Vivir en directo un concierto de LOW es sin duda alguna sinónimo de emoción. Sí, así de tajante, cualquier otro calificativo podría darse, pero si de verdad aprecias lo que está ocurriendo en vivo mientras disfrutas viéndolos y sintiéndolos, emoción es la palabra resumen que reúne todos los calificativos posibles resultantes de dicha experiencia.
Recuerdo la primera vez que los vi allá por el 2003 cuando se daban cita en la madrileña plaza de Las Ventas como teloneros de otros genios más reconocidos mediáticamente como son Radiohead. Aquel concierto que no aprecié ni disfruté como me hubiera gustado (divina juventud dicharachera) a día de hoy he tenido la oportunidad de resarcirme y de que manera.
Una vez más Heineken Music Selector ha sido el encargado de traernos a Toledo a los norteamericanos y por consiguiente los artífices de enmendar mi error nueve años atrás.
Y aunque parezca mentira, el Circulo de Arte se antojaba el lugar idóneo para reunir allí tanto a los de Minnesota como a la banda que los acompañaba (ya no tanto por sonido sino por el recinto escénico). La formación que abría para ellos era Rauelsson, el proyecto musical de Raúl Pastor que aúna intimistas sonidos acústicos y que para esta ocasión se hizo acompañar de Peter Broderick al violín, al teclado o al serrucho si hacía falta. Porque todo esto es Rauelsson, simpleza y experimentación para dotar de palabras a la naturaleza que nos rodea. A destacar su agradecimiento por nuestra atención puesta y el silencio dispensado hacia su actuación, hecho que no sucedió en su anterior entrega también como papel de teloneros en su reciente paso por Madrid.
Y llega el momento de Low… perdón, quería decir momentazo !!! Lo suyo no tiene nombre, simplemente geniales. Lo simple hecho belleza. Abrían con Sunset para seguidamente hacernos subir a los más alto con la emocionante Try to sleep y la no menos apasionante Nightingale, ambas canciones de su último trabajo C’mon donde la dulce voz de Mimi (curiosa su manera de tocar la bateria, de pie) y la de su marido Alan empastan maravillosamente.
Cambio de tercio y registro, pasamos a la oscura intensidad de Monkey (cuanto bien puede llegar a hacer un buen técnico de luces para recalcar las partes más álgidas). Silver rider, también de su disco The great destroyer, aparece galopando brillantemente al ritmo lentamente acompasado del que dotan a sus composiciones el magistral trío.
Hablar de brujas nunca resultó tan excitantemente bello, otra vez maravillosos los coros de la señora de Sparhawk en el tema Witches. Especially me (toda tuya Mimi, deléitanos por favor) es otra sentida canción de C’mon (en que estaría pensando el año pasado que olvidé incluir este gran disco entre los mejor del año ???? ) que contó con la colaboración de Peter Broderick al violín al igual que para Sunflower, más y más sutileza …..
La vista atrás nos trae un par de temas de Trust, su disco de 2002, concretamente los singles Little argument with myself con su invitación a creer y Amazin Grace; batería, bajo y guitarra creando hipnóticas atmósferas con inusual lindeza.
Words es precisamente lo que no tengo a estas alturas del concierto; con esta canción hemos llegado al punto de partida que inició Low con su primer álbum I could live in hope y que ahora nos lleva inevitablemente al final, concretamente es con Murderer como inician el término de su set principal para regalarnos esos esperadísimos bises que incluyeron $20 y Nothing but heart como cierre, para la cual invitaron nuevamente al sr. Broderick y a Raúl Pastor a interpretarla junto a ellos en un constante y progresivo increscendo musical y vocal … el deleite final.
Hora y media de emotividad y que tan bien describe la sensación que produce introducirte en el mundo sonoro de Low, una banda catalogada dentro del subgénero del rock catalogado como slowcore pero en cuya etiqueta no figura lo más importante que nos ofrecen: la más pura y bella emoción.
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