Cuidado con el desequilibrio

Hasta el momento, lo que más se ha podido ver de la Selección Argentina en Sudáfrica son entrenamientos distendidos, informales y más que nada dirigidos a la armonización del grupo de jugadores. La intención principal de Maradona es que las prácticas sean poco exigentes para no sobrecargar a futbolistas que, en su gran mayoría, acarrean una cifra altísima de encuentros disputados en la temporada -Messi, por ejemplo, tiene 58 duelos encima-. A eso apunta, supuestamente, también la decisión de no participar en amistosos (aunque había uno programado contra Emiratos Árabes, finalmente trunco) para no ser parte de la epidemia de lesiones. En principio, parece acertado, aunque se verá si no le pasa factura la falta de rodaje cuando comience el Mundial. Cuestión de decisiones: prioridad en un físico sano o en el engranaje del conjunto.

De los pocos entrenamientos destinados al trabajo táctico, Maradona, siempre una caja de Pandora, parece haber puesto en jaque su propia idea de un 4-4-2 algo rácano, con ambición ajustada y reforzado en el fondo. Había adoptado esa postura después del 1-0 a Alemania, en el que destacaba una defensa compuesta por cuatro zagueros centrales, poca salida y ataque en dosis justas. Ahora existe la posibilidad de optar por un 3-4-3, mucho más audaz y filoso, para poder utilizar tres delanteros en ataque, el rubro más interesante del combinado. La sensación es que Nigeria, Corea del Sur y Grecia no merecen tantos recaudos.

Claro que el cambio de dibujo, todavía no confirmado, implica un posible desequilibrio en algunas líneas. La defensa mantendría a Heinze, Samuel y Demichelis -el sacrificado sería Otamendi-, pero cubrirse con tres hombres es una historia totalmente diferente a tener una línea de cuatro. Son muchos más los metros que hay que cubrir, por eso, generalmente, se necesita gente veloz y con sentido de la ubicación. Ni el Gringo, ni el Muro o Micho son ágiles o rápidos. Además, se necesita tiempo de trabajo para tal coordinación. Pueden cumplir la tarea en base a su experiencia, pero no son duchos en la materia. De hecho, Samuel no la pasó nada bien actuando como líbero en Corea-Japón 2002, cuando tuvo que suplantar en esa plaza a Ayala. Son tres defensores a los que no les favorece quedar desarropados.

Jonás Gutiérrez podría desdoblarse y ser un lateral-volante, lo que implicaría que Verón tuviera que moverse un poco más al costado, con Mascherano en el centro y Di María en la izquierda. La Brujita ya no está para exigir tanto su físico y ocupar ese lugar que no reluce su mejor faceta de conductor, tal como se vio en la Copa América 2007. Son riesgos, pero son preferibles a correr antes que encarcerlar el potencial de un gran material ofensivo. De la delantera, da la sensación de que cualquier ecuación será correcta. Estará en Maradona encontrar el punto intermedio más afinado para que no se derrumbe ningún sector. Todavía no hay nada confirmado, todo sigue en construcción y son pocas las imágenes que pueden espiarse.

¿Preferís el 3-4-3 más ofensivo o el 4-4-2 para precabido para el dibujo táctico de la Selección?