Revista Arte

Cuando la obra de arte impacta al propio artista

Por Pcastillero

Una de las mayores obras de arte de la historia: El Moisés de Miguel Ángel.

Más allá de pararnos a comentar lo que simboliza El moisés, como obra de arte en sí, o a la repercusión de Miguel Ángel como artista, uno de los más polifacéticos, respondiendo al ideal renacentista y además de los más longevos, lo que conmueve de El Moisés, además de lo evidente, es la capacidad que tuvo de conmover a su propio autor.

El Moisés fue realizado en 1905, Miguel Ángel contaba con 34 años de edad y grandes obras de artes realizadas en diversos campos. Forma parte de la colosal estructura que conforma la tumba de Julio II, aunque el El Moisés está realizado al detalle por completo, la ubicación de la figura solo nos permite ver su parte frontal, pero eso sí, a ras del suelo.

CUANDO LA OBRA DE ARTE IMPACTA AL PROPIO ARTISTA

Muchos artistas se han impresionado, embelesado, fascinado, enamorado o maravillado, ante obras ajenas, obras de otros artistas contemporáneos o no, generalmente reconocidos por la historia y con obras de arte llamadas a la posteridad.

Un autor con su obra es como un padre autoritario, es inflexible, autocrítico, siempre se piensa que se puede hacer mejor, y aunque dado el caso, no encontráramos ningún tipo de pega a la obra que realicemos, dista mucho el estar orgulloso de nuestra obra de arte a quedar totalmente deslumbrados por su perfección y belleza.

Cómo no sería la belleza de esta obra de mármol blanco cuando se presentó acabada ante su autor, que cuentan que Miguel Ángel, con el martillo que aún tenía en en la mano, golpeara a la escultura en la rodilla derecha, y con la mismísima furia que el propio Moisés se presentó ante su pueblo, Miguel Ángel le gritó “¡Habla!”

rodilla moises


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