Revista Cultura y Ocio

Curso sobre ‘Camino de perfección’- Charla 11 (Capítulos 30-32)

Por Maria Jose Pérez González @BlogTeresa

Curso sobre el libro «Camino de Perfección» de Santa Teresa de Jesús, impartido por Fr. Pablo Ferreiro OCD. Miércoles alternos, a partir del miércoles 5 de julio a las 20 h. (Argentina)-

  • Materiales del curso en este enlace
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CAPITULOS 30-32

Queda claro que la atención que pide Teresa en la oración no es una cuestión meramente intelectual: “es sensibilización interpersonal que alerte la Presencia de la otra Persona y realice la comunión con ella”. (P. Tomás Álvarez).

LA CLAVE SECRETA:

Más atención al Padre que a lo que le pedimos. Pero lo que realiza el empalme entre esos dos extremos es el recurso a la «compañía del Maestro». Compañía orante que es comunión de sentimientos con el Maestro que nos enseñó la oración. -Así que “aprender” a rezar no es apropiarse de las palabras y del contenido de la oración del Maestro, para reproducirlas ante el Padre, -Es entrar en comunión con las palabras y sentimientos interiores de Jesús. También Él las oró y las sigue orando en nosotros. «Santificado sea tu nombre. Venga a nosotros tu Reino». Ahora, Teresa lo hará con enfoque estrictamente personal:

UNA ACLARACIÓN:

Durante mucho tiempo la teología confundió el «Reino de Dios» con la Iglesia o lo redujo a la vida eterna. Aquí Teresa se aproxima más al evangelio, que la teología de su tiempo; ella habla de lo que la teología llama «reinado» de Dios en el hombre, imprescindible para que se haga presente el «Reino de Dios». Es decir, el Reino comienza en el interior del hombre, del cual brotará la acción adecuada para que el Reino se concrete en el mundo. El orante se irá realizando como persona mediante un proceso de asimilación del misterio de Cristo, especialmente por su evangelio. Este proceso culmina en la disposición a la entrega total. «El itinerario espiritual teresiano parte de la realidad, y a ella vuelve enriquecida por el matrimonio. Más aún, no hay relación con el Dios de Jesucristo sin transformación personal y sin acción… Éste es el secreto y la finalidad del camino espiritual: ayudar a Cristo Crucificado mediante la acción, y que nazcan siempre obras… nos advierte que deben ser obras hechas en servicio del prójimo» (P. Antonio Mas Arrondo).

CAPÍTULO 31 LA ORACIÓN DE QUIETUD

La oración es “trato de amistad”, aquí, en la “oración de quietud”, se experimenta como una efusión de amor del Amigo. Esta efusión de amor produce quietud, sosiego, paz en la voluntad. Es un primer paso de unión amorosa. ¿QUÉ HACER? Estas son las consignas más importantes: a) No forzar al “dador” b) Procurar soledad y dar lugar al Señor c) No preocuparse porque la fantasía y le pensamiento no acompañen la voluntad d) Disponerse a recibir más. Humildad y desasimiento. e) Obras: que el contemplativo responda conforme a la gracia que recibe f) Recordar que la oración de quietud es sólo principio de la contemplación. La oración de unión es la meta

CAPÍTULO 32 «HÁGASE TU VOLUNTAD»

Si no llegamos a una comunión profunda con los sentimientos de Jesús, nuestra oración quedará raquítica y diezmada. Decir «Hágase tu voluntad»: IMPLICA EL RENDIMIENTO DE LA PROPIA VOLUNTAD Y ADEMÁS LA TOTALIDAD DEL DON DE SÍ MISMO. «Paradigma perfecto de esta petición del Padrenuestro es la oración de Jesús en Getsemaní. Decir al Padre que se haga su voluntad conlleva la renuncia a la propia. Teresa, que desde niña se asoció tantas veces a esa oración de Jesús en el Huerto, y que tantas veces se ha estremecido al decirla también de veras, de que se trata de algo de gran envergadura, que equivale jugárselo todo». (P. Tomás Álvarez). Dos obstáculos decir “hágase” entre el miedo y la superficialidad. En este caso, Teresa prefiere que “no lo digamos”. A ella misma le costó superar estos obstáculos, hasta que pudo decir como San Pablo: “qué queréis Señor que haga”. E incluso compuso uno de sus poemas más hermosos: «Vuestra soy, para Vos nací: ¿qué queréis Señor de mí?» Para posibilitar esta donación total de sí, necesariamente ha de entrar en juego la consigna más importante de la ascesis teresiana: «la determinada determinación».

TRES ASPECTOS FUNDAMENTALES DE LA CONTEMPLACIÓN:

1) Cuando el orante ha superado sus miedos y por fin ha sido capaz de decir al Padre “hágase tu voluntad”, está seguro que no será inundado por gozos especiales. El Padre nos quiere como a Cristo y por ello nos introduce en el régimen del amor 2) Habla de la unión, en plena coincidencia con San Juan de la Cruz, esta palabra desborda el vocabulario corriente. En la unión va a suceder la santificación/divinización del hombre 3) Aquí se despliegan horizontes infinitos para la contemplación Y sigue recordándonos que aquí no hay técnicas ni méritos de los que podamos valernos para participar de esta gracia.

Curso sobre ‘Camino de perfección’- Charla 11 (Capítulos 30-32)


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