Revista Fútbol

Cuarenta y cinco minutos de bendita locura

Publicado el 22 enero 2012 por Premierlspain

Manchester City 3-2 Tottenham HotspursCuarenta y cinco minutos de bendita locuraEl Manchester City se impuso (3-2) al Tottenham tras unaprimera parte igualada y un segundo tiempo mágico en el que, alejados de corséstácticos, ambos equipos ofrecieron un gran espectáculo de goles, intensidad eintriga. Los visitantes no supieron ganar en la recta final del encuentro y unclaro penalti a Balotelli en el descuento daría la victoria a los citizens.Hay momentos en eldeporte en los que el espectador se aleja de los resultados, estrategias yrendimientos y se cobija en el mero y humano deseo de divertirse ante lo que veen la pantalla. Son instantes en los que se agradecen los errores, los giros deguión y se condena la inmovilidad. Tras cuarenta y cinco minutos de combatepsicológico, el primero y el tercero de la clasificación se decidieron adejarse llevar por el influjo más clásico de la Premier League y nos regalaronun encuentro lleno de alternativas, velocidad, espacios y goles. Hoy todosfuimos espectadores agradecidos al fútbol en el Etihad Stadium.El partido sepresentaba igualado, con bajas importantes como la de Adebayor en losvisitantes y la de Touré en los locales. Los primeros diez minutos de partidofueron un tanteo continuo en el mediocampo. El ligero dominio del Tottenham,con las ideas algo más claras, permitía ver a un Modric muy activo en laposesión y consciente de la forma de dañar al City. Algunos amagos de subida deEkotto y Walker para chequear la seguridad lateral de los mancunianos, cuantomenos cuestionable por el lado izquierdo, donde Clichy hace mucho tiempo quedejó de ser uno de los laterales de mayor rendimiento de la Premier League. Sin embargo, loslocales fueron apoyándose gradualmente en la calidad de sus puntales. Cuando elbalón está en Silva, la circulación mejora considerablemente y el equipo piensay respira mucho mejor. Entre el canario y Agüero, las ocasiones empezaron acaer del lado citizen. La falta deentendimiento entre el Kun y Dzeko provocó el desperdicio de la mejor ocasióndel principio del partido. Parece que la intuición del argentino prefiere aBalotelli como acompañante en la delantera. Lo que tiene claro es que su mejorsocio es el exvalencianista. Y es que el talento acompañado se multiplica.Hasta tres zarpazosseguidos del Kun probaron la fiabilidad de la línea defensiva del Tottenham. Elargentino estaba hambriento y los visitantes no terminaban de encontrarse. Baleandaba perdido intercambiándose de banda y lejos del balón mientras que Van derVaart y la pelota mantenían un pequeño enfado durante este período. Las líneasdel Hotspur estaban algo más atrasadas de lo que suele en una tendencia que nopodían agradecer de ningún modo sus aficionados. El aturullamiento se hizocomún a los dos equipos en los últimos minutos de la primera parte, momento enel que nadie se quería arriesgar a sufrir daños irreparables de cara aldescanso. El Manchester City estaba siendo mejor frente a un Tottenham quehabía perdido el balón y, con él, su identidad. En términos de espectáculo, laprimera parte no resultó ser lo que muchos esperaban.
El Etihad Stadiumasistiría a diez minutos más de desidia futbolística sin que nadie sospecharaque la locura iba a invadir el césped. David Silva decidió dinamitar elpartido. Cogiendo la responsabilidad del balón a cincuenta metros de laportería, metió un espléndido pase a un gran desmarque de Nasri (inédito hastael momento) que remató con vitalidad al fondo de las mallas. La depresiónmomentánea de los Spurs le supuso encajar otro gol más; tres minutos después,Lescott remataba con alguna parte de su cuerpo el córner sacado por el francésy parecía encarrilar el partido para los citizens.
Cuarenta y cinco minutos de bendita locura
Sin embargo, lamagia endémica a la Premier League hizo acto de presencia en Manchester. Unbalón largo de King mal defendido por Savic y peor entendido por Hart haría queDefoe pusiera el 2-1 en el marcador y la esperanza en los aficionados spurs. Cuando aún nos felicitábamos porla vuelta del buen fútbol al verde, el que se presentó fue el talento. Garethel grande se sacaba un magnífico disparo al primer toque para poner el empateen el marcador. Cuatro goles en nueve minutos en lo que comenzaba a ser unaauténtica declaración conjunta de los mejores valores clásicos del fútbolinglés.Cuarenta y cinco minutos de bendita locuraEl genio de Bale yla fragilidad de la defensa del City habían devuelto al Tottenham al partido.Los londinenses marcaron los goles al igual que los habían recibidoanteriormente, más llevados por la aceleración e inercia del partido que comoconsecuencia de su juego. El encuentro llegaba totalmente abierto y frenético alos últimos veinte minutos.Deslumbrados por lorápido de los acontecimientos, ambos equipos parecían algo confusos en estosúltimos instantes. El Tottenham decidió responsabilizarse del balón, alentadopor la remontada y la vuelta del genio galés; sin embargo, la determinación delManchester City con el balón era mayor. Los celestes funcionan como un motorque no necesita el máximo de revoluciones para obtener un rendimiento óptimo,mientras que los spurs acusanfrecuentemente cierta debilidad mental. El peligro del ataque citizen parecía mayor. Entre medias, elpúblico asistía a un pisotón de Balotelli a Parker que no hace más queconfirmar que su valía futbolística es inmensamente proporcional aldesequilibrio mental que padece el italiano sobre el campo.Cuarenta y cinco minutos de bendita locuraCuando todo parecíaterminado, la última cabalgada de Bale terminaba con un pase ligerísimamenteadelantado al que Defoe llegaría forzado y remataría fuera. El destinofutbolístico había concedido al Tottenham la oportunidad de conquistar el feudodel líder y los spurs no la habíanaprovechado. El carácter ganador que se necesita en el minuto noventa se mostróausente. Así que no se puede hablar de azar cuando, tres minutos después, elpartido castigaba a los de Redknapp. Un error defensivo daba lugar a un claropenalti de King sobre Balotelli. El defensa se marchaba del campo y eldelantero, que debía haberse ido en su momento anterior de enajenación, teníala oportunidad de matar al rival en el descuento. Y así fue.Webb ponía fin alpartido y, especialmente, a una segunda parte de las que dejan el mejor saborde boca que caracteriza a la grandeza del fútbol. Un compendio de goles,velocidad, intensidad y suspense que ganaron los locales, más por estar en elmomento y lugar adecuados que por merecimientos futbolísticos. Sin embargo,tampoco el Tottenham mostró su mejor repertorio e igualmente tuvo laoportunidad de dar la vuelta a la clasificación. Pero falló y el ManchesterCity no. El día en que menosvalentía había exhibido el Hotspur fue aquel en que no supo ejecutar al rivalcuando el partido se lo puso en la mano. En definitiva, mereció más la derrotael Tottenham (especialmente el planteamiento de Redknapp) que la victoria elCity en un partido brillante para el espectador y que asienta a los mancunianosen lo alto de la tabla y cuestiona la alternativa real de los spurs al encontrarse ya a ocho puntosdel trono de la Premier League. 3-2 en el Etihad Stadium.
Manchester City: Hart, Richards, Savic,Lescott, Clichy, Milner, Barry, Aguero, Silva, Nasri,  Dzeko.Banquillo: Zabaleta, Kolarov, Onijoha, Pantilimon, De Jong,Adam Johnson y Balotelli.
TottenhamHotspurs: Friedel, Walker, Kaboul, King,Assou-Ekotto, Lennon, Modric, Parker, Bale, Van der Vaart, Defoe.Banquillo: Cudicini, Dawson, Bassong, Pienaar, Kranjcar,Livermore y Pavlychenko.
Goles: 1-0 Nasri (55´), 2-0 Lescott (58´), 2-1 Defoe (60´), 2-2 Bale (64´),3-2 Balotelli (94´)(P)
Árbitro: Howard WebbJosé Manuel Portas (@JosePortas)

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