Revista Coaching

Cuatro Fundamentos para Aprender a Escuchar Mejor

Por Alberto Barbero @albarbero

auriculares

Escuchar es cuestión quizás tan básica como la de respirar o alimentarse. Está en la base de cualquier competencia o habilidad social. Casi cualquier ejercicio de coaching individual o grupal termina en el re-descubrimiento de que “hay que escuchar mejor”. Y aún así todos podemos constatar a diario que la mayoría de personas estén más centradas en hablar que en escuchar. ¿Será que pocas personas nos han escuchado bien en realidad a lo largo de nuestra vida y que por eso no hemos aprendido?

Puedes encontrar pistas para mejorar tu escucha por doquier. Aquí mismo, por ejemplo, hemos visto algunas. Y en esta ocasión quiero compartir contigo un video muy cortito que da cuatro pistas muy aplicables que todos podríamos utilizar como guía.

Cuatro fundamentos y un video clarificador

Las pocas personas que escuchan bien hacen al menos cuatro cosas que todos podemos emular:

1. Animar a las otras personas a hablar, a elaborar ideas , sentimientos y pensamientos que de otra forma se quedarían como un ruido de fondo. Y es que hoy todos tenemos la cabeza llena de “cosas” no elaboradas que dificultan nuestra atención. Hablar sobre ellas hace que nos sintamos bien y un buen escuchador facilita este proceso. Dicho de otro modo, todos necesitamos de alguien que nos anime a hablar más, que nos pregunte por el origen de lo que nos motiva o preocupa, que nos hagan ver relaciones entre las distintas cosas que decimos, etc.

2. Pedir aclaraciones sobre lo que hay “por detrás”. Al principio  es fácil que nos quedemos en la superficie de las cosas y si no hay algún incentivo es difícil que entremos en el fondo. Un amigo, sin embargo, suele hacer por ejemplo más fácil que entremos en las razones ocultas detrás de las evidencias y esto hace que una conversación llegue más adentro y vaya más allá de un mero intercambio de anécdotas o trivialidades.

3. No moralizar. Reconocer y aceptar sin valorar ya que todos tenemos nuestros límites. Sin ser vistos como jueces. Sintiéndonos cómodos para hablar de nuestro cansancio o errores, para mostrar también, si cabe, nuestra propia vulnerabilidad. Sin prejuicios, practicando una “escucha expansiva”.

4. Mostrar el desacuerdo sin ser críticos o desvalorizar a la persona. Dijo Rogers que “Para ser totalmente efectivo en la escucha activa se debe tener un sincero interés en el hablante”; y si esto es así el desacuerdo siempre será respetuoso.

Aquí tienes el video:


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