Cuando una decision lo cambia casi todo

Hace unos días una mama  me preguntaba por el cole al que acudía nuestra chica con síndrome de down. Conversaciones de parque infantil. Al contestarla que a uno de educación especial, concretamente el que veis en el vídeo, ella me dijo que no se la veía tantos problemas a la peque, mas bien al contrario, como para tener que terminar llevándola a un colegio "de esos".  Hablé (mordiéndome la lengua, lo confieso) de la libre elección de centros, y que por eso Teresa era igual de libre que sus hermanas para acudir al centro que mejor se adaptara a sus necesidades. Aquí no existe el  políticamente correcto. 
Desde que "sufrimos en nuestras carnes" que inclusión e integración son palabras muy bonitas en la teoría pero muy difíciles de cumplir en la práctica. Desde que comprendimos, que ir a un colegio especializado en personas con discapacidad intelectual no es aceptar que tu hija es retrasada, sino que presenta dificultades que necesitan un trato especial, todo ha sido para mejor. Y a esto hay que sumar que  este proceso nos pillo ya muy cansados.
Siempre he dicho que no sera la protagonista de este diario la que tenga que dar ejemplo para nadie, la que sea abanderada de nada, que ella sera Teresa, una maravillosa criatura con síndrome de down que ha encontrado su sitio. Feliz, contenta y satisfecha con su existencia. Y parece que sera en la educación especial donde mejor se encuentre.
En su cole no aprende a sumar 2+2 porque si. Ese 2+2=4 se resuelve con sentido común, todo tiene un fin, todo sirve para algo. Autonomía, independencia, autoestima, seguridad y también conocimientos enfocados a ella y sus necesidades. No es tan malo ¿no?.