Revista Ciencia

Cultura Biotec se va de “excursión” al Centro Nacional de Biotecnología (II) – Entrevista a Anabel Sanz, Gestora Tecnológica del CNB

Por F.guiral - S.pérez

Sara Pérez Jerónimo

Periodista

Cultura Biotec se va de “excursión” al Centro Nacional de Biotecnología (II) – Entrevista a Anabel Sanz, Gestora Tecnológica del CNB
EL CNB

Sara: En primer lugar Anabel, muchas gracias por atender está entrevista. Para empezar nos gustaría que nos contases brevemente qué es el CNB…

Anabel: La biotecnología es una rama de la ciencia que pretende entender como funciona la vida y gracias a la cual podemos descubrir y aprender muchísimas cosas.

El CNB es una entidad dedicada a la biotecnología, siempre entendida desde un sentido amplio, y así lo refleja la estructura del centro. Más de 700 personas trabajan en el centro, divididas en unos 70 grupos de investigación diferentes que cubren las distintas áreas de aplicación de la biotecnología.

Aquí surgen las ideas, la investigación y los avances. Una vez los desarrollamos, nos ponemos en contacto con los agentes que en ese momento sean más importantes para poder trasladar todo ese conocimiento a la sociedad.

Sara: Trabajas día a día en el Departamento de Transferencia de Tecnología y Conocimiento ¿Cuál es su función?

Anabel: La transferencia del conocimiento a la sociedad no es una cosa del pasado ni del futuro. Estamos inmersos en un clima muy dinámico en el que los centros de investigación como el CNB tratan de asegurar que todo el conocimiento que desarrolla, llegue de alguna manera a la sociedad, a las empresas y a las universidades. Esa es la labor esencial del departamento de Transferencia de Tecnología y Conocimiento.

Vivimos en una sociedad en la que cada vez sabemos más, en parte gracias a instituciones como ésta, que dedica sus esfuerzos a intentar que cada día tengamos más información. Cultura Biotec está muy cerca del mundo de la biotecnología, por lo que ya sabéis que la transferencia del conocimiento a la sociedad es un hecho.

PROYECTOS – VACUNA DEL VIH

Sara: Sabemos que uno de los proyectos más avanzados que se está desarrollando en el CNB es una vacuna contra el VIH ¿Podrías detallarnos algo más sobre este trabajo?

Anabel: Contar con una de las vacunas más avanzadas contra el sida, por no decir la más avanzada, es un gran logro. Tenemos muchos departamentos y contamos con algunos expertos mundiales, número uno en sus disciplinas. Entre ellos, se encuentra el doctor Mariano Esteban, una referencia mundial en biología celular y molecular, gracias a su labor y esfuerzo por entender como funciona el virus del sida u otros como la malaria.

Esta vacuna es una de las más avanzadas del mundo para está enfermedad y en estos momentos, se encuentra en fase de prueba. En enero de 2010 comenzó a probarse en hospitales como el Gregorio Marañón o el Clìnic de Barcelona, para testar que no tiene ningún tipo de efecto secundario.

A nivel internacional y gracias al apoyo de la Fundación Bill Gates, el año pasado pudo llevarse a cabo un ensayo con 16.000 voluntarios en Tailandia, donde están probando la vacuna con resultados excelentes, unos resultados que se van publicando en las revista científicas más importantes del mundo. Hoy en día toda la información es transparente y prácticamente toda se puede encontrar en la Red.

Sara: Todos esos conocimientos derivados de la creación de la vacuna contra el sida ¿pueden servirnos para aplicarlos en otros casos?

Anabel: Desde el CNB, partimos de investigaciones básicas y en la mayoría de las ocasiones modelo. De este modo, lo que aprendemos de una enfermedad puede aplicarse a otras patologías.

Contamos con un equipo de virólogos que trabajan en red y en comunicación unos con otros. Gracias al trabajo con sistemas modelo, el CNB sabe hacer vacunas y tiene las herramientas necesarias para crearlas.

Sara: ¿Cuánto pueden tardar las vacunas, desde su inicio hasta que llegan al paciente?

Anabel: El período de tiempo desde que comenzamos a investigar hasta que el producto llega al paciente es muy variable y depende mucho de factores como la financiación con la que contamos y la dificultad técnica que suponga el desarrollo del producto.

Por lo general, suelen transcurrir entre cinco y diez años desde que se inicia el proceso de investigación hasta que el producto esté disponible, ya que para que este tipo de vacunas llegue al paciente, damos cada paso poco a poco, con el rigor científico necesario y siempre garantizando que el producto llegará de forma segura y testada.

No obstante, hay enfermedades que han demostrado ser particularmente complicadas, como por ejemplo, la malaria o la tuberculosis. Si la cosa va un poco más lenta podría llegarse hasta los quince o veinte años, dependiendo de la complicación.

PROYECTOS – NUEVOS ANTIBIÓTICOS

Sara: Otra de las líneas de investigación del CNB es el reto de buscar nuevos medicamentos, como los antibióticos ¿Podrías contarnos un poco más sobre este tema?

Anabel: Hoy en día, el problema al que nos enfrentamos es que contamos con poca variedad de antibióticos, un medicamento esencial para poder controlar determinadas enfermedades e infecciones, ya que impiden que las bacterias se puedan dividir.

Ante esta situación,  una de las líneas de investigación que está desarrollando el CNB es la búsqueda de nuevas fuentes. Un ejemplo de ello es el trabajo del doctor Miguel Vicente, que estudia como se dividen las bacterias y a partir de ahí, investiga y busca un sistema que permita hallar compuestos que detengan su crecimiento. Dicho en otras palabras, intenta desarrollar determinadas herramientas que permitan crear antibióticos e identificar cual es el más eficaz.

Sara: Sin embargo, las bacterias no son sólo una fuente de investigación biomédica…

Anabel: Aunque de cara a la sociedad, algo tan simple como una bacteria pueda parecer insignificante, es un recurso de valor incalculable para la biodiversidad.

Otro ejemplo dentro de la investigación dentro del Departamento de Microbiología es el trabajo del doctor Rafael Pérez Mellado, dedicado a caracterizar poblaciones bacterianas que hasta el momento no conocemos.

Las bacterias viven en diferentes soportes y dependiendo de este factor, tienen sus herramientas para sobrevivir, capaces entre otras cosas de producir compuestos químicos para defenderse de otros patógenos. Esa batería de compuestos es una fuente para mejorar sectores como la industria y la biomedicina. De una bacteria es posible sacar una enzima capaz, entre otras cosas, de sintetizar un nuevo fármaco, de ser una fuente de ayuda en el procesamiento de residuos orgánicos o de procesar hidrocarburos y derivados del petróleo.

PLANTAS TRANSGÉNICAS

Sara: Además, el CNB también trabaja con plantas transgénicas, una de las áreas de la biotecnología más polémicas…

Anabel: Debemos partir de la idea que las plantas transgénicas no son cosa del futuro, sino del presente. Son una herramienta muy poderosa que entre otras cosas, nos ayuda a entender procesos que con otro tipo de técnicas nos llevaría años comprender.

Así, el CNB cuenta con instalaciones seguras y totalmente adaptadas para cultivar plantas transgénicas. No creamos las plantas transgénicas con un fin comercial, sino que las utilizamos como una herramienta para saber cómo funciona la naturaleza, comprender la biodiversidad y los mecanismos que controlan factores como por ejemplo la vida de una planta.

Las plantas transgénicas son un recurso que puede ayudar mucho a la sociedad. Sin ir más lejos, el agricultor le ayuda mucho saber que puede contar con un cultivo que además de conservar todas sus cualidades como fruto, le proporciona un beneficio extra, como puede ser una reducción en el gasto de agua y fertilizante, una medida que puede intentar hacer una agricultura más sostenible.

Sara: ¿Por qué la sociedad sigue temiendo las plantas transgénicas?

Anabel: Llevo más de veinte años conviviendo día a día con la biotecnología. He crecido con esta ciencia y durante más de 20 años he investigado en plantas transgénicas, por lo que puedo decir que a mi no me dan ningún miedo y nunca las he visto como un peligro.

El problema de este tipo de plantas quizás sea causa del desconocimiento técnico que aún existe en torno al tema, pero hay que intentar ser racional. Es normal que si a la sociedad le hablas de “monstruos” tenga miedo. A mi también me dan miedo y yo tampoco quiero monstruos, ni en mi vida ni en mi alimentación ni cerca de mis hijos. Sin embargo, llevo más de veinte años rodeada de plantas transgénicas y no he visto ningún “monstruo” a mi alrededor.

Una planta transgénica es como una planta normal, a la que se cambia un pequeño carácter. Simplemente le hemos puesto un nombre distinto, pero en esencia es lo mismo y no es nada nuevo, es algo que la humanidad lleva haciendo desde que existe como tal. Cuando estás en una huerta y te paras a seleccionar que vas a plantar en la siguiente estación, te inclinas por ese tomate que tiene mejor pinta, porque es más rojo o porque crece mejor… Seleccionas la planta que es mejor y al fin y al cabo esa es una de las aplicaciones de la biotecnología.

INTERÉS POR LA CIENCIA

Sara: Y para terminar, ¿qué podemos hacer para que la gente se interese por la ciencia?

Anabel: En mi opinión, a la gente le interesa la ciencia. Lo que veo en mi vida diaria es gente muy receptiva y por ejemplo, cuando llevo a mis niños al colegio, me doy cuenta que todo el mundo quiere saber cosas relacionadas con temas como el medio ambiente.

Interés no falta, es más, considero que la sociedad está hambrienta de noticias. Tal vez, una de nuestras tareas pendientes sea que deberíamos explicar las cosas de manera más accesible a todo el mundo, para que no existan dudas sobre nuestra labor, sobre todo lo que hacemos.


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