Revista Comunicación

Cuando la neutralidad es un error

Publicado el 11 marzo 2012 por Solano @Solano

Este es uno de esos posts que uno no quisiera escribir nunca, pero es mi deber. Anoche no dormí bien pensando en el tema, dándole vueltas, buscando justificaciones. Unas aparecieron y otras, no.

Ayer me llegó una historia relativamente bien estructurada (originalmente se publicó en Facebook, pero ahora la encontré aquí) en la que se pretendía demostrar que un fotógrafo de El Tiempo habría elucubrado un montaje para poder hacer la foto que finalmente salió en la primera página del impreso.

Confieso que me causó una impresión muy grande, descorazonado; compartí el link en Twitter que me pasaron no menos de 12 tuiteros y recibí una respuesta de Diego A. Santos, gerente de contenidos digitales de El Tiempo en la que, además de reclamarme, compartió este video en el que se muestra al fotógrafo huyendo para salvarse del cobarde ataque de los vándalos a las estaciones de Transmilenio durante los hechos del 9 de marzo.

Inmediatamente después, publiqué el video que Diego me compartió públicamente. Ambas acciones las hice en idénticas proporciones: Sin opinar, sin agregar nada. Técnicamente, solo informé (o eso al menos creí en ese momento) al compartir esos enlaces.

No haré una defensa de mi proceder ¿Cuáles fueron mi errores? Varios a mi modo de ver luego del paso de las horas:

  1. Empecé un ejercicio de dudas a sabiendas de que no podría ver todo el material. Vi uno de los materiales al cierre de la tarde, pero tuve que salir toda la noche por lo que otros materiales no pude verlos desde mi móvil. No tuve tiempo para hacer más tareas periodísticas y eso ha debido darme la pista de no haber iniciado ningún ejercicio en ese breve tiempo.
  2. No llamé al fotógrafo para preguntarle su versión de los hechos. No tuve tiempo, pero no es excusa.
  3. En la redacción del tweet en que compartí el material decenas de veces compartido antes, las palabras que aluden presunción quedaron en mal lugar y provocaron una imprecisión semántica: “Esta es la historia en la que se presume de un posible montaje por parte de un fotógrafo en los espisodios (sic) de ayer [LINK]“. He debido ser más claro en la exposición de un “presunto montaje” y no en un “posible montaje”.
  4. Fui neutral. Sí, esa condición que la gran mayoría de veces es un atributo esencial del ejercicio periodístico, aquí me jugó una mala pasada. Desatendí la historia, la trayectoria de un gran profesional como lo es el reportero gráfico Mauricio Moreno. En el tweet anterior pude ser más contundente en mi duda y no sembrar otra como terminó quedando.

Por eso, aunque recibí un matoneo por parte de algunos usuarios, no me defenderé. Asumo el error de haber sido neutral en este episodio cuando las circunstancias de tiempo no me permitieron hacer más esfuerzo en el recaudo de pruebas y en la valoración de los argumentos. Mi neutralidad causó dolor en quienes ejercen el periodismo en la casa editorial, con justa razón (no voy a juzgar ahora sus formas ni proporcionalidad en el tono).

La paradoja es que aunque aprendí mucho del procedimiento en el periodismo con este caso, algo dentro de mí me va a exponer a futuros episodios similares: La duda. Dudar es parte del oficio periodístico porque es lo que motiva la investigación. Todo parece indicar que una duda en alguien es solo “una duda”; si yo tengo duda sobre algo podría interpretarse como “una acusación”. No es muy justo pero lo acepto como una realidad duramente aprendida. Además, tener un poco de más de seguidores en Twitter que el promedio colombiano no me hace más que nadie, ni más influyente, pero si me concede la pesada carga de tener que ser más responsable que muchos.

La garantía ahora para que no ocurra es que si no voy a tener el tiempo suficiente para valorar los elementos sobre la mesa, mejor ni extiendo el mantel sobre ella. Mi dudas metódicas tienen que ser mejor ejecutadas.

Sigo convencido de que fui mal interpretado por algunos colegas, pero admito que involuntariamente puse de mi parte con esa cadena de errores para que esa interpretación equívoca alzara vuelo.

Le ofrezco disculpas públicas a Mauricio, a los colegas que se incomodaron, a los lectores y con mayor pena, al periodismo.

Nota: Acabo de borrar el tweet no para ocultar el error que por demás, aquí sobre expongo, sino para que eventualmente más personas no lo lean sin contexto y sin la oportunidad de leer la otra versión, la real.


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