Revista Coaching

D empleado a empresario

Por Interesproductivo @RoberttiGamarra

Empleado a empresarioEn el artículo anterior abordábamos las barreras que muchas veces impiden a un empresario a optar por un puesto de trabajo. En esta ocasión nos toca invertir los papeles, y valorar las posibilidades de una persona que pasa de ser empleado a empresario, sin haber pasado por la debida formación que se le supone a una acción de estas características.
Cuando una persona desconoce lo que asume, puede adolecer de manejos básicos de gestión, como el económico, que no se adquiere de la noche a la mañana. Toda gestión relacionada con cuadrar números, requiere de ciertos conocimientos formales. Algunos no quieren reconocer esta realidad y afirman que cualquiera es capaz de controlar los flujos de gastos e ingresos, pero a la larga un mal planteamiento de los movimientos económicos acaban por llevarse por delante todo el esfuerzo y la ilusión del empresario. Por lo tanto, es imprescindible tener esa formación o rodearse de personas capaces de controlar el área económico.


No es ningún desprestigio no saber administrar un proyecto, sino todo lo contrario, debe constituir una señal para tomar medidas. Es verdad que hoy día existen muchos profesionales sumamente formados, con un curriculum envidiable, pero no existe un escenario mejor para aprender y aplicar lo aprendido que la propia experiencia sobre el terreno, enfrentándose a situaciones reales donde los errores se pagan, porque esa experiencia es la que lleva al éxito futuro.

La falta de experiencia no es un defecto, más bien constituye un aliciente para aprender nuevos procedimientos. Y la experiencia se consigue estando al frente de la acción, asumiendo los límites personales y yendo a buscar nuevos horizontes. Quien se conforma con lo que tiene cuenta con dos posible problemas, primero, nunca sabrá si al otro lado existen mejores o peores condiciones, si se crece más o menos, y segundo, a largo plazo acabará muriendo con lo puesto, porque el mundo de los negocios requiere asumir retos, adaptarse a los cambios, actualizarse, lo cual se consigue poniéndose enfrente de la acción.
No es fácil cambiar de papel, pasar de recibir órdenes a darlas. Ésta es la primera dificultad que debe superar un nuevo empresario. Porque asumir una dirección sin cambiar los procedimientos anteriores, es decir, intentar gestionar una empresa sin convertirse en empresario, dificulta exigir a los empelados el cumplimiento de sus responsabilidades, con todas las consecuencias. Un empresario deja de ser empelado y en muchos casos incluso deja de ser amigos de sus empleados, y ese es un paso que hay que dar, porque está en juego los recursos personales.
Algunos cometen el error de considerarse un experto en la gestión administrativa y asumen compromisos contractuales sin mirar sus posibles consecuencias o sin medir si el esfuerzo es proporcional al salto que se intenta. No siempre se puede invertir o gastar a ciegas, porque hacerlo aumente enormemente los riesgos a perder lo ganado. Además, cuando se realiza una acción sin haberlo planificado antes, cuando surgen las dificultades no queda otra alternativa que improvisar, y por desgracia, en los negocios cabe muy pocas veces la improvisación.imagen: @morguefile
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