Revista Ciencia

¡cuatro años!

Por Ernesto Villodas
¡CUATRO AÑOS!  Plácido era un joven buitre leonado de la famosa colonia cántabra de Candina y que ese mismo día cumplía 4 años alejado del resto de su familia. La mayoría de las carroñeras se peleaba en ese momento con alas, picos y garras, mientras devoraban el cadáver de un corzo, muerto esa misma noche.  Plácido había comido la tarde anterior y no tenía ganas de meterse en trifulcas con el resto de buitres por unos pocos despojos y pellejos, y menos en un día tan importante para él. Estas continuas peleas forjaban el carácter arisco de su especie, y ese gesto, casi de matón de barrio, que los delataba.  Nuestro joven buitre prefería acomodarse en uno de los postes que afeaban el paisaje de la Sierra de la Vida pero que eran tan interesantes para un ave curiosa, con la mente abierta y ganas de conocer mundo.  Desde allí divisaba gran parte de las Marismas de Santoña, el castreño Pico Cerredo, y el precioso Valle de Liendo además de, lo que más le interesaba, todos sus vecinos alados y sus vidas cotidianas. Envidiaba la velocidad de los vencejos, el colorido de los jilgueros, la alegría de las golondrinas... pero él era un buitre, por favor, un poco de seriedad.
¡CUATRO AÑOS! Se le acercó el gorrión al que llamaban por su alegría Chispas. De él envidiaba su descaro y desparpajo.  El pequeño se posó a escasos dos metros de Plácido y ¡oh, sorpresa! se dirigió con simpatía al buitre al que interpeló: -¿No te aburres? -Pero, ¿cómo se te ocurre hablarme así?- preguntó anonadado el buitre, poco acostumbrado a este tipo de confianzas. -Y ¿por qué no? Te conozco desde hace más de un año y sé que eres un buen tipo, raro pero buen pájaro. -No creo que tengamos mucho de que hablar. Un buitre y un gorrión ¡Qué locura! -Pues yo creo que sí. A los dos nos gusta observar... y los dos volamos. Yo te puedo enseñar los rincones más cercanos y escondidos que a ti te resultan inaccesibles, y tú llevarme a esas altas montañas donde nunca me he podido acercar pero con las que a menudo fantaseoexplicó el pequeño gorrión entusiasmado. -Visto así...? -meditó Plácido. -Vamos, sígueme -gritó Chispas a su nuevo amigo que observó como se adentraba en un cercano maizal.
¡CUATRO AÑOS! Y así fue como Placido conoció un nuevo mundo de la mano del pequeño gorrión y, además, tuvo el placer de mostrar a Chispas la grandiosidad de las montañas y una nueva visión del mundo, desde las alturas, con una mayor perspectiva.
"No sin mis prismáticos" cumple también 4 años y su filosofía sigue siendo la misma desde que comenzó su andadura.   Mostrar, compartir y aprender del resto de aficionados a la Naturaleza los misterios y bellezas del maravilloso mundo que nos rodea y que nos hacen disfrutar mucho más, de éso estoy seguro, en nuestro efímero paso por la vida. Para ello prefiero quedarme con lo que nos une (como hacía el gorrión Chispas) y no con nuestras diferencias que, seguro son muchas, pero poco importantes.
Finalizo con las estadísticas del blog en su cuarto aniversario: 288.500 visitas, 217 extraordinarios seguidores y 712 entradas en las que he tratado de transmitir la pasión que siento por la vida y por todos sus protagonistas.
¡Muchísimas gracias por ayudarme a conseguirlo!


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