Revista Pareja

Cuando el contacto cero es imposible

Por Cristina Lago @CrisMalago

contacto cero imposible

En este blog, verás muchos ejercicios, consejos y ayudas para poder superar una ruptura. Pero entre todos ellos, el más importante y efectivo, es el contacto cero. ¿Qué ocurre cuando no es posible dejar de ver a la persona?

Las dos situaciones más habituales en las que no puede aplicarse la distancia física y emocional, son las siguientes: o bien se coincide en el mismo lugar de trabajo/estudios, o se tienen hijos en común. Otras circunstancias incluyen compartir amigos en común o tener vínculos a través de otros miembros de la familia. En ambos casos, no podremos hacer un contacto cero como tal, pero sí podemos crearnos una barrera mental. Vamos a desarrollarlo un poco más:

1) Trabajamos/estudiamos juntos.

Por mucho que sorteéis los encontronazos por las esquinas, las reuniones de máquina de café o los proyectos en común, saber que esta persona está ahí, que puedes verla en cualquier momento y que en tu imaginación está acechando tu presencia a lo documental de Félix Rodríguez de la Fuente, es, en el mejor de los casos, inquietante y en el peor, bastante desquiciante.

Se suele decir que la tecnología aísla y aleja a las personas. Sea una exageración o no, aislarte y alejarte de esta persona es lo que buscas ahora mismo. Úsalo a tu favor. En primer lugar, reduce el contacto al mínimo indispensable y si es posible, intenta resolver por e-mail las cuestiones relativas al trabajo. La comunicación indirecta ahora mismo es tu mejor amiga.

Si te lo encuentras de forma constante: ¿os acordáis de aquel viejo chiste sobre las artes interpretativas del actor Steven Seagal? Ilustremos.

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Esta es la cara que nos toca empezar a entrar cada vez que nos crucemos con nuestro ex. Un truco muy útil es evitar el contacto visual (por ejemplo, desviando o desenfocando ligeramente la vista): te resultará mucho más sencillo despersonalizar a tu ex pareja sin conectar con su mirada.

2) Tenemos hijos en común

Este caso resulta aún más complejo: mientras la anterior situación puede ser temporal, los hijos son un punto en común que nos mantiene como familia de la ex pareja, incluso a veces, a nuestro pesar. Evidentemente habrá temas que dilucidar, colegios que pagar, horarios que repartir y otras infinitas cuestiones acerca de la paternidad compartida, que no entiende de duelos, sentimientos heridos o terapéuticos contactos cero. Si el contacto resulta muy doloroso para una o ambas partes, lo más recomendable es hablarlo de manera sensata, directa y honesta con la otra persona, explicándole nuestra necesidad de reducir la comunicación a asuntos estrictamente familiares de modo que podamos asimilar la pérdida.

Evitar, siempre que sea posible, entrar en reproches, en reclamaciones y en chantajes emocionales, por ambas partes. Aprender a construirse un muro mental en el que reboten, como una pelota, todas las palabras y acciones que no se refieran a asuntos necesarios e imprescindibles, es un muy buen ejercicio.

Otra opción es solicitar la ayuda de los familiares durante esta primera etapa, de modo que podamos dosificar los encuentros o disminuir la intensidad de los mismos, al haber terceras personas no implicadas de forma directa en el problema.

Un inciso: en muchas ocasiones, la persona que deja intenta mantener un fantasma de su vida anterior, repitiendo hábitos y costumbres como un autómata en un circuito cerrado. Esto es normal y que tú también intentes hacerlo, también lo es. Puedes dejar de amar a tu pareja, pero esto no significa que no sigas sintiendo apego y cariño por el tiempo compartido, por los hijos o por la vida familiar. Sin embargo, para la persona dejada esto acaba suponiendo un carrusel de esperanzas y decepciones, subidones y bajones. La paradoja de todo esto es que buscas a la persona que te genera el dolor, precisamente porque hasta ahora, era la persona que se ocupaba de consolarte cuando algo te dolía. Y ambas cosas se contradicen, lo cual deriva en sufrimiento.

A menos que estés de acuerdo, lo disfrutes y no te suponga un daño, es muy recomendable ir poniendo límites a este tipo de situaciones, porque son confusas y nos alargan el duelo, mientras que no suponen el aumento de probabilidades para que la otra persona quiera regresar, más bien al contrario: nos colgamos el sambenito de ex parejas eternamente disponibles, lo cual, en la mayoría de las veces, sólo sirve para resultar poco atractivos y acabar sintiéndonos utilizados.

3) Otros casos

Compartir amigos suele ser un problema a la hora de tomar distancia, pues esto supondría renunciar a los planes sociales que tengamos con estas personas. En esta situación, tenemos muchas alternativas: quedar con amigos de forma separada, salir temporalmente de los grupos de whatsapp en los que figura la ex pareja, tomarnos un tiempo para movernos por otros círculos y actividades…El conflicto se presenta cuando hay cierta lucha de poder: ¿por qué le voy a subir el ego a esta persona alejándome? No olvides que alejarte lo haces por ti, porque eres una persona autónoma, que se responsabiliza por sí misma y que no puede condicionar su vida o su bienestar a opiniones e impresiones ajenas.

En resumen, el ego de tu ex es de lo último que tienes que preocuparte ahora mismo.

Conclusión: la actitud neutral, la reducción al mínimo contacto y el respeto a nosotros mismos y nuestras necesidades en este momento,  son las mejores herramientas para poder sobrevivir al contacto cero…sin contacto cero.


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