Revista Belleza

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor del fuego

Por Negraflor @NegraFlor_Blog

Rescato este fragmento del bellísimo texto de la uruguaya Simone Seija Paseyro:

“Porque cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor “del fuego” que deciden avivar con su presencia, hay fiesta, misterio, tormenta, centellas y armonía. Como siempre. Como nunca. Como toda la vida.”

Eso es lo que hubo anoche. Fiesta, alegría. Armonía, complicidad. Anoche cené con un grupo de mujeres maravillosas. Seis mujeres maravillosas. La maternidad, la lactancia y la crianza han unido nuestros caminos; y los vínculos que hemos forjado mantienen esa unión.

Nos cuesta coincidir: es difícil cuadrar agendas cuando se trata de tantas personas (de hecho, faltaron dos compañeras): trabajos, familias, quehaceres diversos… todo eso hace que nos veamos de uvas a brevas.

Coincidimos sobre todo en los actos que organizamos: charlas, conferencias, grupos de apoyo… pero en esos momentos apenas si podemos estar pendientes las unas de las otras, porque tenemos que estar pendientes de otros asuntos… o de otras madres que necesitan nuestro apoyo.

Así que finalmente, después de una cadena bastante larga de mails, decidimos fijar fecha para un encuentro: una cena tranquila, para  poder vernos las caras, charlar distendidamente, felicitar a una de estas extraordinarias mujeres por su próxima maternidad (siendo comadrona, dedicándose a recibir bebés en la intimidad de sus hogares, ahora le llega el turno a ella), y ponernos al día.

El lugar escogido fue un restaurante hindú, en una plaza tranquila, encantadora de la pequeña ciudad en la que vivo. Buena comida, aromática, especiada -me encanta- regada con unas copas de vino blanco… y mucha co-rumiación (si quieres saber de qué hablo, léelo aquí). Se hicieron corrillos, evidentemente, hablamos de temas que nos preocupan, de cosas que nos han pasado, de planes de futuro, del día a día, de cómo hacer para llegar a todo.

Después de la cena, despedimos a una de ellas, el resto fuimos a tomar una copa; poco después de llegar al garito, despedimos a otras dos, y nos quedamos tres, tomando una copita de vino más, acompañada de un platito de carquinyolis, gentileza de la casa.

Cuando las cabezas de las mujeres se juntan alrededor del fuego

Seguimos charlando un rato, compartiendo, riendo… juntando las cabezas alrededor del fuego. Apurando las copas y picoteando… hasta que a la una de la madrugada decidimos abandonar el local. Yo, en dirección a mi casa, y las otras dos insurgentes buscando otro local donde seguir con las copas.

Tenemos que repetir. Hemos hecho el propósito. Es lo que pasa cuando estás a gusto.


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