CAL 460,5 · HC 16,8 · PR 54,6 · GR 20,0 [POR RACIÓN]
Andaba yo buscando algunos de los ingredientes para mi curry, que he tomado prestado a Gordon Ramsay para #cookingthechef, en los estantes de mi supermercado asiático habitual, cuando de pronto, escondida tras varias pilas de revistas y unos botes de soja, encontré una caja… llena… de… ¡chinitos de la suerte!
Me volví loca.
De pronto la persona reposada y tranquila que soy la mayor parte del tiempo sufrió un ataque de locura temporal y se lanzó a buscar como una posesa el chinito del amor, de la fortuna, del trabajo, de la salud y el de que te toque la lotería, el de que la ropa se planche sola y el de que haya tres festivos por semana. ¡Todos!
Salí de la tienda cargada con una cantidad de chinitos que no voy a confesar aquí. Digamos solo que la muchacha de la caja me miraba con los ojos fuera de las órbitas y que cuando me fui me apuesto lo que queráis a que les subió el precio y los puso en el mostrador.
Pero… ¡es que eran chinitos de la suerte!
Una oda al consumismo más absurdo, al gasto más idiota, y a la satisfacción más boba. ¡Pero es que son tan monos!
Cuando yo era pequeña, y viví la fiebre de los chinitos de la suerte, los llevaba atados a los coleteros, a las cremalleras de chaquetas y mochilas, a todo lo que se terciara. Y no uno, como mínimo llevaba 15 o 20 en cada lado.
No os podéis imaginar el entusiasmo de niña pequeña cuando los vi. Sólo me faltó dar botes. Y claro, compré para mí, para mis amigas, y para por si acaso los perdía, que estas ocasiones no se repiten.
Porque sin un chinito de la suerte, no tienes suerte, hasta ahí está clara la cosa. Necesitas llevar uno de cada para que te pasen cosas como que te salgan dos chocolatinas juntas de la máquina, que el camarero de todas las mañanas te invite a un café, o que el autobús no se te escape en las narices.
Yo tengo un arsenal.
Os diría donde encontrarlos, pero ya no quedan. No preguntéis. Sólo digo que no quedan.
Si me queréis reconocer por la calle, llevo uno atado a la cremallera de mi mochila, otro en un tirante del bolso, y hasta el vikingo se puso uno en su bolsa con calaveras y parches heavys. Y qué mono queda.
Y soy más feliz… desde luego, con qué poco estoy contenta!
Cúrcuma, ¼ cta
MODUS OPERANDI
Antes de comenzar, haremos dos cosas: Preparar la marinada y dejar la ternera reposando, y preparar la mezcla de especias.
Para la marinada, salpimentamos la ternera en dados, y la embadurnamos con una mezcla de yogur y garam masala. Usa el yogur que necesites para impregnar bien toda la carne, serán entre una y dos cucharadas. La dejamos reposar mínimo 30 minutos, y a ser posible, toda la noche en la nevera.
Para la mezcla de especias, pondremos todas las especias en una sartén pequeña, sin aceite, y lo ponemos al fuego hasta que empiecen a tostarse y a oler realmente bien. En ese momento, las trasladamos a un mortero y las reducimos a polvo. Reservamos.
Y empezamos con la receta.
En una olla ponemos a calentar una cucharada de aceite. Mientras coge temperatura, limpiamos y cortamos la cebolla en juliana, y el ajo en láminas.
Lo añadimos a la sartén y dejamos que se cocine a fuego bajo, tapado, durante unos 10 minutos. A mitad de tiempo, rallamos el jengibre y lo incorporamos.
Añadimos la mezcla de especias a la sartén con la cebolla, y dejamos que se cocine unos 2 minutos más. En la misma olla, incorporamos el tomate triturado, el azúcar [sólo si el tomate es un poco ácido, no todos necesitan], y el caldo de carne. Añadimos también el cilantro fresco picado y una vaina de cardamomo. Si usamos chile, lo ponemos aquí [yo no usé].
Lo dejamos cocinar otros 5 minutos, y cuando la salsa tenga un aspecto totalmente integrado, añadimos la carne. Damos unas vueltas, cerramos la olla y dejamos que se cocine.
¿Cuánto tiempo? Me da un poco de reparo decir tiempos en ollas exprés porque no todas tienen la misma presión. Yo tengo una Magefesa moderna, y tarda 25 minutos, pero te aconsejo que mires las instrucciones de tu olla y te guíes por ellas, y no por la mía.
A fuego lento, en cazuela, puede tardar entre 2 horas y media y 3 horas, dependiendo del tamaño del corte y de la edad de la ternera.
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