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¿Cuándo consultar a un Psicólogo? Claves para tomar la decisión a tiempo

Por Davidsaparicio @Psyciencia

¿Cuándo consultar a un Psicólogo? Claves para tomar la decisión a tiempo

Lucas Narambuena | On 10, jul 2013

En algún punto de nuestras vidas, todos podemos sentirnos sobrepasados por la situación en que estamos y en la necesidad de pedir ayuda para resolverla. Sin embargo muchas veces nos demoramos en pedir ayuda debido a que no sabemos en qué criterios basarnos para tomar la decisión ¿Cuáles son los indicadores de que necesito consultar a un psicólogo? ¿Qué tipos de tratamiento existen? ¿Es realmente efectiva la psicoterapia? Éstas y otras preguntas respondidas a continuación.

¿Cuándo es necesario consultar a un Psicólogo?

Por desconocimiento y prejuicios relacionados a la Psicología, muchas personas aún asocian la idea consultar a un Psicólogo con el padecimiento de graves enfermedades mentales o con una falta de fortaleza para manejar los propios problemas. Esto constituye, simplemente, uno de los tantos mitos asociados a esta profesión.

En la actualidad, los motivos de consulta psicológica más comunes están asociados al estrés, ansiedad, depresión, dificultades en las relaciones familiares y de pareja, dificultades de sueño y en relación a la sexualidad. Es muy probable que todos nosotros podamos reconocernos en cierta medida en estas temáticas, ya que a lo largo de nuestra vida todos pasamos por crisis vitales que nos desestructuran transitoriamente y nos vuelven más vulnerables psicológicamente. A veces nuestra capacidad para adaptarnos es suficiente para sobrellevar una crisis vital sin inconvenientes, pero en ocasiones ésta nos sobrepasa y afecta negativamente diversas áreas de nuestro funcionamiento y nuestra experiencia emocional.

En estos momentos, un pedido de ayuda especializada puede marcar una gran diferencia. Esperar demasiado para solicitar asistencia psicológica puede agravar una situación que de haber sido atendida en su momento se habría resuelto con menor dificultad. Existen ciertos indicios que puedes tener en cuenta para saber si es necesario consultar a un psicólogo. Por ejemplo:

  • Estás experimentando una sensación prolongada de desesperanza, tristeza y agobio, y tus problemas no parecen mejorar a pesar de tus esfuerzos y ayuda de las personas más cercanas;

  • Te preocupas excesivamente, esperas el peor desenlace de las situaciones y estás continuamente con la sensación de estar al límite;

  • Tienes problemas para relacionarte y comunicarte adecuadamente con tu familia y/o pareja, o malestar en dichas relaciones;

  • Te resulta difícil sobrellevar las actividades diarias: no puedes concentrarte en tus tareas laborales o académicas y en consecuencias tu rendimiento se ha visto afectado;

  • Tu comportamiento resulta dañino para ti o los demás. Ejemplos: bebes demasiado alcohol, abusas del consumo de otras sustancias, tienes comportamientos agresivos hacia los demás, etc.

¿Cuál es la diferencia entre Orientación y Psicoterapia?

Consultar a un psicólogo no implica necesariamente iniciar un proceso psicoterapéutico. Dependiendo de la temática y gravedad del problema que el consultante traiga, el psicólogo clínico evaluará la utilización de las herramientas más adecuadas a la particularidad del caso. Algunas veces las personas no han podido resolver ciertas dificultades simplemente por una cuestión de desconocimiento o desinformación y unas sesiones de orientación y psicoeducación pueden ser suficientes para ayudar al paciente a encontrar el camino que lo llevará a resolver su conflicto. Otras veces, las dificultades se asientan en un desequilibrio más importante y se requiere un tratamiento más prolongado y un esfuerzo colaborativo entre paciente y terapeuta para resolverlo.

Veamos dos ejemplos para ilustrar esta diferencia:

Dos pacientes acuden a consulta por el mismo problema, están experimentando muchas dificultades para conciliar y mantener el sueño. El primero le cuenta al psicólogo que debido a sus dificultades para dormir por la noche, toma largas siestas por la tarde y consume bebidas energéticas durante el día; finalmente por la noche cena abundantemente y toma medio litro de vino porque el alcohol suele ayudarle a dormir. El segundo paciente no tiene ninguno de los comportamientos del primero, pero sí experimenta elevada ansiedad durante todo el día, se preocupa excesivamente por detalles sin “importancia” y no puede soportar la idea que algo no salga como lo planea, lo cual le genera un nerviosismo constante y en ocasiones incluso palpitaciones; por la noche no puede conciliar el sueño debido a que no puede frenar sus pensamientos de preocupación respecto a todo lo que tiene que hacer al día siguiente.

Más allá que el problema presentado por ambos sea el mismo, los mecanismos que lo mantienen son muy distintos. En el primer caso, el sujeto está llevando a cabo comportamientos de sueño que son desadaptados, probablemente debido a que no ha sido lo suficientemente informado al respecto y porque posee algunos mitos sobre el tema (por ejemplo, que el alcohol ayuda a dormir. Si bien esto puede ser en principio cierto, el alcohol altera los patrones de sueño haciéndolo menos reparador y provocando dificultades en el mantenimiento del mismo. Puedes ver más información sobre hábitos de sueño aquí). En este sentido, algunas sesiones de orientación y psicoeducación donde se enseñe comportamientos más funcionales sobre el sueño, se disuelvan ciertos mitos al respecto, y se evacúen dudas podrían solucionar el problema del paciente de manera sencilla, evitando que la situación se agrave y las dificultades comiencen a presentarse en otras áreas de su vida. En el segundo caso vemos que además del insomnio, el paciente presenta muchos otros síntomas típicos de un trastorno de ansiedad. En este caso, el insomnio se presenta como una consecuencia (sumada a muchas otras: ansiedad, palpitaciones, preocupación, irritabilidad, elevada autoexigencia) de una problemática central con mayor grado de sufrimiento que para resolverse requerirá de un tratamiento psicoterapéutico de mayor duración con objetivos acordados entre ambas partes que probablemente incluirán un cambio de pensamientos, sentimientos y conductas.

¿Ver a un Psicólogo realmente va a ayudarme?

Aún existe cierto escepticismo acerca de la ayuda profesional de un Psicólogo y es importante aclarar la razón de ello. En las últimas décadas, numerosos abordajes terapéuticos han sido científicamente respaldados en el tratamiento de muchas condiciones mentales. Sin embargo, a pesar de la evidencia a favor que estos tratamientos tienen, sigue siendo poca la gente que accede a ellos al realizar una consulta psicológica. Esto se debe a la existencia de una brecha entre investigación y práctica clínica, la cual, afortunadamente, se está reduciendo en las nuevas generaciones con un mayor uso de tratamientos basados en la evidencia.

Cada vez más, las investigaciones apoyan la idea de que la salud física y emocional están fuertemente vinculadas, por lo cual ver a un psicólogo puede repercutir positivamente en la salud global de las personas. En el mismo sentido, hay evidencia consistente de que las personas con problemas emocionales que tuvieron varias sesiones con un psicólogo se encontraron en mejor estado que aquellos que no fueron tratados y el 75% de ellos habían mejorado luego de seis meses de tratamiento.

En resumen, la evidencia científica es realmente fuerte respecto a la efectividad de varios tratamientos psicológicos sobre la salud global de las personas. No obstante, es necesario tomar estos datos con cautela y no generalizarlos. El asunto sobre la efectividad de la psicoterapia es un tema muy discutido y si bien la utilización de prácticas de salud basadas en la evidencia aporta ciertas garantías a la efectividad del tratamiento, también se ha visto que la relación terapéutica entre paciente y psicoterapeuta posee una magnitud considerable. No todos los psicólogos que ofrecen psicoterapia están entrenados en prácticas de salud basadas en la evidencia, así como no todos los psicólogos que están entrenados en estas prácticas son capaces de establecer una relación terapéutica efectiva. En consecuencia, no es fácil dar una respuesta a la pregunta que titula esta sección y en última instancia eso dependerá de la elección del profesional que cada persona haga.

Y tú ¿Has tenido dificultades para tomar la decisión de ir al psicólogo? ¿Agregarías alguna otra recomendación además de las que hemos dado? Cuéntanos en los comentarios.

* Te recomendamos ingresar a la web del autor: Proyecto Homine, donde encontrarás valiosa información.

Imagen: Oberazzi en Flickr

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