Revista Psicología

Cuando éramos reyes.

Por Saval

Mantengo el título igual porque hay que tener un respeto a los grandes. De todas maneras, creo que podríamos hablar de “cuando nos creímos reyes” o “cuando pensábamos que seríamos reyes”. Es decir, la inmensa mayoría no reinamos nunca. Pero es lícito creer que podemos serlo, o que lo fuimos o que lo seremos.

“Cualquier tiempo pasado fue mejor” es una frase bastante habitual. “Porque éramos más jóvenes…” se suele contestar. Es verdad pero no tiene que ver directamente con la edad. Tampoco voy a hablar de que el cerebro tiende a fijar los pensamientos agradables para hacer la vida más llevadera. Esas cosas influyen pero no tanto como el desencanto.

Las cosas se tuercen pronto. Cuando encuentras regalos de los reyes magos por casa o empiezas a preguntarte por qué la gente compra tantas cosas en Navidad. De niño sueñas con meter el gol de la champions o el mundial. Luego descubres que tu equipo, esa competición, ni la juega. Que la chica que te gusta de la clase siempre se va con algún macarra. Que lo que te costaba tantas horas aprender en el colegio, no lo volverás a usar. Que las colecciones de títulos que rellenan tu currículum no sirve para nada. Que ya nadie paga por trabajar. Que el alcohol es bastante entretenido pero te revienta por dentro. Que follar sin protección puede parecer mejor pero te mata. Que la comida que está buena también te mata. Que todo lo “bueno”, mata. Pero que si no escoges lo que te va a matar, acabas muriendo tristemente.

“Como todos los jóvenes yo vine a llevarme la vida por delante” (lee) y al final la vida se nos lleva por delante a nosotros. O no. Porque en otra canción parecida Loquillo decía “Cuando fuimos los mejores dejamos de ser nosotros”.

Y es que reinar, también puede ser oscuro.


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