Es una pregunta que muchos padres no entienden y crea mucha angustia porque piensan que algo malo ocurre con sus hijos. Los cuidados del neurodesarrollo son la base del seguimiento que realizan un grupo de personas a aquellos niños que han sufrido o tienen antecedentes, que en su conjunto hacen que a tu bebé se le dé el calificativo de "niño vulnerable" o "niño de alto riesgo neurológico". El objetivo de este grupo de personas calificadas en diversas áreas (subespecialistas clínicos y quirúrgicos, fisioterapeutas, psicólogos, terapistas ocupacionales, genetistas, trabajadores sociales, etc), coordinados por tu pediatra o neonatólogo de confianza es el realizar estudios y pruebas dependiendo de la edad y del riesgo determinado y un plan de seguimiento que permita hacer referencias oportunas a fin de poder prevenir o diagnosticar a tiempo y tomar una acción inmediata y un efecto deseado.
Entonces los padres nos dicen ¿pero si yo veo a mi bebé normal? ¿por qué debo hacer todo estas consultas y estudios?; y nosotros les respondemos: si es cierto, sin embargo deben saber que el sistema nervioso se expresa poco en los primeros meses de vida a menos que existan secuelas de alguna complicación u hospitalización al nacer; y en primer momento tu hijo pudiera parecer libre de síntomas. Muy frecuentemente no podemos predecir las futuras alteraciones del desarrollo ni el tipo ni grado de esta afectación. Algunas manifestaciones pueden aparecer o no en el momento del desarrollo que en que la conducta se tenga que expresar de acuerdo a su edad por lo que muchas funciones pudieran estar afectadas en edades más tardías incluso cuando tu hijo llegue a la edad preescolar o escolar.
¿Y cuáles son estos riesgos? los factores de riesgo denominados biológicos (prematuridad, retraso de crecimiento intrauterino, convulsiones neonatales, infecciones maternas durante embarazo, malformaciones congénitas, etc.) y ambientales (drogadicción, alcohol o drogas en el embarazo, madre adolescente, pobreza, enfermedad mental, maltrato de género). Todos estos riesgos determinan una mayor probabilidad de presentar un déficit neurológico en tu bebé y es la razón por la cual se incluye en estos programas de seguimiento.
Hablamos de intervención temprana; hay estudios que demuestran que hay intervenciones que tienen el potencial de ofrecer estrategias de bajo costo, posibles de ser llevadas a cabo y efectivas para mejorar el desarrollo de nuestros bebés de riesgo. La lactancia materna es un factor importantísimo y se asocia a un mejor pronóstico en el neurodesarrollo; otras técnicas como el método canguro, la contención manual, el posicionamiento (igual como estaba dentro de tu vientre), la estimulación oro-motora, una música suave, el control de la luz y del ruido están descritas como técnicas de esta deseada intervención temprana.
Se realizarán referencias a especialidades pediátricas que nos ayudarán a identificar y tratar precozmente las diferentes morbilidades, solicitaremos algunas pruebas de laboratorio, ecografía cerebral, estudios de potenciales auditivos; si fue prematuro lo enviaremos al oftalmólogo a fin de que valore su retina, cada acción dependerá de los riesgos identificados.
A medida que tu hijo vaya creciendo observaremos si se presentan problemas de aprendizaje, mediremos su cociente de inteligencia (CI), vigilaremos signos precoces de trastornos de hiperactvidad y déficit de atención (TDAH), déficit sensoriales específicos (visuales-motores, lenguaje) y problemas de conducta.
Muchas veces la situación es compleja, ya que, las condiciones sociales, educativas de los padres pueden afectar la aparición y permanencia de estas discapacidades; por eso es importante involucrarse, informarse, preguntar mucho y participar como familia a fin de que en equipo podamos lograr resultados satisfactorios, el trabajo en equipo es la clave del éxito.