Revista Cultura y Ocio

Cuando Kafka hacía furor. Anatole Broyard

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Cuando Kafka hacía furor. Anatole Broyard
     "Mi vida, o mi carrera, en Greenwich Village comenzaron cuando Sheri Donatti me invitó a vivir con ella. Invitar no es la palabra exacta, pero no sé describirlo de otro modo. Yo acababa de abandonar el ejército y estaba buscando un alojamiento al alcance de mis potabilidades cuando conocí a Sheri en una fiesta. Sheri me dijo que tenía dos apartamentos y, si entendí bien su manera de hablar, me insinuó que podía ir a ver uno de los dos."
     Ese libro me llamó la atención desde el primer momento, esa estética en la cubierta acompañada del sugerente título lo hacían irresistible. Por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, Cuando Kafka hacía furor.
     Conocemos a Anatole Broyard de su puño y letra, el después crítico más que reconocido y editor de renombre, nos relata en este libro lo que sucedió a su llegada a Nueva York finalizada la Segunda Guerra Mundial. Lo acompañamos en su búsqueda de vivienda, su relación con una mujer a la que no llegó a comprender pero que le marcó toda una época, la muerte de un amigo y un permanente aprendizaje.
     Es curioso como todo el mundo recuerda el París bohemio de los años 30 y parece olvidar que en Nueva York, hubo un tiempo en el que sus calles eran pisadas por Fitzgerald o Hemnigway. Y si uno quería verlos, debía de pasearse por Greenwich Village.
     Broyard se traslada a este barrio de la ciudad cuando es un joven lleno de inquietudes ansioso de conocer, comprender y vivir todo ese movimiento cultural que parecía otorgar un tipo especial de libertad a quienes formaban parte de él. Y eso es justo lo que nos relata en un libro en el que se percibe la ingenuidad aún intacta de un joven de pueblo que aterriza en un mundo que le resulta tan atractivo como intimidante. Prueba de ello es la relación que mantiene con Sheri, una mujer a la que parece llegar a idolatrar y a la que jamás comprendió ya que vivía en una nube cambiante. Pero no sólo se enfrenta a el amor y el sexo con esta mujer, sino también a la muerte de un amigo, de leucemia, que hará que se replanteé la dirección de su vida. Esta es la vorágine en la que se mueve nuestro protagonista, entre fiestas y charlas universitarias, en un entorno cambiante que hace que se sientan los reyes del mundo, los modernos, supone el lector, de aquellos años.
     Quizás la parte del libro que más nos recuerda a unas memorias estrictamente hablando es el epílogo escrito por el propio autor, que nos habla de nostalgia: de unos años, y de una época, y que nos invita a lanzarnos a ese viaje en el tiempo a una de las épocas más atractivas de la gran ciudad. En todo caso, lo atractivo del libro, es ese atractivo viaje en el tiempo que nos propone a una interesantísima época. Porque eso es en realidad este librito, un viaje en el que las ventanas son los ojos del autor, ya que si lo tuviéramos que valorar como unas memorias estrictamente sería demasiado ligero. Habla únicamente de ese momento en la vida de Broyard y las referencias a su vida anterior o posterior brillan por su ausencia. Pero como retrato de época, es paseo delicioso.
    El libro se completa, además, con el relato Retrato del hipster, escrito por el mismo autor en 1948, y que estoy segura de que logrará sacaros una sonrisa.
     Y vosotros, ¿hay alguna época socialmente interesante sobre la que os gusta leer?
     Gracias

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