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Crónicas de viajes (I): De una fuente y un molino

Publicado el 13 mayo 2014 por Revista PrÓtesis @RevistaPROTESIS
Los placeres del amor duran solo un instante, pero sus males, toda la vida
Crónicas de viajes (I): De una fuente y un molino
Lo primero de todo, situémonos en esta ciudad alemana, Núremberg. Lejos de esta calle Tuchergartenstrasse, hay una fuente, una construcción exageradamente grande, monumental, al lado de la Torre que llaman Am Weissen Turm. A la fuente, en alemán se la conoce como Ehekarrusel. Con ella se representaron las fases por las que supuestamente pasa un matrimonio, desde la pasión inicial hasta la desaparición de la llama. Se suele cantar al amor en el arte. Curioso que esta fuente busca reavivar todo lo contrario. Ehekarrusel, es una manera divertida y ¿realista? de ver el matrimonio, basada en un poema del zapatero y escritor Hans Sachs (autor de Los maestros cantores de Núremberg). 
claro, el amor es poderoso...
Otra manera de ver el amor, muy distinta, ocurrió el día 13 de abril, a las afueras de Núremberg, en un pueblecito, Simmelsdorf, donde hay una estación de tren destartalada, con los típicos remolinos de paja y polvo del salvaje Oeste
Permitirán que pase a la primera persona para narrar este episodio. 
No había nadie allí en la estación de tren y no sabía cómo encontrar el molino de Cornelia Götz, cantante de ópera que a las seis de la tarde iba a cantar “Die Macht der Liebe”, El poder del amor.
¿Cómo llegué hasta el molino?
Vi a un hombre y una mujer con ropa de deporte que miraban el mapa de la estación, los senderos y las rutas para caminar. El hombre me preguntó que si podía ayudarme. Le dije que por supuesto que sí y la verdad es que no sé muy bien cómo, acabaron acompañándome hasta el molino. Me preguntaron qué hacía allí, les hablé de la ópera. El hombre bromeó: “¿Carmen?”. Cuando les expliqué que había venido de la ciudad, dispuesta a escuchar una tarde de música con el título Die Macht der Liebe, el hombre soltó un grito y una carcajada cargada de ironía que no se me olvidará, dijo “el poder del amor, ¿y qué te parece, es poderoso?,”, y dije, sí, claro, y se echó a reír. La mujer seguía callada, nadie se detuvo, continuamos andando campo a través. Él me dijo, que de Madrid había visitado solo el Museo del Prado. Me habló de los cuadros de Hyeronimus Bosch. Yo entonces no caía en quién era.
- ¿Cómo?, ¿Qué no sabes quién es Hyeronimus Bosch?, uno de los más grandes pintores del Gótico. (Luego caí, que es el nombre de El Bosco, pero no esa tarde, no lo sabía). 
Y llegamos al molino. Me ofrecí a invitarles a un café o algo, pero querían continuar andando. No creo que vuelva a verles, pero no les olvidaré. 
Allí estaba por fin, el molino a orillas del riachuelo. La luz de la tarde brillaba sobre la hierba húmeda, un lugar en medio de la naturaleza, un molino de agua, a las afueras de Núremberg, donde una mujer canta ópera y es molinera. 
El molino, su casa, era un lugar de cuento, un cuento que podía haber escrito HC Andersen. En realidad es cierto que HC Andersen ha escrito un cuento inspirado en esta zona, “Bajo el sauce”. Cuenta la historia terrible de un chico que enamorado de una chica, no es correspondido, y disuelve su existencia en lágrimas. En su triste descubrimiento interior, lleno de tristeza, se dirigirá desde Dinamarca a Núremberg, y aquí se queda una temporada de su vida, donde aprenderá un oficio y casi se habrá olvidado de ese amor no correspondido. Ella se convertirá en una célebre cantante de ópera. 
Tenemos en esta historia viajera que he contado tres elementos, que atando cabos se relacionan: una fuente de agua cuya temática es el deterioro del matrimonio, una cantante de ópera que vive en un molino de agua y canta al amor, un personaje de HC Andersen enamorado que recala en Núremberg. Pobre Hans Christian Andersen, quizá en su caso la falta de amor propio es lo que le llevó a recorrer tantas ciudades europeas, en busca de un poquito de reconocimiento. Pero parece que en Alemania se sintió a gusto, respetado y considerado, como el gran escritor que era.
Se puede encontrar en YouTube, uno de los temas que interpretó Cornelia Götz, Plaisir d´amour, tiene un aire parecido a Love me tender, de Elvis Presley, y está basado en un poema de Jean Pierre Claris de Florian
La letra de la canción, viene a contar, que los placeres del amor duran solo un instante, pero sus males, toda la vida.
Al final de la noche, hablé un poquito con Cornelia y su familia, decíamos que la música puede detener el mundo, y cambiarlo. Queda por saber qué opinan, las estatuas de la fuente en Am Weissen Turm.
lee la segunda entrega
Mercedes de Luis Andrés
Crónicas de viajes (I): De una fuente y un molino

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