El principal problema que me ha causado
la lectura de Generación Hip Hop es que yo lo compré pensando más
en "Hip Hop" y el escritor lo hizo más pensando en
"generación".
El objetivo de Jeff Chang, el autor del
libro, era hacer una radiografía de la generación que vivió los años del
ascenso del Hip Hop como género musical de gran influencia artística
y social. Los problemas comienzan porque, a pesar de la innegable
influencia de este estilo, no fue un hecho de una trascendencia tal
que marcara y definiera a toda una generación. Además,
resulta contradictorio que el propio Chang defina en el prólogo a
las generaciones como formas de imponer narrativas y ,aunque útiles, ficciones al fin y al cabo.
Lo bueno, y lo malo, de Generación Hip
Hop es la gran cantidad de trasfondo histórico y social que hay
entre sus páginas. Lo contrario habría sido un error total al
tratarse de un estilo con una carga social tan marcada como ha sido el Hip
Hop. Pero al contrario de lo que se suele decir aquí es el bosque el
que no deja ver los árboles. Son necesarias más de cien
páginas, de las seiscientas en total, para empezar a ver las palabras "turntable", "breaks" o algo concretamente ligado
al género musical.
El marco temporal que cubre Generación
Hip Hop se remonta a finales de los años 40 con la construcción de
la Cross Bronx Expressway. Pasa por la Jamaica de los años 60 y 70 y
alcanza algunos hechos de finales de la década de los años 90 del
pasado siglo. A pesar de esta amplitud el grueso de lo narrado se
concentra en quince años, los que van de 1977 a 1992. Estos
representan los años que van de su nacimiento a su
consolidación como género de masas. Pero incluso dentro de este
periodo hasta mediados de los años 80 el estilo fue muy minoritario y
fuertemente ligado a minorías étnicas, no al conjunto de la
sociedad. Otra dificultad más para usarlo como definitorio de una
generación, al menos en aquella época.
El objetivo está demasiado abierto y
así en el campo de mira se cuelan diversos movimientos sociales o
varias protestas cuya relación con el Hip Hop no pasaría más que
de ser tangencial en el mejor de los casos. Pero por otra parte,
debido a la excesiva importancia que se le da a hechos periféricos,
el campo de mira es muy estrecho en otros. Por ejemplo, en el
geográfico apenas aparece nada que no ocurriera en las ciudades de
Nueva york o Los Ángeles. En el artístico sólo cuatro músicos o
bandas que reciban un tratamiento realmente a fondo: Dj Kool, Afrika
Bambaataa, Public Enemy y NWA. En cambio otros como Cypress Hill, quizá el
grupo de Hip Hop latino más importante de la historia, son
despachados en un sólo párrafo.
Quizá el problema de Chang es que su
devoción por el género le lleve a idealizarlo, tanto en influencia
como en la calidad de los valores que en muchos casos transmite. Y
puede que al final sólo sea que en el Hip Hop, aún con su
diversidad interna, la visión que acabara predominando fuera la de Wu-Tang
Clan en su canción C.A.S.H. (Cash Rules Everything Around Me).
Revista Cultura y Ocio
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