  al escenificar en pantalla su paisaje. Lo han logrado con gran atino propuestas como "Ballast," Wendy & Lucy" y el pasado año "Winter's Bone," quien incluso llegaba a encumbrar la cima  de Hollywood pisando la alfombra roja con 4 nominaciones. Pues bien, la mirada que Sean Durkin nos presenta este año con "Martha Macy May Marlene" se cuela en esta selectiva fiesta  privada con el pequeño (gran) distintivo de hacerlo sumergiendo  de lleno el relato en el aspecto psicológico de un personaje principal que  con permiso del director se proclama en rey absoluto de la función.

Así es, mostrándose frágil y aterrorizada desde la primera a la última escena, Elizabeth Olsen impregna de un desasosegante y afilado mal rollo la incómoda pero estimulante ópera prima de Sean Durkin, un nombre cuya pista segurimos de cerca visto el asombroso aplomo mostrado tras la cámara a la hora de modular el in crescendo de una compleja trama que reconstruye de forma no lineal el perturbador desequilibrio mental que sufre nuestra fustigada protagonista a partir de fragmentos de los brutales traumas sufridos. Todo un logro.


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