Revista Cultura y Ocio

Crónica HispaCón 2023 (Parte 1)

Publicado el 27 octubre 2023 por Laura Coll Rigo

G y yo hemos ido al Celsius 232 dos veces y ambas han sido muy gratas experiencias. Compramos muchos libros de segunda mano (¡viva la caseta de segunda mano!), desficcionalizamos a autores y conseguimos varios libros firmados, pero las charlas, pese a tratar temas interesantes, iban dirigidas a un público medio, por lo que nos sabían a poco. Además, es un festival más centrado en presentar libros y dar a conocer a autores que no en reflexionar sobre literatura. Por eso, este año decidimos hacer algo distinto (tampoco TAN distinto, ni que hubierais montado vuestro propio festival), a ver si encontrábamos conferencias en lugar de charlas, y fuimos a la HispaCón 2023, en Zaragoza. Nuestro plan es ir también al Barcelona 42, pero no creo que nos sea posible debido al trabajo. 

Más allá de la crónica que hice con Patt sobre la Book Con BCN en 2019, no me he vuelto a animar a escribir algo así porque conlleva mucho trabajo (también narraste tu viaje por Madrid y sus librerías. Cierto). Es más, esta entrada solo la hago porque Omaira me ha insistido mucho, pero lo cierto es que ya me empiezo a sentir apabullada ante todo lo que tengo por escribir y me preocupa que os dé demasiada pereza leerlo. 

Ya tengo el guion con todo lo que quiero contaros y me parece que dividiré esta entrada en dos, para que tengáis tiempo de asimilarlo. Hoy os hablaré de recomendaciones de alojamiento y restaurantes en Zaragoza, de los libros que compramos (y dónde) y también comentaré en general mi opinión sobre la HispaCón, mientras que en la segunda entrada hablaré en detalle sobre las charlas (al final la mayoría eran charlas, no conferencias) a las que asistí.

Redoble de tambores... ¡EMPEZAMOS!

RESTAURANTES Y ALOJAMIENTO

Crónica HispaCón 2023 (Parte 1)
Nunca había estado en Zaragoza y desde que he ido, valoro un poco más la belleza de nuestra isla. Es cierto que los edificios compartían una misma estética de pisos protegidos, todos con fachadas de pequeños ladrillos anaranjados, pero la zona industrial y su fealdad asociada es enorme (la mitad del recorrido que hicimos desde el aeropuerto era zona industrial). Como en Mallorca, no había mucho verde, pero tenían bastante vegetación sembrada para intentar dar el pego. Vale, como toda ciudad, admito que tenía sus partes bonitas, pero una de ellas no era el Ebro, también llamado río Ankh. No sé, cuando a un niño de cinco años le dicen que dibuje un río, suele pintarlo de color azul, no marrón. Siento que he vivido engañada toda mi vida.
Crónica HispaCón 2023 (Parte 1)
Cruzábamos el río cada día para ir al hotel, que estaba a unos 25 minutos a pie (velocidad Google Maps) de la plaza Ariño, donde se celebraba la HispaCón. El hotel era el B&B Hotel Zaragoza Plaza Mozart y es muy recomendable si buscas un lugar donde dormir mientras estás en la ciudad. No es de esos hoteles en los que te gustaría quedarte a vivir ni encerrarte a pasar las vacaciones, pero era acogedor, limpio y el personal era amable. Lo que más nos gustó fue que la máquina de café (y chocolate, importante) era gratis (pero no tenían dispensadores de agua ·-·). El desayuno era un robo (8€), pero si te quedas pocos días y pedías que en ese tiempo no limpiaran tu habitación, te daban un desayuno gratis (solo uno, así que si sois dos personas, la otra se quedaba mirando). 

En realidad, eso era lo único caro, porque en general, los precios de Zaragoza me han parecido de risa en comparación con Mallorca. ¿Cuánto os suele costar a vosotros una hamburguesa? Aquí el precio medio es de 12 €. Por eso, flipé cuando vi que en el restaurante Las Torres las hamburguesas completas costaban 5'50 € y dobles, un euro más. Incrédulos, nos pedimos unas patatas bravas, una hamburguesa con patatas cada uno y la mía, además, era una hamburguesa doble black angus (por el ridículo precio de 9'50 €, lo más caro de la carta). ¿Resultado? Me sobraron las bravas y la mitad de la hamburguesa (me la comí al día siguiente, para merendar). Estaba todo riquísimo y el lugar es muy recomendable, así que no os dejéis engañar por los precios bajos porque es de tanta calidad que sus hamburguesas han ganado varios premios.

Otro sitio al que fuimos, no de tanta calidad, pero de cocina muy familiar y precios asequibles, fue La Comidilla. Lástima que estuviéramos demasiado cansados como para valorar adecuadamente la comida. Más caro, pero también muy bueno, fue el Café Buenos Aires. Además de ser una cafetería, sirven unas costillas de cerdo asadas que se deshacen en la boca.
Crónica HispaCón 2023 (Parte 1)
El resto de días fuimos a la Tagliatella, que tiene unos precios desorbitados por algo que no vale ni un duro, y de tapeo. Pese a que esto último es muy español, yo no lo había probado nunca; ir de tapas en Mallorca es el equivalente a ir a comer paella en Francia: no saben. A ver, saben que los turistas pagarán cualquier precio por algo que lleve la etiqueta de "tradicional", por lo ni se esfuerzan y ofrecen productos ultracongelados de supermercado. Por eso, no me cabía en la cabeza pagar 3 € por una croqueta. ¿Y qué pasó? Pues que solo me pude comer dos, porque quedé empachada. Todas las tapas me parecieron riquísimas y hubiera repetido para probar otras si no hubiera sido por el ambiente. Lo he intentado y he descubierto que esto de ir de tapas no es lo mío, al igual que no me siento cómoda yendo de pubs; era exactamente el mismo ambiente: gente apiñada, música estridente, gritar para hacerte oír, comer de pie,... Demasiada gente, ruido y estrés. Estuvimos deambulando por la calle de la libertad y colindantes y no sabíamos muy bien a donde ir porque todo nos parecía un poco lo mismo. Puedo entender que haya gente a la que le guste sentirse perdido entre la multitud, pero yo prefiero conversar y eso era imposible. 

LIBROS COMPRADOS

Os prometo que nuestra intención no era comprar libros (ya, claro). De verdad de la buena. Sí, me hice un mapa de librerías de segunda mano, pero solo eran cuatro (a ver, en compración con lo de Madrid, es cierto que no es nada). Y sí, G empezó a buscar sus pendientes en Wallapop Zaragoza (y a raíz de eso, lo hice yo también), pero era poco probable encontrar nada. Y no había caseta de segunda mano. ¿Que por qué llevábamos una maleta de 20 kilos para cuatro días? Bueno, tras nuestro viaje a Madrid, solo por si acaso. Y suerte de nuestra previsión, porque nos hemos llevado un total de 20 libros. ¡Pero entre los dos! ¡Y tiene su justificación!
Crónica HispaCón 2023 (Parte 1)

Para empezar, nada más más llegar al hotel, ya nos esperaba un paquete con seis libros de segunda mano que G había encargado a la librería Cyberdarkasí nos ahorrábamos los gastos de envío (¡eran como 20 €, mientras que para la Península, solo 6 €!). De esos libros, el único que me interesaba a mí era Solo acero, de Richard Morgan y uno de SapkowskiTanto el jueves por la tarde como el viernes por la mañana, antes de que empezara el festival, fuimos a librerías de segunda mano (pero sin intención de comprar libros, claro, solo para mirar). Las dos Re-Reads eran pequeñitas, bastante olvidables y con pocas cosas interesantes. Solo compré en una de ellas el libro de Yo lloré con Terminator 2 (relatos de cerveza-ficción), de Carlos Salem, un autor que me gusta. Otra de nuestras paradas era la librería Aida Books, que nos había maravillado en Madrid (y tanto: querías quedarte ahí a vivir). Bueno, pues se nota que Zaragoza es una ciudad más pequeña, porque la tienda ha encogido en consonancia: era del tamaño de una caja de patucos. Al entrar, buscamos la puerta que llevaba a las otras salas, pero es que no había otras salas. Ahí compré El atlas de las nubes, de David Mitchell, que casi se me pasó por alto. Por el camino, tropezamos con la Librería Cinegia, que se ha convertido en una parada obligatoria si volvemos algún día. La vi por Internet y la descarté, porque creía que solo vendía libros antiguos, pero nada más lejos de la realidad. Solo compramos El caso Jane Eyre, de Jasper Fforde y El libro de Sarah. El capítulo perdido, de Vicente García, pero me gustó mucho pasear entre sus estanterías, porque había libros que no suelo ver de segunda mano.Por último, tras patearnos media ciudad, llegamos a Tabook fue bastante decepcionante. El espacio era muy grande (cabían cinco Aida books ahí dentro, con sus respectivos almacenes), pero no había ni un libro interesante y estaba todo muy desorganizado, con montones de libros por el suelo. Para superar el mal trago, fuimos a Gran casa, a por lo seguro. Es un centro comercial muy popular en el que no hay ninguna librería de segunda mano, por desgracia, pero quedamos allí con varias personas de Wallapop (para ahorrarnos los gastos de envío cómo no). En mi caso, me hice con el de Moriré besando a Simon Snow (peor título en la historia de la humanidad), de Rainbow Rowell; desde que leí Fangirl, le tenía ganas.Puede que os estéis preguntando ¿Y de dónde han salido el resto de libros? Bueno, pues algunos los compramos en los puestos de la HispaCón. No eran de segunda mano, pero estaban bien de precio: yo compré el de Grumo y mosquito, de Borja Alonso Alonso, por 6€, y G el de Cosmografía profunda, de Laura Ponce (que se lo firmó la autora) y el de Canciones de amor para tímidos y cínicos, de Robert Sherman, ambos a mitad de precio. Lo único que realmente compramos nuevo fue la Guía de lectura de Ignotos Mayores, de Ferran Varela (un manual para hacer echar las cartas de una baraja que inventó el autor en El arcano y el jilguero RARO Ya, no sé si considerarlo siquiera un libro) y el juego de mesa de La danza del GohutPuede que os hayáis fijado que entre nuestras adquisiciones hay dos libros de Sanderson. Idò no nos costaron un duro. Eso hay que agradecérselo a Manu Viciano que, cual Papá Noel, vino con varios sacos cargados de libros para sortearlos entre los que asistieron a la charla sobre traducción. ¡Pero qué majo! Trajo tantos libros que, aunque los sorteamos, hubo para todos y cada uno se quedó con los que quería.

 VALORACIÓN GENERAL DE LA HISPACÓN

Organizar el viaje fue un poco un caos, porque era muy difícil encontrar la información sobre el festival. Tienen una página web, pero la actualizan con poca frecuencia o directamente no cuelgan las últimas noticias. A día de hoy, no hay una ficha y ni siquiera una lista de los autores invitados, el horario de las charlas lo colgaron una semana antes, prometieron un listado de los packs que se sortearían y no llegó, no decía en ninguna parte que para la entrega de los premios Ignotus necesitabas inscripción y que las plazas eran limitadas,...

Crónica HispaCón 2023 (Parte 1)
Toda la información estaba en Twitter, que me parece una red social fantástica para dar información inmediata, pero que es un caos para localizar información específica. Todo lo que pedía de la web, lo colgaron en Twitter o en Instagram, y claro, quedaba sepultado por las publicaciones más recientes. Gracias a la cuenta de Twitter pude leer la lista de autores invitados y sus fichas, me enteré con un par de semanas más de antelación que el viernes por la mañana y el domingo por la tarde no habría nada (cosa que me permitía gestionar el vuelo) y descubrí todo el tema del Ignotus, aunque ya llegué tarde para inscribirme.

Entiendo que todo esto lo llevan personas voluntarias, pero si tienes unos recursos, como la web, dales un uso. En mi caso, tengo cuenta de Twitter, pero hay gente que no, como G, y seguro que debían ir muy perdidas. Incluso a mí me pareció muy difícil navegar entre los 130 tuits de promoción de autores que iban a asistir y que no me interesaban.

Sí, sí, habéis leído bien, 130 conferenciantes de los que yo solo conocía a cinco o seis y de esos, solo era fan de dos (Ferran Varela y Concepción Perea). Sin duda, si algo he descubierto con este evento es que hay muchos más autores de fantasía y ciencia ficción españoles de lo que yo creía. El problema es que, para mí, invitaron a demasiada gente. El festival era desde la tarde del viernes 7 hasta el mediodía del domingo 9 por lo que, aunque parecen tres, en realidad, solo son dos días completos. ¿Cómo metes a tantos conferenciantes en un espacio tan corto de tiempo? Bueno, pues haciendo que muchas de las charlas sean simultáneas y compartidas entre varios conferenciantes.

Yo lo siento, pero a mí esto me ha parecido un despropósito: es como si se hubieran preocupado más por la cantidad que por la calidad. Es necesario que en eventos así haya algún tipo de filtro, porque en caso contrario es inabarcable. Puedo entender que haya dos conferencias simultáneas, excepcionalmente tres, por si a alguien no le interesa una, puede ir a la otra, pero la norma general eran tres, cuatro o incluso cinco conferencias al mismo tiempo. Es verdad que algunas las grabaron, pero entonces, ¿para qué me he molestado en ir? A mí me acompañaba G, así que lo que hicimos fue repartírnoslas y luego nos las comentábamos, pero había otra gente que sufría por no poder ir a todo.

A esto hay que sumarle que muchas de las charlas eran mesas redondas, como si los ponentes no supieran suficiente del tema como para manejarse ellos solos. Me gustan las mesas redondas porque fomentan el debate y se contrastan opiniones, pero había demasiadas y en la mayoría no conseguían más que arañar la superficie del tema.

Así como digo lo malo, también hay que decir lo bueno, que no soy un gremlin. Para empezar, el lugar escogido para alojar el evento, la sede del Grupo San Valero, me ha parecido fantástico. Es todo un mismo edificio, limpio, espacioso, con varios ascensores y escaleras, además de salas amplias y bien equipadas para conferencias (proyectores, butacas cómodas, aire acondicionado, tarimas, mesas y micrófonos). Es cierto que la sala Ebro parecía que estaba en medio del laberinto del Minotauro, pero tenías tiempo de ir de un sitio a otro.

Puede que la organización previa dejara mucho que desear, pero no tengo ni una queja de la organización durante el evento. Si daba tiempo a ir de un sitio a otro era porque los horarios se respetaban al milímetro: todas las charlas empezaban y terminaban a la hora, sin prórrogas, y los diez minutos de margen que había entre una charla y la otra te permitían estirar las piernas y llegar con tiempo a la siguiente sesión. Todos los ponentes cumplieron con el tiempo que tenían asignado y siempre había alguien del equipo que se encargaba de resolver cualquier incidencia.

Eso sí, esos diez minutos no eran margen suficiente como para caer en la tentación de los puestos de las editoriales. Una de las salas se llenó de expositores tanto de editoriales como de librerías con libros de todos los autores participantes. Estaba algo abarrotada, pero era bonito ver tanto libro, en especial porque muchos de ellos son poco conocidos y no suelen estar en las librerías grandes.

¿Un par de críticas constructivas para futuras ediciones? Mejorar la comunicación mediante la web, ampliar el festival un día o dos más, reducir el nombre de invitados y de mesas redondas, ofrecer más conferencias con un solo ponente que no solo hable de su libro y situar los puestos editoriales en un espacio abierto en el exterior, para que se acerquen a los libros personas que no participan en el festival. 

Por hoy creo que lo dejaré aquí. Espero que os haya resultado entretenido. ¿Alguno de vosotros fue? ¿Cuál es vuestra valoración? ¿Estáis de acuerdo conmigo? ¿Qué tal vuestra visita de la ciudad? ¿Tenéis alguno de los libros que hemos comprado? ¿Habéis ido a algún otro festival así que recomendéis?


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