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Cuando Grey se convierte en Paco «el Butanero»

Publicado el 25 septiembre 2017 por Alex

Cuando Grey se convierte en Paco «el Butanero»

A estas alturas hay pocas cosas que me sorprendan ya, pero por suerte todavía hay algunas cuestiones que consiguen indignarme. Una de ellas es la violencia ejercida hacia los más débiles, ya sean animales, mujeres, niños, discapacitados, ancianos o cualquier ser vivo que se encuentre en una situación de indefensión frente a alguien con más poder, ya sea esta una cuestión física o económica. De hecho, se supone que en pleno siglo XXI y con todo lo que han evolucionado la tecnología y la Ciencia, con la información que tenemos sobre los errores cometidos por nuestros antepasados, deberíamos ser mucho más abiertos e inteligentes y tendríamos que haber conseguido una sociedad más igualitaria. Pero se ve que ni somos tan listos como pensamos, ni los avances tecnológicos y científicos se reflejan en la sociedad. Y es aquí donde entran los artistas, que son los que realmente llegan al público. Ellos deberían dar ejemplo, mostrar una visión más amplia del mundo, de la vida. Pero…
Pero.
El problema es siempre ese «pero».
Si nos vamos al mundo de la música, nos encontramos con frases tan ingeniosas como «quiero ver cuanto amor a ti te cabe» y en el mundo de la pintura o la fotografía, mujeres mostrando sus cuerpos desnudos. ¿Qué pasa con la Literatura? Pues que la presencia de las mujeres es limitada a un segundo plano. Y ya, si nos ponemos a rebuscar y nos vamos a la romántica, ¡zas! Bofetón en toda la cara: secuestros, violaciones y violencia ejercida siempre sobre mujeres. Lo grave es que la mayor parte de esas historias salen de la pluma de otras mujeres.
Estos días corre por Facebook la promoción de una trilogía cuyo título es, ni más ni menos, que Secuestrada. La primera novela, cuyo título es el mismo que el de la trilogía, da voz a Nora, una chica de 18 años que es secuestrada y retenida en una isla durante quince meses. El segundo libro da voz al secuestrador y la sinopsis dice cosas como: «Puede amarme, pero no podrá cambiarme. Sin embargo, yo sí puedo cambiarla» y luego la reafirmación de que la protagonista es suya. A esto le llaman «romance oscuro», cuando de toda la vida se le ha llamado otra cosa.
Ahí, fomentando la violencia de género, animando a todos los pirados del mundo a secuestrar chicas porque se ve que todas las mujeres consideran el secuestro como un bonito romance. Intenso, pasional y con el mejor sexo de tu vida. Y todas, todas, no, pero un gran número de ellas sí. ¿Y por qué digo esto? Pues fácil: por los comentarios de las futuras lectoras: «qué buena pinta», «hay que leerlo», «este no me lo pierdo». Y claro, etiquetaban a sus amigas animándolas a leer la historia del millonario secuestrador.
Incapaz de contenerme, hice una captura y la subí en mi muro de Facebook diciendo lo que pienso sobre esto y, al hilo de lo que yo dije, Yolanda Díaz de Tuesta (autora de Trazos secretos, El mal causado, En aguas extrañas y Una mañana en el Támesis que podéis encontrar aquí) comentó que deberíamos hacer una versión corta de este tipo de novelas usando a Paco «El Butanero» , entre otras profesiones menos glamurosas que ser el CEO de una gran compañía. Yo respondí con un fragmento en tono jocoso, al cual respondió Ascen Núñez (Hacia tu corazón, Un amor a sus pies, que podéis encontrar aquí) creando al personaje femenino como una choni que nos podemos encontrar en cualquier lugar y Ana Guevara (Las orillas del pasado, que podéis encontrar aquí) imaginó el poco glamuroso viaje de la chica en el camión del butano. Porque Paco no tiene coche, tiene deudas, es rollizo, calvo y usa bisoñé, vive con sus padres en un piso de protección oficial y su habitación, donde encierra a la protagonista, es la de un adicto al porno que se gasta el sueldo en los burdeles de la zona. ¿El resultado? No había morbo, pero sí daba asco. Porque claro, el pobre Paco no era Grey, no tenía dinero para comprarle bolsos de marca a la chica, ni para encerrarla en una isla desierta, ni para comprar juguetes sexuales, ni para ir al gimnasio, ni para nada de eso que hacen los tipos de estas novelas en las que ellas se enamoran de sus secuestradores y/o violadores.
Nosotras hicimos esto en un par de comentarios con ánimo jocoso, pero quedó en el aire una reflexión: ¿qué pasa cuando Grey se convierte en Paco «el Butanero»? Pues que nadie quiere a Paco, a nadie le importa si tiene traumas que hacen que se comporte así. No, nadie lo quiere, es un «puto pervertido», un cerdo, un cabrón y un violador. Nadie se para a pensar que Grey es eso y mucho más. Sí, es rico, y se supone que tiene un trauma (tendríais que ver los traumas de los personajes coreanos, lo de los protagonistas de estas novelas es un chiste a su lado), así que se justifica todo porque tiene pasta y pobrecito, hay que cuidarlo y ayudarlo a curar sus heridas.

Cuando Grey se convierte en Paco «el Butanero»

No, no leí la trilogía, ni pienso hacerlo. Sí leí las primeras páginas de la novela en la que habla Grey, aunque no recuerdo el título. Me causó tanto asco la forma en la que él pensaba en las marcas que una cuerda dejaría en las muñecas de la protagonista, que no pude seguir. Es realmente asqueroso.
Y preocupante.
Que, en los tiempos que corren, con toda la información que hay hoy en día sobre la violencia de género, el número de muertes de mujeres a manos de los hombres (parejas, ex parejas, tipos obsesionados con ellas) y con el acceso que tenemos a las historias de mujeres que han vivido cosas terribles, todavía se escriba esta basura, tiene delito. Pero que las lectoras compren estas novelas y llamen a estas cosas «romance», es todavía peor.
No es romántico que alguien te pegue, ni lo es que controlen hasta lo que comes. Tampoco lo es que te secuestren y te conviertan en esclava sexual. Y no, que el tipo sea rico y tenga un trauma no justifica los hechos.
Sí, sé que habrá quien saque a colación el asunto de uno de mis personajes (Sakis), que consiente determinadas actitudes que nada tienen que ver con el romance. Y no lo es. Sakis acepta la situación siendo un adulto totalmente libre de decidir sobre sus acciones. Nadie lo coacciona, nadie ejerce su poder sobre él ni lo chantajea de ningún modo. Él elige ayudar a Colin y asume las consecuencias de su decisión. No es, ni de lejos, lo mismo. En cualquier caso, el que está en una clara situación de indefensión es el irlandés, no el griego.
Y una vez explicado esto para los quisquillosos, sigo con lo que estaba.
A menudo leo por ahí que «hay que dignificar la romántica», que «tenemos que conseguir que deje de ser un género de tercera». Sí, muchas autoras se rasgan las vestiduras y se golpean el pecho mientras gritan que quieren respeto. Y sí, es un género que debe ser respetado, pero hay tantas y tantas autoras —y autores, no nos olvidemos de ellos— que lo menosprecian con sus escritos, que va a ser muy difícil que algún día sea considerado algo más que «novelas para mujeres». O al menos yo no lo veré, seguro.
Alguien comentaba que el éxito de las novelas que imitan las infames Cincuenta Sombras es culpa, precisamente, de Grey y de la mema de la «diosa interior». Pero lo dudo. Esto no es más que consecuencia de lo que nos han vendido hasta ahora. Y es que si echo la mirada atrás, no puedo recordar infinidad de novelas que vendían cosas similares en un paquete mucho más aceptable —ya sabéis, rudos vikingos o highlanders en determinados periodos históricos—, pero que vendían violencia igualmente. Yo me he tragado muchas de esas historias y, en aquel momento —hace muchísimos años—, lo veía aceptable. Era una época en la que pensar que una mujer fuese maltratada era algo inimaginable. Y luego llegaron los empujones, las bofetadas, los gritos, los insultos y esa violencia invisible que solo tú y tu agresor percibís. Sí, esa experiencia y otras en las que era yo la que salía perdiendo, me llevaron a comprender que no hay nada de romántico en ser sometida, violada, golpeada o humillada, sea la época que sea. Tampoco en ser rescatada cada vez que te metes en líos. Pensad por qué.
Podría seguir diciendo mil cosas sobre el tema, pero al final acabaría repitiéndome y seguro que escribiré de nuevo sobre el tema más adelante.
Como autoras pensad un poco en la imagen del romance que queréis mostrar a las chicas que todavía se están formando, que están empezando a leer romántica y se encuentran con Grey, por ejemplo. Pensad que una cosa es que vosotras comprendáis que es una fantasía, pero que no todo el mundo piensa del mismo modo ni comprende las cosas de la misma forma.
Sí, yo también quiero ganar dinero con lo que escribo y me resultaría muy fácil escribir una novela de ese tipo, pero me niego a hacerlo. Ya bastante machismo transmito en mis novelas de forma inconsciente porque lo tengo tan metido bajo la piel como vosotras, como para hacerlo de forma consciente.
Y vosotras, lectoras, pensad un poco en lo que estáis consumiendo. Por un instante pensad que los Grey que pululan por esas novelas se convierten en Paco «el Butanero» y me contáis qué veis.
Ahí lo dejo.

NOTA: Este blog respeta mucho a los butaneros de España. La elección de la profesión ha sido totalmente aleatoria y sin pensar. No lo usamos como algo despectivo en ningún momento, bien podría haber sido albañil, pescadero, panadero, repartidor, enfermero o funcionario, lo importante era transmitir la idea de que el dinero no redime al delincuente.

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